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CRÍTICA

'París, distrito 13': Mapa de los sonidos de Les Olympiades

Crítica de 'París, distrito 13', dirigida por Jacques Audiard y escrita por Audiard, Céline Sciamma y Léa Mysius. Con Noémie Merlant, Lucie Zhang, Makita Samba y Jehnny Beth. Nominada a 5 Premios César.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 8 de Abril 2022 | 08:40
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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El dibujante estadounidense Adrian Tomine, a la hora de hablar sobre su carrera y sus proyectos, dijo: "La mayor parte de mi trabajo, incluido todo, desde mis propios cómics hasta las portadas que dibujé para 'The New Yorker', es el resultado de tomar alguna experiencia u observación personal y luego ficcionalizarla hasta cierto punto". Si había un director que podía atreverse a adaptar las historietas del caricaturista, ese era Jacques Audiard, el cual vuelve a demostrar que no tiene zona de confort con 'París, distrito 13', mostrada en la 74ª edición del Festival de Cannes, galardonada con el premio a la mejor actriz para Lucie Zhang en el 18 Festival de Sevilla y nominada a cinco Premios César.

A la hora de adaptar la obra de Tomine a la gran pantalla, Audiard toma prestados cuatro relatos de sus obras compilatorias: 'Rubia de verano', 'Escapada a Hawái', 'Amber Sweet' y 'Triunfo y tragedia'. Las dos primeras pertenecen a la antología 'Rubia de verano', mientras que las dos últimas forman parte de la colección 'Intrusos'. Ambos títulos recopilatorios están publicados en España, por las editoriales La Cúpula Ediciones y Sapristi, respectivamente. El cineasta lleva a su terreno las tiras de Tomine, al cambiar las afueras de Los Ángeles por el Distrito XIII de París, conocido también por Les Olympiades.

París, distrito 13

El cambio a su terreno provoca un resultado fascinante, pues Audiard opta por narrar un relato completamente opuesto a su anterior trabajo cinematográfico, 'Los hermanos Sisters', al ser un largometraje tremendamente urbano, que capta los sonidos del distrito que es escenario de la cinta, así como unos personajes aparentemente mundanos que transitan sus propias vidas como de espectadores de una obra de ficción se tratasen. Es fascinante cómo el cineasta introduce de lleno al público con un impecable blanco y negro que evoca a las producciones de la Nouvelle vague.

Precisamente, Audiard parece ofrece una respuesta contemporánea a los protagonistas de 'Masculino, femenino', 'Cléo de 5 à 7' o 'Jules y Jim'. Pero esta vez, son Émilie, una joven de origen chino que vive en perpetuo estado de amargura por no haber cumplido sus propias expectativas profesionales y las que su familia tenía depositadas en ella; Camille, un profesor de instituto negro, seductor, que huye del compromiso y que anhela una mayor ambición académica, y Nora, una treintañera procedente de provincias que llega a París para estudiar Criminología y que se verá envuelta sin querer en un escándalo sexual.

París, distrito 13

Tres almas que deambulan por la bulliciosa París y que van redescubriéndose a sí mismas conforme vayan relacionándose con su entorno. Audiard consigue atrapar cierta sensación del cine costumbrista japonés, llamado Slice of Life, pues lo que narra son situaciones cotidianas, dramas del día a día. Lo curioso es que, a pesar de ser un retrato generacional al introducir elementos propios de los veinteañeros y treintañeros millenials, el cineasta le otorga cierta esencia atemporal. Eso es gracias a una cuidada labor de guion, en el que el director de 'De latir mi corazón se ha parado' y 'Un profeta' participó junto con dos grandes directoras expertas en retratar la juventud: Céline Sciamma y Léa Mysius. La primera, directora de 'Retrato de una mujer en llamas' y 'Petite maman', supo crear reflexiones existenciales como cineasta en 'Girlhood' y como guionista en 'Cuando tienes 17 años'. La segunda exploró los problemas generacionales con la notable 'Ava'.

Un vivaz retrato contemporáneo sobre la juventud actual con unos protagonistas fascinantes

Gracias a la labor de Sciamma y Mysius junto con Audiard, el largometraje cuenta con tres protagonistas fascinantes, especialmente los interpretados por Lucie Zhang y Noémie Merlant. La primera podría ser una respuesta europea y francesa a lo dirigido por Lulu Wang en 'The Farewell'. No solo es interesante cómo aborda la fractura cultural y generacional de Émilie y su familia china. La pesadumbre con la que vive la joven, que sobrevive con trabajos precarios y que vive una insatisfacción propia de esa juventud cuyas expectativas en la vida se vieron frustradas por la realidad económica. Es fascinante cómo se enlaza con el plano sentimental, en el que la joven vive un continúo 'vivo pero sin vivir en mí'.

París, distrito 13

Aunque Zhang esté fabulosa, Noémie Merlant no se queda atrás en un retrato certero del machismo imperante en la sociedad y que continúa más que presente en las nuevas generaciones, que son capaces de vejar y a acosar a una compañera por ser confundida con una call girl. Aquí se ve también la hipocresía de una sociedad que consume pornografía a escondidas y que esos mismos objetos de deseo se convierte en burla cuando escapan del hemisferio underground, además ser un reflejó de la cosificación de la mujer. Lejos de hacer un retrato de una víctima, el filme empodera a la treintañera, dándole fuerzas para enfrentarse a este acoso, así como también a reflexionar sobre su propia sexualidad, ofreciendo secuencias magníficas que huyen de cualquier arquetipo.

Si bien es cierto que los personajes de Zhang y Merlant está magníficamente escritos y son los más complejos, eso no impide que Makita Samba deslumbre. La complejidad masculina tiene su sitio en un largometraje que evidencia cómo el único protagonista varón huye constantemente del compromiso porque sabe que debe enfrentarse a algo que le aterra al ser incapaz de transmitirlo verbalmente: los sentimientos. La imposición social de que los hombres no expresen sus emociones permiten ver a un varón que lucha por aprender a exteriorizarlos, a la par que busca romper el círculo vicioso de la precariedad laboral, en la que parecen estar envueltos todos los personajes. Mención importante a Jehnny Beth, la cantante debuta por todo lo alto como actriz en un papel mucho más complejo de lo que aparenta a primera vista.

París, distrito 13

Es fascinante cómo Audiard combina elementos de la Nouvelle vague, con ciertos toques del anime costumbrista, una mirada fotográfica muy propia del Nueva York de Woody Allen y una división de la trama por episodios que recuerda a 'La peor persona del mundo'. 'París, distrito 13' permite ver otra mirada de la capital, al tener también como protagonista a uno de los distritos más urbanos y cosmopolitas de la ciudad, así como también uno de los menos atractivos visualmente (sus grandes edificios evocan a los que se ven en las banlieues del extrarradio de la capital), donde conviven inmigrantes, universitarios, familias humildes y trabajadores precarios. Aunque la mirada social está presente, el largometraje rinde tributo al espíritu del distrito con enérgico retrato de la juventud contemporánea y su manera de lidiar con el amor, la frustración y la situación laboral. Mención también para su cuidada fotografía, obra de Paul Guilhaume, así como su banda sonora, compuesta por Rone, uno de los mejores exponentes de la electrónica francesa actual y que trae ese mapa sonoro de uno de los barrios más modernos de la Ciudad de la Luz.

Aparenta ser el filme más ligero de la filmografía de Jacques Audiard, pero 'París, distrito 13' es la demostración de que el cineasta es uno de los versátiles y vanguardistas del cine francés, capaz de salirse de su zona de confort al aceptar también su condición de aprendiz (tener como guionistas a dos de las directoras más importantes del panorama actual galo y ejemplos del poder femenino de la industria es buena muestra de ello). Al noruego Joachim Trier le ha salido un claro competidor como cronista de los treintañeros actuales.

Nota: 8

Lo mejor: Las tramas de Émilie y Nora, con dos magníficas Lucie Zhang y Noémie Merlant. Su urbana banda sonora, su cuidado blanco y negro y su toque de retrato generacional.

Lo peor: Al tener una estructura de división por episodios y cierto toque Slice of Life, puede no gustar a aquellos que busquen un largometraje con un enfoque más trascendental.

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