Una forma de realizar que está siempre muy bien valorada es el hacer una película completa en forma de plano secuencia. Pionero en este tipo de narración fue Alfred Hitchcock con la magistral 'La soga' en 1948, aunque dentro de las limitaciones de la época. Títulos como 'Victoria', 'Birdman', '1917' o 'Hierve' han sido ejemplos recientes de cómo este tipo de formato crea una experiencia completamente inmersiva, al entrar de lleno en la historia de una joven española en Berlín, en la decadencia de un actor que busca levantar su carrera con una obra de teatro, en pleno conflicto bélico en la Primera Guerra Mundial o en los fogones de un restaurante de prestigio.
Efectivamente, es un ejercicio digno de alabanza, pero eso no significa que todas las propuestas que apuesten por un único plano secuencia sean dignas de mención. Es el caso de 'One Shot (Misión de rescate)', quinto largometraje de James Nunn, especializado en el género de acción y en producciones de bajo presupuesto, el cual vuelve a reclutar a Scott Adkins, habitual colaborador de su filmografía y uno de los iconos del género a nivel internacional.
En cierta manera, Nunn crea su propia '1917', solo que ambientada en el presente y en una base estadounidense en Polonia y cambiando las trincheras británicas y alemanas por un tiroteo entre los Navy SEAL y la CIA contra unos mercenarios terroristas yihadistas. La premisa es tremendamente sencilla, los SEAL, liderados por la agente Zoe Anderson, deben llevarse lo más rápido posible al prisionero Amin Mansur a Washington D.C. para evitar un atentado. A la vez, para que este atentado se produzca, un grupo de mercenarios yihadistas irrumpen en la base para secuestrar al cautivo, el cual se convierte en el Macguffin de la cinta.
Demasiados fuegos de artificio para una historia que solo da vueltas sobre sí misma
Con esa breve descripción puede resumir también la cinta, la cual desaprovecha cualquier posibilidad de profundizar en la odisea que van a vivir sus personajes, funcionando de forma tremendamente similar a un videojuego, aunque varios de ellos demostrarían una complejidad mayor incluso que esta propuesta de espíritu de serie B. Y es que Nunn abusa tanto de los tiros, las explosiones y las muertes, que ahoga cualquier trama en una sucesión de escenas de acción aptas solo para los muy cafeteros del género.
Sí, Scott Adkins sigue en plena forma para ser el héroe que salva el día, pero la cinta tiene escenas tan reiterativas, que terminan provocando el efecto opuesto que debería causar, lo que vuelve a poner en evidencia que el uso de un plano secuencia debe ser un ejercicio de coreografía perfecto que permita disfrutar de una experiencia que lleva al espectador por una trama laberíntica, cosa que no sucede en esta propuesta. Sí, hay mucha adrenalina pero esta termina siendo más bien una sobredosis apabullante que otra cosa. Eso sí, su llegada a los cines deja esperanza a que aún exista espacio para propuestas así en la gran pantalla.
Nota: 3
Lo mejor: La presentación de la historia.
Lo peor: Su exceso de tiroteos y explosiones ahoga cualquier tipo de trama posible.