Mostrada en el Concurso Internacional del 72 Festival de Locarno y en la Sección Oficial de la 64ª edición de la Seminci de Valladolid, llega a los cines uno de los títulos de drama social más interesantes de 2019, 'Pequeños milagros en Peckham St.', el salto a la ficción del tándem de cineastas formado por Vesela Kazakova y Mina Mileva; las cuales dirigieron dos documentales, 'Uncle Tony, Three Fools and the Secret Service' y 'The Beast is Still Alive', que provocaron una gran polémica en su país natal, Bulgaria, llegándose a prohibir y censurar. Este cambio de género sirve de canalizador para un nuevo enfoque sobre la denuncia social que realizan a través de su cine.
'Pequeños milagros en Peckham St.' -cuyo título original es más irónico y en sintonía con la película, 'Cat in the Wall' [en español, 'Un gato en la pared']- es un ejercicio cinematográfico que, por un lado, es un retrato costumbrista del municipio londinense de Southwark bajo la mirada de una inmigrante búlgara, arquitecta de profesión, la cual acepta trabajos que están por debajo de sus estudios para poder llegar a fin de mes, pues tiene un hijo y varias facturas y una hipoteca que pagar.
Pero, por otro, es una mirada sociológica sobre la realidad de los barrios de extrarradio, aquellos con una población obrera y de clase media baja. Kazakova y Mileva ahí aprovechan para, a través de un relato cotidiano, mostrar lo profundo y complejo que puede ser una relación entre vecinos, en la que se ve que cómo afectan temas de gran alcance como el Brexit o el populismo que fomenta -más que el racismo- la xenofobia. Es interesante ver cómo las cineastas, las cuales también firman el guion, plasman una serie de situaciones que evidencian que el tema es más complejo, como el hecho de que la protagonista (blanca y procedente de Europa del Este) sea discriminada por su origen por una vecina que es británica y negra.
También, gracias al papel de inmigrante de su protagonista, Kazakova y Mileva muestra cómo lidia una familia inmigrante el estar en riesgo de exclusión social frente a vecinos con la ciudadanía británica. Ahí está Irina -magnífica Irina Atanasova-, una heroína del día a día, una mujer que busca aspirar a más, que evita vivir de las subvenciones, que busca huir de ese concepto de vida (debido a su propio pasado en un país que fue comunista). Las realizadores plasman toda esa gama de grises en un filme que parte de una premisa aparentemente mundana: las obras de un edificio cuyos costes el ayuntamiento cargará a los propietarios y de cómo un gato queda atrapado en la pared de un piso que no le corresponde desata los instintos más primarios.
Un drama social mucho más complejo de lo que aparenta su trama costumbrista
La forma en la que Mileva y Kazakova crean este drama social con una estética de docu-ficción recuerda más al cine de los hermanos Dardenne o al de compatriotas suyos como el otro gran tándem de directores búlgaros, Kristina Grozeva y Petar Valchanov, pues tiene elementos más propios de la comedia irónica, que la hermana con títulos como 'Un minuto de gloria' o 'The Father' más que con el cine social británico de Ken Loach o Mike Leigh. Esas situaciones de humor ácido logran ahondar en el toque de amargo de ciertas situaciones, especialmente recuerdan la ambivalente situación del inmigrante, el cual vive una situación de riesgo de exclusión social que es preferida ante la realidad que tenía en su país de origen.
Su estilo costumbrista, su compleja mirada sobre la vida de barrio, la ambivalencia que tienen las personas migrantes, todo ello convierte a 'Pequeños milagros en Peckham St.' en un título que pone en primera línea al nuevo tándem búlgaro de cineastas. Kazakova y Mileva ya aspiran a ser una de las figuras más importantes de la nueva generación de cineastas que combinan denuncia social con un estilo marcadamente cinematográfico. Una esperanza para aquellos que confían en que haya un relevo generacional para autores de peso como los mentados Dardenne o Robert Guédiguian.
Nota: 8
Lo mejor: La fuerte crítica social sobre la situación de muchos inmigrantes en los barrios obreros de Londres.
Lo peor: Le cuesta arrancar al inicio. Su título en español (inicialmente iba a ser titulada como en inglés, 'Un gato en la pared') puede llevar a pensar que se está ante una propuesta feel-good, cosa que no es el caso.