En 'Las amargas lágrimas de Petra von Kant', uno de los largometrajes más aclamados del malogrado cineasta alemán Rainer Werner Fassbinder, la protagonista, una despiadada diseñadora de moda interpreta por Margit Carstensen, dijo: "Estás con alguien en un coche o en una habitación y quieres decir algo, pero tienes miedo. O te gustaría ser afable pero nuevamente tienes miedo. Tienes miedo de perder puntos, de ser el eslabón más débil. Es un momento terrible en el que ya no puedes volver atrás y empezar de nuevo".
Si hay un cineasta que podía ahondar en la vida y obra de Fassbinder, una de las principales figuras del Nuevo Cine Alemán, ese era François Ozon. Admirador de sus filmes y estilo, para el realizador francés no solo ha sido uno de sus principales referentes como director de cine; sino que también tuvo la valentía de llevar a la gran pantalla una de las piezas teatrales más desconocidas de Fassbinder, 'Gotas de agua sobre piedras calientes', uno de sus títulos más aplaudidos y uno de los más atrevidos de su bien dilatada filmografía.
Para Ozon, 'Las amargas lágrimas de Petra von Kant' eran una sublimación o una metáfora de las complicadas y atormentadas historias de amor que el propio Fassbinder vivió. De ahí, que considere que la protagonista era un claro reflejo del cineasta y eso es lo que es 'Peter von Kant', que fue el filme de apertura de la pasada 72 edición del Festival de Berlín, el lugar más apropiado para su debut. Por supuesto, esta versión no solo está a la altura, sino que sabe explorar la compleja psique de un autor enamorado de su propia obra, un leitmotiv constante en la vida y obra de Fassbinder.
Ozon muestra un control magistral de los escenarios claustrofóbicos
En esta versión, la reconocida diseñadora de moda pasa a ser un aclamado cineasta de reputación internacional y la sirena que termina devorando a su amante dominante se convierte en bello tenebroso aspirante actor, para el que Ozon se inspiró en la atormentada relación que tuvo Fassbinder con el actor marroquí El Hedi ben Salem, quien se suicidó en 1977, pocos años después de la ruptura.
Pero lo que encumbra a 'Peter von Kant' es la manera en la que Ozon sabe crear atmósferas claustrofóbicas y su magistral control de los escenarios teatrales. Es más, diríase que sus películas más aplaudidas tenían esta aura, como la mentada 'Gotas de agua sobre piedras calientes', '8 mujeres' o 'En la casa'. Dado su propio espíritu fassbinderiano, Ozon configura un universo perverso, de sadomasoquismo emocional, en el que expone la perturbadora relación entre el artista y su musa y en la delgada línea ente el amor y la dominación y la dependencia emocional.
Cierto es que esos elementos ya estaban en la obra original, pero Ozon los actualiza y, es más, los lleva a un terreno completamente diferente, como es el universo masculino. Aquí se exponen las fragilidades del varón y su ego, a ello se suma un perverso juego de sadismo y masoquismo, es fascinante cómo el realizador plasma la seguridad y el temperamento de un artista se derrumban ante las pasiones más básicas y cómo estas son las que le convierten en prisionero de un joven que termina tornándose en un bello tenebroso, como si su juventud fuese una especie de Rusalka u Ondina que termina atrapando el lado más oscuro de la psique humana.
Espléndido Denis Ménochet. Khalil Ben Gharbia es todo un descubrimiento
Ese juego de dominante dominado y de sumiso empoderado no hubiera llegado a buen puerto sin elenco protagonista. Aquí brilla especialmente Denis Ménochet, el actor de 'Custodia compartida' y 'As bestas' no podía ser mejor elección para meterse en la piel del malogrado cineasta. El intérprete transmite a la perfección las inseguridades del cineasta, disfrazada de ataques de divismo y de cómo esas fragilidades le llevan a perder el control. A su lado, un fascinante Khalil Ben Gharbia, debutante que sabe tener espíritu de ingenuo muchacho y cómo esa fachada termina revelando su poder como bello tenebroso, bien podría ser un Querelle contemporáneo.
A ese espléndido dúo protagonista se unen un estupendo trío de actrices. Isabelle Adjani trae el espíritu de Marlene Dietrich, la actriz que nunca pudo actuar para Fassbinder, con una interpretación magnífica, en la que representa, por otro lado, la afinidad del propio Ozon con la figura de la 'primera actriz'. A su lado, Hanna Schygulla, musa del Fassbinder original, quien pasa de ser la joven femme fatale de la cinta original a la comprensiva madre que abre los ojos a su vástago. Mención también para Aminthe Audiard, sobrina del afamado Jacques Audiard, en uno de sus primeros desafíos interpretativos. También aplauso para Stefan Crepon, quien se convierte en el pupilo esclavo del protagonista y que es la representación más gráfica del masoquismo.
'Peter von Kant' es un homenaje a la altura de Fassbinder y de lo que significó. Ozon vuelve a demostrar su fascinación por una manera narrar única y que encumbra a su vigésimo primer largometraje como uno de los mejores de su extensa filmografía. Con unos actores en estado de gracia y un escenario tan claustrofóbico como la propia trama, solo queda dejarse llevar por este perturbador torbellino de emociones.