No hay frase más verdadera que la realidad supera a la ficción. En los años 20, en el pequeño pueblo marítimo de Littlehampton, hubo un terrible escándalo sobre una serie de cartas anónimas llenas de insultos y palabras malsonantes que una mujer desequilibrada, Edith Swan, envió tanto a gente de su municipio como a otras partes de Inglaterra. El caso tardó mucho en esclarecerse por su imagen de mujer de mediana edad piadosa, en contraste con la de su vecina, Rose Gooding, una mujer galesa malhablada y de pasado disoluto, quien fue condenada injustamente por este crimen, debido a una opinión pública prejuiciosa.
Un caso que parecía haber sido enterrado en la historia y que la cineasta Thea Sharrock rescata del olvido con 'Pequeñas cartas indiscretas', tal y como hizo Nicholas Hytner con 'The Lady in the Van' u Oliver Parker en 'La gran escapada'. Increíbles relatos reales que pedían tener una película. Producción de época que busca el contraste entre su historia y su puesta en escena, con una fotografía luminosa de Ben Davis, 'Pequeñas cartas indiscretas' opta por convertir su relato en un tête-à-tête interpretativo entre Olivia Colman y Jessie Buckley, contraponiendo también las formas distintas de opresión del patriarcado.
Ambas coinciden finalmente, dado que las dos encarnaron a la misma protagonista en edades distintas en la magnífica 'La hija oscura', ópera prima de la actriz Maggie Gyllenhaal. En esta ocasión, el juego de espejos es para mostrar a la culpable ideal de una sociedad machista que juzga el comportamiento de las mujeres frente a la culpable real. Con guion de Jonny Sweet, la cinta tiene un espíritu feminista que es llevado al misterio con esencia de novelas de Agatha Christie.
Olivia Colman y Jessie Buckley viven ese esperado tête-à-tête que no pudieron tener en 'La hija oscura'
La irrupción de una inspectora de policía que lucha por buscar en la verdad en un mundo de hombres con muy poca vista detectivesca, le da cierto aire cómico a un relato que bien podría haber sido un drama con tintes de thriller de David Fincher. Sin embargo, Sharrock busca que la historia cale en un público objetivo distinto, llevando el relato al clásico enfoque de cinta feel-good, que recuerda al de títulos recientes como 'El último soldado', 'El duque' o 'The Lost King'.
El haber optado por ese enfoque feel-good le termina restando esa profundidad que el caso hubiera tenido, en el que la represión religiosa y los trastornos mentales de una mujer terminan llevando a la desgracia a otra mujer inocente, a la que se le puso en tela de juicio y no se le dio la presunción de inocencia por ser madre soltera, vivir en pecado con un hombre con el que no estaba casada y tener hijos de diferentes varones. El caso daba para mucho más, especialmente teniendo a esas dos magníficas actrices que son Olivia Colman y Jessie Buckley, ambas de reconocido prestigio.
Realmente, poco se le puede echar en cara a 'Pequeñas cartas indiscretas' más allá de que da la impresión de que no busca rematar la jugada y que se queda corta en su crítica social. Ahora bien, sí que convencerá a su público objetivo, el cual poco a poco ha ido demostrando que ese cine para espectadores en la edad de oro de la vida son los que mantuvieron las salas de cine en los años previos a la pandemia de COVID-19 y son los que, poco a poco, van reclamando de nuevo esa posición. Y eso es mérito de propuestas como esta.