Después del traspié que supuso 'Beautiful Boy. Siempre serás mi hijo', el belga Felix Van Groeningen, candidato al Oscar por su país por 'Alabama Monroe', vuelve a la producción europea, esta vez montando tándem artístico con su pareja sentimental, Charlotte Vandermeersch, con 'Las ocho montañas', una producción rodada en italiano y que adapta la famosa novela de Paolo Cognetti, con Luca Marinelli y Alessandro Borghi como dos retratos de una masculinidad reservada.
Un largometraje que llega a salas comerciales tras su exitoso paso por festivales, obteniendo el Premio del Jurado en el pasado 75 Festival de Cannes, así como el galardón a la mejor fotografía en la 67 Seminci de Valladolid, donde obtuvo el Premio Blogos de Oro. Llega también tras haber logrado cuatro Premios David di Donatello, incluyendo el de mejor película del año. Una serie de reconocimientos merecidos que recuerdas que Groeningen tiene una mirada muy íntima sobre el proceso vital de los personajes que retrata y que, en esta ocasión, permite mostrarlos con un doble punto de vista, al contar con Vandermeersch en la dirección y en el guion.
Con una fotografía espléndida, obra de Ruben Impens, el filme narra el evolución de una amistad que va mucho más allá del concepto, hasta el punto de ver una auténtica relación de dos hermanos que buscaron quererse. Una reflexión existencial que pone en primera línea la importancia de tener una relación armoniosa entre el hombre y la tierra.
Un filme épico, con una serie de secuencias que se quedan grabadas en la retina; cuya historia está dotada de una intimidad excepcional, puesto que sus protagonistas son dos varones que representan a la perfección lo complicado de expresar verbalmente los propios sentimientos cuando no se ha sido educado para ello. Groeningen y Vandermeersch saben plasmar en la gran pantalla el espíritu literario de Cognetti, en un filme que termina siendo una experiencia de sensaciones.
Un film majestuoso, intimista y épico al mismo tiempo
Gracias a esa fotografía que plasma la belleza de la naturaleza que envuelve a sus dos protagonistas, Pietro y Bruno, cuyo vínculo pasa por una serie de acontecimientos propios de la vida y en los que los cineastas plasman sutiles mensajes sobre cómo la diferencia de clase es algo que se impone de fuera (no es un sentimiento innato) y cómo los vínculos de fraternidad puede llegar a ser irrompibles, a pesar de que la vida les lleva a ambos por caminos diferentes.
Aquí se ve el buen hacer de sus dos protagonistas. Luca Marinelli y Alessandro Borghi están espléndidos. Ambos representan a esa nueva generación de intérpretes italianos de mirada más intimista y contenida y que tan bien suplieron plasmar en 'Martin Eden' y 'Una historia de amor italiana', respectivamente. Los dos ofrecen esa mirada silvestre propia de Cognetti. No resulta sencillo plasmar ese carácter retraído y alejado del mundanal ruido, de un autor que en sus obras ha ido narrando su proceso de lejanía con la urbe y más en sintonía con la propia naturaleza.
'Las ocho montañas' es un largometraje espléndido, por su mensaje de fraternidad, por su alegato a favor a sentir la sintonía con la propia naturaleza. También de mostrar cómo ese deseo debe domarse, al correr el peligro de dejarse llevar en exceso por él. Con dos actores en pleno estado de gracia, la experiencia italiana de Groeningen y el debut de Vandermeersch deja un resultado fascinante, entre intimista y épico.
Lo mejor: Su magistral fotografía, sus dos protagonistas y la contención que transmiten.
Lo peor: Se hará larga para aquellos poco acostumbrados a los relatos de Cognetti.