Si algo funciona en la comedia española, es aquella que hace humor a base de las diferencias lingüísticas o sociales que existen en la propia sociedad, como también con el resto del mundo. Siguiendo la estela de títulos como 'Ocho apellidos vascos', 'Perdiendo el norte' o 'Fuga de cerebros', llega ahora 'La pequeña Suiza', una película que aprovecha el tema de los nacionalismos para hacer humor, con un reparto coral muy entregado en el que destacan Jon Plazaola, Maggie Civantos, Ingrid García Jonsson, Secun de la Rosa, Maribel Salas, Ramón Barea y Enrique Villén.
Tellerías es un enclave de la comunidad autónoma de Castilla y León que está rodeado por la provincia de Álava. Durante siete siglos, los habitantes del pueblo han reclamado formar parte del territorio del País Vasco. Tras las continuas negativas del gobierno, se descubre un importante hallazgo, al encontrar los restos del hijo del célebre héroe helvético Guilermo Tell. Por un papel antiguo, el territorio perteneció a Suiza. Esto provoca que el enclave pida convertirse en territorio del país helvético, provocando un auténtico terremoto internacional.
Una comedia sobre lo absurdo de los nacionalismos
La verdad es que 'La pequeña Suiza' partía de una base interesante, con la que podía jugar con lo absurdo de los nacionalismos en un momento histórico de globalización y apertura de fronteras. Es más, la loca pericia de los habitantes de Tellerías podía haber seguido el humor de comedias vascas como 'Negociador', 'Pagafantas' o 'No controles', todas de Borja Cobeaga, todo hay que decirlo.
Sin embargo, lo que parecía que iba a ser una comedia negra, acaba convirtiéndose en una cinta muy convencional, con triángulo amoroso incluido, en la que las reivindicaciones nacionalistas sí son absurdas, pero también tienen una trama demasiado disparatada para que haga gracia incluso, pese a tener cierta base histórica, ya que la situación de la ficticia Tellerías recuerda mucho a la del Enclave de Treviño.
Tiene guiños a '¡Bienvenido, Míster Marshall!'
De hecho, son pocos los momentos de humor en los que el público puede llegar a reír, siendo situaciones predecibles, de chiste fácil que parecen más una parodia, que una cinta que, de verdad, pretenda causar gracia. Tampoco ayuda un guion que, finalmente, no sabe, qué quiere contar, pese a tener momentos interesantes como el guiño que se hace a '¡Bienvenido, Míster Marshall!'.
Poco pueden hacer los actores para salvar una película cuya trama se cae nada más empiezan a reivindicar "la nacionalidad suiza". Jon Plazaola y Maribel Salas son los que mejor destacan, con momentos que recuerdan a la estupenda 'Allí abajo', en la que ambos participan. Sin embargo, ni ellos, ni tampoco profesionales expertos en comedia como Secun de la Rosa o Enrique Villén, consiguen levantar una propuesta fallida, al ser un problema de guion, no interpretativo.
'La pequeña Suiza' no sigue la línea de 'Lo dejo cuando quiera', sino la de otras comedias similares como 'Bajo el mismo techo', 'Perdiendo el este' o 'Taxi a Gibraltar', todas con estrenadas este año y todas igual de insulsas. Una lástima, ya que tenía un tema que podía haberse explotado mucho mejor.
Nota: 4
Lo mejor: La profesionalidad de sus actores.
Lo peor: No sabe explotar el tema que propone.