Resulta, muchas veces, aterrador descubrir que van a hacer una adaptación de algún libro que te gusta, o un remake innecesario de algo que marcó tu vida en cierto momento. "¿Por qué hacéis esto, Hollywood?" es básicamente la pregunta que ronda a todo el mundo por la cabeza en esos momentos pero esta vez podemos respirar tranquilos. Gracias Hollywood, por esta adaptación de la obra de R.L. Stine.
Primero quiero matizar mi agradecimiento diciendo que yo, personalmente, nunca he sido una gran fan de la obra de Stine. Pero sí he sido usuaria decepcionada de adaptaciones de obras que he llegado a amar y sentía que la industria cinematográfica había destrozado. Pero, a pesar que este tipo de películas distan mucho de ser perfectas, creo que podéis estar de enhorabuena todas las personas fans de 'Pesadillas', ya que esta adaptación cumple con su cometido tal y como prometía.
Zach es un adolescente que se muda junto a su madre a un pueblo de Maryland, lejos de todo el bullicio de la gran ciudad. Donde cree que estará expuesto a una vida sin sobresaltos ni diversión, descubrirá que su enigmático vecino esconde un secreto más allá de las vallas que separan ambas residencias. Con el fin de rescatar a Hannah, hija de este vecino chiflado, descubrirá la verdad sobre la identidad de esta familia: él es R.L. Stine y los personajes de sus libros traspasan el poder de la imaginación, siendo criaturas reales y terroríficas que acabarán por sembrar el caos en el pueblo.
Es difícil decir que sea una obra maestra porque no lo es. Una historia lineal que resulta en muchos momentos predecible, unos efectos especiales que podrían haber pulido un poco más y que realmente deja pocos asuntos en los que poder sorprender. Pero aún así, es un ejercicio hecho desde la más profunda nostalgia y con un respecto que ni siquiera el propio Jack Black puede pifiar con su actuación. Son varias generaciones las que han crecido con Pesadillas y con cada uno de los monstruos que aterrorizaba a las jóvenes mentes cada noche antes de dormir, por lo que tener una representación audiovisual de todo ese universo es algo que incluso los más escépticos tendrán que reconocer y agradecer.
¿Cuál fue el último buen papel que hizo Jack Black? Ni siquiera en el anuncio de Nespresso se le puede tomar en serio. Pero en cambio, su dedicación al caracterizar al propio autor de estas novelas merece un reconocimiento mínimo. Es un actor payaso, cuya propia presencia y rostro pueden despistar al espectador en cualquier momento de la seriedad del asunto, pero en este caso, ha sabido controlar y utilizar esa cualidad suya a la perfección para su interpretación. Su actitud gruñona, mandona y temperamental es la propia gracia personificada sin tener que recurrir a una sobre explotación de comentarios chistosos y gestos burlescos a los que nos tiene mal acostumbrados.
Casi lo mismo podríamos decir de su director, Rob Letterman. Casi a la par con su actor fetiche, sus aportaciones como director no es que hayan sido muy bien valoradas a lo largo de su carrera, siendo la última de sus atrocidades su versión del clásico de Jonathan Swift 'Los viajes de Gulliver'. Pero sin duda puede estar contento de que con esta adaptación de 'Pesadillas' ha encontrado la redención que necesitaba para volver a encauzar su carrera.
De nuevo, es difícil valorar una película así debido a la subjetividad con la que todos los espectadores la verán. Tampoco es fácil catalogarla para un público específico. Obviamente es una película que los preadolescentes disfrutarán por mezclar tantos géneros como la comedia, el drama, el romance y el terror. También es una buena opción familiar, ya que los padres que hayan podido disfrutar de estas obras por fin se verán recompensados viendo una película junto a sus hijos y no siendo meros acompañantes. Hasta incluso podría ser apta para que cualquier adulto que sienta esa nostalgia de revivir su adolescencia, ya que cada personaje mítico de la obra de Stine tiene su momento de gloria en esta adaptación, sobre todo el espeluznante muñeco Slappy, cabecilla de todo el caos.
Pero la nostalgia y la fantasía se combinan bien con un elenco bien elegido y un guión sencillo pero acertado. Dylan Minnette, un actor en alza al que hemos podido ver en películas como 'Prisioneros' , asume el rol de protagonista con convicción y deja patente un inicio de carrera bastante prometedor. Al igual que sus compañeros de aventuras, Odeya Rush y Ryan Lee que, a pesar de su también corta trayectoria frente a la gran pantalla, no son partícipes de unas interpretaciones torpes y sobreactuadas.
Toda la película está dotada de un ritmo frenético que te mantiene atento durante todo el metraje y eso es de agradecer. Siguiendo la linea de los clásicos familiares ochenteros que tanto gusta al público general, Sony Pictures se puede anotar un nuevo acierto para este 2016. Ya las críticas en Estados Unidos valoraron positivamente esta adaptación y consiguió posicionarse bien en la taquilla norteamericana. En nuestro país se estrena en la época turbulenta de los grandes estrenos de los Oscars, pero sin duda será la opción elegida por las familias en su fin de semana de estreno.
Además, Sony aseguraba que estaba trabajando en una posible secuela por lo que, al igual que con los libros, sólo hay que esperar a que su trayectoria cinematográfica sea igual de prolifera que los libros en los que se basa o simplemente se convertirá en otro proyecto ahogado por una industria capaz de convertir lo que se ama en algo que acabas aborreciendo.
Nota: 6/10
Lo mejor: La nostalgia que suscitará en el espectador que conozca la obra de Stine
Lo peor: No deja de ser una película comercial con bastantes fallos pero que no consigue destrozarla por completo