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CRÍTICA

'Los pasajeros de la noche': París en la década prodigiosa

Crítica de 'Los pasajeros de la noche', dirigida por Mikhaël Hers, escrita por Hers y Maud Ameline. Protagonizada por Charlotte Gainsbourg. Premio al mejor guion en la 67 Seminci de Valladolid.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 4 de Noviembre 2022 | 09:20
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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'Los pasajeros de la noche': París en la década prodigiosa

Calificado como el Éric Rohmer contemporánea, semejante comparación, aunque parezca atrevida, describe muy bien el estilo del cineasta francés Mikhaël Hers. Cinco años atrás, realizó una auténtica joya cinematográfica titulada 'Mi vida con Amanda', en la que supo retratar, con suma delicadeza y con la mirada de la rutina y lo cotidiano, las consecuencias de un atentado terrorista. Ahora, el realizador echa la mirada atrás para realizar un canto de amor al París de los años 80 con 'Los pasajeros de la noche', galardonada con el premio al mejor guion en la 67ª edición de la Seminci de Valladolid.

Los pasajeros de la noche

El film comienza con el ascenso al poder de François Mitterrand en 1981 y culmina en 1988 con la llegada de Jacques Chirac al puesto de primer ministro y que fue la piedra angular del futuro cambio de aires en el Elíseo. Realmente, ambos momentos políticos son un simple escenario para narrar el paralelismo de esa época de cambio con el proceso de emancipación de la protagonista de la cinta, Élisabeth, una mujer que ve cómo con 40 años y siendo ama de casa debe dar un vuelvo a su vida después de que su marido la abandonase.

Hers tiene la habilidad de narrar la vida pasar y lo hace con una hermosura y un cariño por sus personajes que, por supuesto, provoca que se entre de lleno en sus propuestas. En el caso de 'Los pasajeros de la noche', muestra una historia en la que ese proceso de autonomía se va gestando poco a poco, creando un personaje femenino fascinante. Hers, quien firma el guion junto con Maude Ameline y Mariette Désert, termina configurando una historia coral, en la que los hijos de Élisabeth y Talulah, una joven a la que Élisabeth ha ayudado, evolucionan y aprenden sobre la vida.

Los pasajeros de la noche

Es la forma en que Hers retrata el paso del tiempo lo que hipnotiza y fascina. El cineasta opta por crear un relato que emana nostalgia, pero que no busca ser nostálgico. Son, una vez, más, los detalles los que traen ese espíritu, combinando material de archivo de la época, secuencias rodadas en distintos formatos -aquí la fotografía de Sébastien Buchman resulta esencial- o escenas que hacen referencia a momentos cotidianos de los 80, como cuando los hijos de Élisabeth y Talulah acuden al cine y ven 'Las noches de la luna llena', una referencia directa a Rohmer. También está ese París cómplice, con el que Hers retrata con esmero la vida diaria del distrito XV, concretamente el barrio de Beaugrenelle, que se construyó en los 70.

Hers vuelve a confirmarse como un claro heredero del estilo cinematográfico de Rohmer

Ese momento de cambios, arquitectónicos, políticos, sociales, culturales se van viendo de forma orgánica, como trasfondo del proceso de cambio de sus protagonistas, los cuales son un reflejo de una década a la que se recuerda con cariño, pero que estuvo rodeada de problemas, que Hers aborda de lleno, aunque de manera entrañable y cariñosa con sus personajes, sin obviar ese punto sórdido que tuvo un decenio marcado por la drogadicción y la inseguridad. Sin embargo, Hers busca reivindicar la fuerza interior y el afán de superación y supervivencia, de ahí, que la interpretación de Charlotte Gainsbourg tenga tanta fuerza.

Los pasajeros de la noche

Gainsbourg, aunque haya destacado anteriormente por su afinidad por papeles extremos, lleva una temporada en la que resalta con personajes aparentemente mundanos, con alma en lo diario, heroínas del día a día. Su papel en 'Los pasajeros de la noche' es, quizás, el más representativo, pues se convierte en uno de los más aplaudidos de su filmografía reciente. Su afán de superación, de no dejarse avasallar, de mirar cara a cara al presente y al futuro, resulta fascinante. Ella es el motor de cambio del resto de personajes, sus hijos, sus compañeros de trabajo (aquí toca mencionar el papel de Emmanuelle Béart como locutora de radio gruñona), sus vecinos. Hers realiza un esmerado retrato de esas mujeres que se redescubrieron a sí mismas en un momento en el que parecía imposible hacerlo.

'Los pasajeros de la noche' es más un homenaje a la vida de los parisinos de los 80, provenientes de los distritos alejados de la almendra central de la capital, que una carta de amor idealizado a la década. Hers se confirma como el cronista del detalle, de una reinterpretación a la francesa del slice-of-life nipón. Es imposible no dejarse llevar por la energía de una película que vuelve a recordar a ese cine intimista y con sello de autor.

Nota: 8

Lo mejor: Cómo Hers combina imágenes de archivo con reales, el homenaje a lo cotidiano como ir al cine o a la biblioteca. La fascinante interpretación de Charlotte Gainsbourg.

Lo peor: Su aparente ligereza provoca que se infravalore su relato.