Usualmente, las películas procedentes de Islandia que llegan a salas españolas suelen venir avaladas por diferentes festivales de cine. El enfoque autoral es el que ha prevalecido a la hora de distribuirse títulos como 'Lamb', 'Buenos vecinos', 'Rams (El valle de los carneros)', 'Oro blanco', 'La mujer de la montaña', 'Corazón gigante' o 'Beautiful Beings'. La excepción a este enfoque está en Baltasar Kormákur, quien ha traído propuestas de acciones o thriller como 'Medidas extremas', 'Verdades ocultas' o 'Las marismas'.
En esa línea, llega a los cines 'Operación Napoleón', con la que Óskar Thór Axelsson crea una cinta de intriga en la que una abogada ve su vida trastocada cuando se ve envuelta en una conspiración internacional, después de que le lleguen unas fotografías en las que se ve una antigua avioneta de la Alemania nazi oculta en los glaciares y que su hermano ha encontrado sin querer.
Esa avioneta forma parte de un ambicioso plan secreto internacional. Basada en la novela homónima de Arnaldur Indriðason y con guion escrito por Marteinn Thorisson; la manera en la que se ejecuta la trama recuerda demasiado a las películas de sobremesa de Antena 3. Es más, si la cinta estuviera programada para emitirse durante el verano en las películas de la tarde de laSexta, hubiera colado. Su puesta en escena denota demasiado que se trata de una producción de bajo coste.
Acción demasiado precipitada
Su protagonista, encarnada por Vivian Ólafsdóttir, es tremendamente plana y carece de carisma. Especialmente al inicio, peca de ser muy violenta, de recrearse en secuencias de acción que son demasiado predecibles y realizadas con poco esmero cinematográfico. De ahí, que se desprenda esa sensación de ser un telefilme de bajo coste, a pesar de sus ambiciones cinematográficas.
Como propuesta de serie B, 'Operación Napoleón' puede disfrutarla el público más cafetero. Ahora bien, como propuesta serie de acción o aventura, la cinta cojea demasiado. Axelsson peca de sobrecargar también con una violencia excesiva que tampoco deja respirar ni a la trama ni al público; sumado que sus actores van con el piloto automático.
