Cinco años después de 'Train to Busan', y tras haber hecho el pertinente recorrido por festivales y haber sufrido varios retrasos en su fecha de estreno, llega 'Península', la secuela de aquel impecable título de zombis postapocalíptico con el que Yeon Sang-ho nos dejaba sin aliento, el cual acabó convertido en una de las mejores experiencias cinematográficas en lo que al actual cine de muertos vivientes se refiere.
Si recordamos que en 2018 también llegaba 'Seoul Station', la precuela animada que también dirigió Sang-ho, podemos completar ahora la historia con lo que supone un cierre más que digno a una trilogía que en su secuela, ha explotado hasta el límite todo lo que debía de la premisa de su predecesora.
Han pasado cuatro años desde que se desatase el apocalipsis en Corea, y el soldado Jung Seok (Don-won Gang) se verá inmerso en una trama en la que tendrá que regresar a Seúl a buscar un preciado objeto. Ahí, y tras descubrir con sus propios ojos que de entre las ruinas de la ciudad ha emergido un nuevo sistema de clanes en el que impera la ley del más fuerte, deberá hacer frente a un horror mucho más espantoso que el de los muertos vivientes: la humanidad.
Volviendo al tema de la explotación al máximo de una premisa original, cuando 'Península' deja entrever cuál será la línea a seguir por las acciones de los personajes, se despoja de toda aquella épica con la que nos brindó su anterior entrega, para tirarse al barro de la serie B. Y lo hace evocando cierto espíritu exploit que rememora a producciones de décadas pasadas.
Adentrándonos en un Seúl que bien podría compartir universo con el mundo diezmado de 'Guerra Mundial Z', dos jóvenes carismáticos en el papel de dos hermanos sobreviviendo al apocalipsis serán quienes introduzcan a Seok en un mundo donde los vehículos de cuatro ruedas y las carreras imposibles por los recovecos de la ciudad serán parte esencial de esa tendencia a la explotación más pura del subgénero.
Porque podríamos estar ante una película de los 80's rodada por italianos, aprovechando aquella moda tan explotable como lo fue la esencia de 'Mad Max' y las constantes revisiones gore del cine de zombis de la época. En su comparativa con otros ejemplos, tampoco es descabellado ver 'Península' como un producto derivado de propuestas de acción en la línea de 'Fast & Furious' o 'La carrera de la muerte', en las que sus secuencias en las que hace acto de presencia la adrenalina y la quema de neumáticos, acaban siendo un bálsamo ante el enésimo conflicto generado en (casi) todo título de zombis que se precie.
Una vez más, lo de la lucha de clases y control de los más fuertes sobre el pueblo, nos deja personajes de moral inaceptable y recupera la idea del circo romano como forma de diversión para las élites. Pero ese discurso tan manido acaba siendo lo menos interesante en este ejemplo de supervivencia, el cual parece anhelar tanto la acción que pasa por encima de la trama dramática (y estereotipada) con desgana, guardando fuerzas para los momentos de carreras furiosas que terminarán siendo el verdadero alma de la película.
Nota: 5
Lo mejor: La acción.
Lo peor: Todo el resto es un paseo por situaciones trilladísimas en el género.