'Ocean's 8' no es un reboot, ni un remake, ni actualización, es que ni siquiera es una secuela; la nueva película de la franquicia Ocean's es simplemente un spin-off. No estamos ante un caso 'Cazafantasmas', pueden estar tranquilas todas aquellas personas que ven el cambio de sexo de personajes icónicos (genderbending en inglés) como una auténtica perversión y casi una ofensa personal. Todos los personajes son completamente nuevos, por mucho que sus dinámicas nos resulten familiares.
Tomando prestados los elementos visuales y temáticos con los que la banda de George Clooney nos sorprendió en el año 2001, las ladronas lideradas por Sandra Bullock tienen que dar un nuevo golpe. Su objetivo es robar un collar de Cartier valorado en 150 millones de dólares que una popular actriz (interpretada por Anne Hathaway) va a lucir en la gala Met. Para llevar a cabo un plan prácticamente imposible, Debbie Ocean (hermanísima de Danny Ocean) necesita una compañera, (Cate Blanchett), una joyera (Mindy Kaling), una hacker (Rihanna), una infiltrada (Sarah Paulson), una diseñadora (Helena Bonham Carter) y una carterista (Awkwafina). Ocho mujeres completamente diferentes, de diferentes edades, vidas, orígenes (y tallas).
Tras las cámaras y el guión, co-escrito junto a Olivia Milch, se encuentra Gary Ross, responsable de la primera entrega de 'Los Juegos del Hambre' y 'Pleasantville'. Ross decide jugar sobre seguro y no toma decisiones arriesgadas en ninguno de los aspectos creativos de la película. El estilo de la dirección y montaje intentan asemejarse al de Steven Soderbergh, pero el acabado se percibe como una versión algo menos lúcida y ambiciosa. Esta falta de identidad se nota también en el planteamiento del golpe en sí, menos audaz o extravagante que sus predecesores. Los obstáculos se resuelven con demasiada facilidad, no dejando al espectador demasiado espacio para temer al fracaso o las posibles consecuencias del robo. Sin embargo, en eliminar esta tensión reside parte del entretenimiento, que pide a gritos olvidarse de cualquier atisbo de verosimilitud y entrar en el juego sin pretensiones. 'Ocean's 8' no tiene una voz única, pero sí suficiente brillo cinematográfico y un carismático reparto en estado de gracia para mantener la atención del espectador durante sus 110 minutos de metraje.
Que su falta de complejidad no os engañe, la decisión de funcionar como mero pasatiempo veraniego es muy consciente. Ligera y amena, sabe perfectamente lo que está haciendo porque ya lo ha hecho muchas veces, pero esta vez, y para variar, lo hace con mujeres, lo que es aún tristemente novedoso. Nos da exactamente lo que podemos buscar en la cuarta entrega de una saga que ya conocemos de sobra: grandes actrices, un plan loco y poco pudor.
La película cumple además con la responsabilidad de cuestionar su propia naturaleza y preguntarse por qué no contar con un hombre en el equipo: "Las mujeres son ignoradas. Por una vez, queremos ser ignoradas", explica Debbie Ocean a Lou y a cualquier espectador que siga con la mosca detrás de la oreja. La excusa es tan válida o absurda como cualquier otra, pero al menos reconoce la existencia y capacidad de sus compañeros, cosa que jamás llega a plantearse y menos a verbalizarse en las entregas de Clooney y Brad Pitt, donde las mujeres no son realmente una parte activa de la planificación del atraco, si no que se construyen como meros apéndices de los protagonistas masculinos. Es necesario girar las tornas 180º y que el cine empiece a pagar la deuda que tiene con la representación de las mujeres en la gran pantalla. Así, forzando la identificación de los hombres con personajes femeninos sin que ello contenga ninguna connotación de género, quizá podamos llegar a una situación donde sea innecesario cuestionarnos el número de hombres y mujeres que aparecen en la gran pantalla, dado que los roles donde el género no sea un rasgo determinante comiencen a repartirse con mayor equidad. Ojalá hacer una película de ladronas, espías femeninas o mujeres de acción deje de ser una novedad o percibirse como un desafío del status quo.
La auténtica joya
La salida de Debbie Ocean de la cárcel es toda una declaración de intenciones por parte del personaje y un resumen perfecto de sus motivaciones. Ella roba porque sabe, porque puede y porque quiere. No necesita excusas, el golpe es el fin en sí mismo. Pese a un arranque virtuoso, la película se desinfla durante su primera mitad porque la auténtica diversión llega con Hathaway, que interpreta a una versión más glamurosa, absurda y exagerada de sí misma. Que hasta ahora la industria no haya sabido explotar su disparatada vis cómica es un error que esperamos se enmiende tras su papel en 'Ocean's 8'. Aunque el resto de actrices no tienen el espacio en pantalla para brillar como Hathaway, la dinámica entre ellas, todas dueñas de un talento mayor del que cabe en esta película, es lo que saca adelante la cinta. Un buen rollo que parece haberse contagiado de la sororidad que han tenido también tras las cámaras, derribando el absurdo mito de que las mujeres no pueden trabajar juntas.
Ver a estas 8 mujeres empoderadas, elegantes y libres llevar a cabo un plan descabellado donde la astucia y sus habilidades son sus únicas "armas de mujer" resulta especialmente refrescante, pero eso sí, tenéis que entrar a la sala con la predisposición de dejaros llevar y emocionaros con su entusiasmo, porque no siempre se puede hacer historia del cine, incluso cuando se está marcando la diferencia. Como dice Debbie al resto de su equipo: "En algún sitio ahí fuera hay una niña de 8 años soñando con convertirse en criminal. Estáis haciendo esto por ella".
Nota: 6
Lo mejor: Ellas, todas, y Anne Hathaway la que más.
Lo peor: Perdido el factor sorpresa de la saga, es más de lo mismo.