Allá por 2019, Santiago Segura se aventuraba en un nuevo remake de un éxito latinoamericano, tras haber dirigido 'Sin rodeos' (versión española de la cinta chilena 'Sin filtros'). Lo hizo con 'Padre no hay más que uno', que adaptaba al film argentino 'Mamá se fue de viaje' (el cual ha tenido distintas versiones en México, Italia y Francia). Éxito seguro de taquilla, nadie imaginaba que el cineasta madrileño iba a lograr crear una auténtica franquicia de ello.
El realizador ha convertido ese remake en una tetralogía con el estreno de 'Padre no hay más que uno 4: Campanas de boda'. Tras una refrescante segunda entrega y una tercera cinta en la que se atrevió a traer la Navidad al verano, ahora apuesta por una producción completamente estival. Como si de una serie se tratase, esta cuarta cinta ofrece una relación más estrecha entre los personajes. Se plasma que esa familia cinematográfica ha crecido a lo largo de estos años.
Era complicado hacer una nueva vuelta de tuerca, pero el guion firmado por el propio Segura junto con Marta González de Vega sabe crear una premisa que justifique la vuelta de toda la tropa más allá de las intenciones comerciales. Justo cuando la primogénita de la familia cumple 18 años, Javier y Marisa piensan que será el inicio de una etapa en la que su hija comience un proceso de emancipación.... Lo que nadie esperaba es que eso se tradujera en una pedida de matrimonio y una boda.
Hay mucho juego en esta cuarta entrega, en la que se el papel de Toni Acosta cobra un mayor protagonismo frente al que tenía Segura en las tres cintas anteriores. En esta ocasión, la madre de la familia termina rompiendo ese tono de mesura que logró tener en las películas predecesoras. Sin duda, la intérprete tinerfeña era la indicada para una premisa así. Como bien ha podido verse en otros trabajos suyos, Acosta sabe pasar del drama a la comedia de manera rápida y espontánea.
La comedia familiar del verano
Aunque, una vez más, es la trama de Loles León la que termina robándose el show. Da gusto ver a personajes de su edad no sólo como protagonistas, sino siendo disfrutones y viviendo auténticos enredos amorosos. Junto a ella, vuelve a estar Carlos Iglesias, al cual se le suma Antonio Resines como tercero en discordia. La franquicia sabe que su espíritu familiar consiste también en reflejar la realidad de los abuelos y de cómo, actualmente, están lejos de lo que el imaginario tenía en generaciones anteriores.
Por supuesto, no faltan las aventuras y desventuras de los hijos de la familia, las cuales evolucionan conforme van teniendo mayor edad. Es interesante cómo Carlota, la hija encarnada por Calma Segura, se ha convertido en una adolescente y pone a prueba a sus propios padres. Lo mismo puedo decirse de las preguntas existenciales que se hace el único hijo varón de la familia, interpretado por Carlos González Morollón.
Más refrescante que las entregas anteriores por su apuesta de rodar en las paradisíacas playas de Canarias, 'Padre no hay más que uno 4: Campanadas de boda' demuestra la capacidad incombustible de Santiago Segura a la hora de crear sagas. Sin duda, ha hecho suya esta franquicia, la cual ha sabido ir más allá del mero remake. Una cinta familiar ideal para disfrutar en la gran pantalla en esta época estival.