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CRÍTICA

'Un nuevo mundo': La otra cara del máximo beneficio

Crítica de 'Un nuevo mundo', dirigida por Stéphane Brizé, escrita por Brizé y Olivier Gorce. Protagonizada por Vincent Lindon, Sandrine Kiberlain y Anthony Bajon. Selección Oficial del Festival de Venecia 2021.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 13 de Mayo 2022 | 09:10
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Junto con Laurent Cantet, Stéphane Brizé es uno de los cineastas franceses que mejor ha sabido realizar cine social con mirada actual. Si hace poco su compatriota ahonda en la toxicidad de las redes sociales con la notable 'Arthur Rambo', ahora Brizé cierra su particular Trilogía del Capital con 'Un nuevo mundo', que llega a salas comerciales tras su paso por la Selección Oficial de la 78ª edición del Festival de Venecia, y que muestra el lado más inhumano de las estructuras empresariales.

Un nuevo mundo

Trilogía temática, más allá de cerrar este compendio, lo interesante es que 'Un nuevo mundo' recoge varios elementos tanto de 'La ley del mercado' como de 'En guerre', los otros dos títulos que forman esta saga. En cierta forma, el papel que encarnó Vincent Lindon en la cinta en la que interpretó a un hombre cincuentón que acepta un puesto de vigilante en un supermercado tras estar 20 meses en el paro encuentra su contraparte en este alto ejecutivo cuya misión es reducir la plantilla de su empresa, la cual se dedica a producir electrodomésticos para una compañía estadounidense, a pesar de haber logrado doblar sus beneficios.

Siempre crítico con la mirada capitalista, especialmente aquella proveniente del territorio estadounidense, Brizé no tiene contemplaciones en su retrato del proceso de deshumanización del concepto empresarial. Aunque muestre sus cartas desde el primer momento, el cineasta configura un sistema que es semejante a una relación sentimental tóxica, en la que una parte (la empresa) crea un vínculo viciado, en la que cada uno de sus componentes forma parte y que forma una cadena semejante al concepto de 'perro come perro', lo conforma un círculo vicioso de explotación, pues el trabajador padece, pero su superior también, el cual tiene que rendir cuentas a una estancia superior y dicha estancia a otra que está por encima.

Un nuevo mundo

Un certero reflejo del círculo vicioso empresarial

Desde es enfoque, se comprende más cómo de enlazados están el Thierry de Vincent Lindon de 'La ley del mercado con su Philippe Lemesle en 'Un nuevo mundo'. Es más, ambos personajes, desde realidades distintas, viven un proceso de evolución similar, creen en ese círculo vicioso empresarial que, debido a una serie de problemas relacionados con la empresa así como también ajenos, se les termina volviendo en contra, hasta el punto de ver las costuras de un sistema manipulador que bajo palabras vacías como 'coraje', 'resilencia' o 'bienestar' son utilizadas para impregnar cierta sensación de culpa en el trabajador que pide mayor dignidad salarial o en el ejecutivo que propone limitar los sueldos de los altos cargos para evitar el despido y la deslocalización de sus trabajadores.

Un nuevo mundo

Aunque Brizé es especialmente beligerante en su retrato del capitalismo salvaje, deja cierto margen al concepto de empresa sostenible, gracias precisamente a su protagonista, un Lindon que termina siendo una especie de antihéroe que deja uno de los mejores discursos sobre la importancia de decir 'basta'. El intérprete ofrece una actuación sólida, a la altura de la entrega habitual de sus trabajos. En esta ocasión, lo hace acompañado por su expareja en la vida real, Sandrine Kiberlain, la cual refleja hasta qué punto la vida laboral termina comiéndose incluso cualquier atisbo de satisfacción personal.

Brizé cierra el círculo sobre el capitalismo con su trabajo más redondo de los tres que lo conforman. 'Un nuevo mundo' sabe ser una radiografía que evidencia lo despiadado del sistema, al cual no le augura nada bueno, pues el largometraje pone frente al espejo una realidad que asfixia hasta el punto de que desata las emociones más primarias, lo que explica el auge de los populismos y las ideas extremistas. Un sublime advertencia que el cineasta francés deja como reflexión final. Un drama sublime que recuerda que el cine social, con plena mirada cinematográfica, sigue muy presente en la industria europea actual.

Nota: 8

Lo mejor: La entrega de Vincent Lindon, su interpretación es sublime.

Lo peor: En algunas escenas a Brizé se le escapa la brocha gorda.

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