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CRÍTICA

'Onward' tiene toda la magia de Pixar, aunque tarde toda una aventura en encontrarla

La nueva película original de Pixar es una aventura quizás demasiado convencional para lo que nos tienen acostumbrados, pero que guarda un corazón centrado en los vínculos familiares que late con mucha fuerza.

Por Jesús Agudo Más 6 de Marzo 2020 | 11:00
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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Este año tenemos doble ración original de Pixar, lo que es una muy buena noticia tras tantas secuelas. La primera de ellas es 'Onward', lo nuevo de Dan Scanlon ('Monstruos University'), una película que nos lleva a un mundo de fantasía para, básicamente, dejarla desprovista de casi toda la magia. Así nos la presentaban en un primer avance que, sorprendentemente, no dejaba ver la verdadera historia de esta película, y que es por lo que realmente merece la pena pagar una entrada.

Onward

'Onward' se centra en Ian Lightfoot, un elfo que acaba de cumplir 16 años, y su hermano mayor Barley. Ian no llegó a conocer a su padre porque murió cuando era muy pequeño. En su cumpleaños, su madre le entrega un regalo que les había dejado su padre y que solo podrían abrir cuando ambos tuvieran 16 años o más: un bastón mágico, una piedra y un hechizo que traería a su padre de vuelta durante un día. Pero el hechizo sale mal y solo consiguen devolver a la vida a la mitad inferior de su padre. Para traer la otra mitad tendrán que buscar otra piedra como la que acompañaba al bastón, y tendrán que darse prisa porque en 24 horas el hechizo terminará y su padre se irá para siempre.

Las primeras piezas promocionales quisieron centrarse mucho en el escenario de la historia porque realmente sonaba tan interesante como resultaba 'Zootrópolis', de Disney Animation. Un mundo poblado por criaturas de fantasía que antaño se apoyaban mucho en la magia, pero como la magia solo era accesible a gente que tuviera "el don" y además había que aprender a dominarla, encontraron otras maneras de solventar los obstáculos del día a día: empezaron por la electricidad y acabaron evolucionando en un mundo como el nuestro, con coches, televisores y smartphones. Un mundo en el que la magia ya no tenía ninguna utilidad y se ha olvidado por completo. Sin embargo, aunque tenga una premisa sumamente interesante, e ideas muy bien pensadas (como esos unicornios que han acabado convertidos en alimañas que escarban en la basura), este suburbio fantástico no tiene la importancia suficiente en la trama para hacerlo un personaje como sí lo era Zootrópolis. Ni siquiera llega a desarrollar esa aparente idea primigenia de querer criticar una sociedad excesivamente basada en la tecnología o en las soluciones fáciles, que ya no saben ver la magia en el mundo. La cosa no va por ahí.

Onward

Porque 'Onward' dedica todo el protagonismo (y prácticamente todo el metraje) a Ian y Barley y su gesta. Algo absolutamente lógico por la propia semilla de la trama: Dan Scanlon se basó en su propia historia (perdió a su padre cuando era muy pequeño y su hermano fue su mayor apoyo en los años posteriores), luego pensó en lo mucho que le gustaría ver a su padre al menos una vez, y al pensar en el componente fantasioso de ello acabó dando con esta idea de un mundo de magia sin magia. Lo importante aquí es la relación de estos hermanos y cómo evoluciona en esta aventura en la que se embarcan "a lomos" de la furgoneta destartalada de Barley. Ellos son el alma de 'Onward' y, por suerte, ese alma funciona a las mil maravillas. Tom Holland pone voz a Ian, el hermano tímido y cobarde, Chris Pratt a Barley, el bala perdida que nunca piensa en el peligro hasta que ya está metido de lleno en él. Dos elecciones de casting increíbles, casi podemos ver a los actores en vez de a los elfos, pero saben además dotarles de mucha personalidad más allá de hacerlos reconocibles. La aventura en la que se meten es de lo más convencional: ir de un punto a otro para encontrar la piedra. Pero es su evolución, y la evolución de su relación lo que importa en todo este relato. Y en eso, Pixar vuelve a dar en el clavo, o más bien en el corazón. Los dos cuentan con una personalidad bien marcada y un camino que seguir, y tanto ellos como su vínculo nos animan a continuar esta aventura hasta el final.

Precisamente lo que es la aventura es lo que más sorprende de un estudio como Pixar. De alguien que ha dado tantas obras maestras se espera siempre algo más, y el desarrollo de 'Onward' no lo tiene. Es una aventura muy estándar que consigue mantener el ritmo, pero que no aporta nada nuevo a otras "búsquedas de tesoros". El desarrollo no aburre y cuenta con algunos momentos de lucidez, sobre todo cuando se vuelve más 'Indiana Jones' o 'El Señor de los Anillos', pero es un trámite para desvelar un tercer acto donde Pixar realmente vuelve a demostrar su potencial y nos da toda la emoción, la ternura y las lágrimas que exigimos a los del flexo. El tramo final es una preciosidad, y ayuda a cerrar 'Onward' con buen sabor de boca (y sin escena post-créditos, hay que decir). Con muy buen sabor de boca.

Onward

La familia es lo que importa

Porque 'Onward' lo que de verdad quiere contar es una historia sobre los vínculos familiares y la pérdida, pero dando un rodeo con una aventura. Lo importante, los sentimientos, funciona perfectamente. De la otra parte destaca el cariño con el que han incluido las referencias a la fantasía y el uso de los juegos de rol para dar forma a los componentes mágicos y guiar a los personajes en su misión (agradecen en los créditos a un equipo de 'D&D' que les han ayudado en esta labor). La magia tiene la fuerza suficiente para demostrar su poder y echarla de menos un entorno tan mundano pero con tanto potencial. Y por supuesto el apartado técnico es de diez, desde el diseño de los personajes a la paleta de color de los escenarios o la iluminación.

Además de Ian y Barley, hay que destacar tres personajes más. El primero es la madre de los protagonistas (con la voz de Julia Louis-Dreyfus), una mujer que ha tenido que criar dos hijos sola y que haría todo por ellos. El segundo es la Mantícora, una criatura mitológica que antaño era símbolo de aventura, pero que representa perfectamente la evolución de este mundo sin magia: ahora es gerente de un restaurante infantil. Octavia Spencer nos da muy buenos momentos como la voz de esta bestia mitad león, mitad escorpión, que hace un dúo cómico muy chulo con la madre de los chicos, muy necesario porque la cinta escasea bastante en humor. Por último, el tercero en discordia en esta gesta: el padre. Dar expresividad a un par de piernas es muy complicado, pero el equipo de Dan Scanlon ha sabido jugar muy bien con los pies del padre para crear su personalidad y que pueda comunicarse con sus hijos sin poder hablar. Es un obstáculo autoimpuesto pero que funciona tanto para dar dramatismo como para dar otro alivio cómico. Con ellos cinco se forja esta película, y son personajes trabajados, que se hacen querer y que probablemente sean capaces de conquistar a niños y mayores.

Onward

Es posible que 'Onward' no sea recordada como una de las grandes joyas de Pixar. Sin duda no es tan rompedora u original como algunos de los últimos trabajos originales del sello de animación. Quizás la aventura se les ha quedado un poco corta y gustará más (o sobre todo) a los amantes de la fantasía y el rol. Quizás nos suene a trabajos muchas otras veces vistos por otros estudios. Pero Pixar sigue sabiendo cómo hechizar el corazón con una historia que cuenta con la madurez que otros no son capaces de alcanzar, y sigue impregnando el camino de un desarrollo estupendo de personajes y de miguitas de ingenio dirigidas a público de todas las edades. Si tenéis hermanos, o si habéis perdido a un ser querido y sabéis lo que daríais por pasar un día extra con él, esta película os tocará muy fuerte. Y si no, cuenta con razones de sobra para pagar una entrada: personajes bien construidos, un apartado técnico sobresaliente y una ternura que demuestra que Pixar, hasta cuando no logra la excelencia, sabe llegar al corazón.

'Onward' se estrena en cines el 6 de marzo.

Nota: 7

Lo mejor: El tramo final es puro Pixar. Los dos protagonistas la evolución de su relación.

Lo peor: La aventura es demasiado convencional. De Pixar se puede esperar mucho más.