Pese a su extensa carrera y ser reconocido como uno de los mejores autores contemporáneas en lengua castellana, lo cierto es que a Arturo Pérez-Reverte, miembro de la Real Academia Española desde 2003, no ha tenido mucha suerte con las adaptaciones cinematográficas de sus obras. A pesar de loables intentos como los de Agustín Díaz Yanes con 'Oro' o Imanol Uribe con 'La carta esférica', han sido muy pocas las versiones para la gran pantalla que han logrado convencer, toca remontarse a 1992 con 'El maestro de esgrima'. De ahí, que cause expectación el estreno de 'La piel del tambor', que adapta la novela homónima de 1995 y que es considera una de sus novelas más emblemáticas fuera de la saga 'Las aventuras del capitán Alatriste'.
A pesar de contar con el beneplácito expreso del propio escritor, la cinta no deja de transmitir la sensación de ser un episodio piloto de una serie. Es más, sus créditos iniciales están hechos de tal forma que parece que, en cualquier momento, aparecerá el logo de una cadena de televisión o plataforma en streaming. También es cierto que el filme intenta ser lo más fiel posible a la novela original y es ahí donde la cinta cae, pues es su guion donde más flojea, a pesar de estar firmado por ocho personajes, entre las que incluye el propio director de la cinta, el colombiano Sergio Dow, quien debuta en la ficción con esta propuesta.
Ocho manos que no son capaces de crear una historia con personajes que atrapen. Sí, sus primeros minutos tienen mucha adrenalina, el ver cómo un hacker invade y rompe el sistema de seguridad de la Santa Sede y accede al ordenador personal del mismísimo Papa. Se suma también el misterioso caso de una catedral que, supuestamente mata a todo aquel que la perturba. En medio, un caso de espionaje dentro del propio Vaticano y una serie de casos de corrupción, especulación inmobiliaria y chantaje relacionado con oscuros secretos y delitos de la Iglesia.
Realmente, había una oportunidad de oro para crear un thriller diferente, que cuenta con un sacerdote que tiene 'licencia para matar', al más puro estilo James Bond y que es encarnado por un Richard Armitage magnífico, pues el británico muestra sus habilidades para un papel que parece estar hecho a medida. Sin embargo, el libreto no permite desarrollar más un personaje que parecía destinado a dar juego, limitándose a su misión de espía. Tampoco se ahonda más en el resto, lo que provoca que sea un relato que busca intentar incluir la mayor parte de las escenas de la novela pero sin profundizar demasiado en ellas.
Un thriller de acción a medio gas
Y así provoca el efecto de que quiere contar mucho en poco tiempo, lo que lleva a crear un relato demasiado liviano, con una trama que termina resolviéndose de forma precipitada y caótica y con una premisa que termina tirando de demasiados clichés, incluyendo un guiño descarado a 'El pájaro espino'. La misión por descubrir el misterio de la catedral o descubrir la identidad del hacker pasan a un segundo plano, siendo un mero Macguffin, lo que provoca que la historia se disperse en una serie de secuencias que recuerdan demasiado a otros filmes similares, como 'Código Emperador', 'La maniobra de la tortuga' u 'Objetos', todas estrenadas este mismo año y cuyos resultados fueron mejores.
Si se le suma el nulo desarrollo de los personajes secundarios o los que le rodean al padre Quart, se está ante un thriller efectista, con algunas secuencias que funcionan por sus altas dosis de acción, pero con un desarrollo mal elaborado. Da la impresión que se ha querido abarcar mucho y se ha terminado sacrificándose su trama principal. A ello se le añade unos actores de primer nivel que no están lo suficientemente bien aprovechados, especialmente el caso de Alicia Borrachero. Aunque Sevilla luce como un escenario ideal, tampoco se siente que se haya exprimido del todo.
Finalmente, 'La piel del tambor' le acaba sucediendo lo mismo que le pasó a la miniserie 'Quart, el hombre de Roma', en la que Roberto Enríquez ya se puso en la piel del protagonista de la obra de Pérez-Reverte. Vuelve a producirse la sensación de lo complicado que resulta trasladar sus universos a la pantalla y de reinterpretar su lenguaje literario al audiovisual.
Esta adaptación termina estando más emparentada con las mentadas 'Oro', 'La carta esférica', incluso con 'La novena puerta', en la que el mismísimo Polanski demostró lo complicado que es trasladar el imaginario del autor cartagenero a otro medio. Una propuesta que, quizás, demandaba la visión de un cineasta o de un guionista de mayor personalidad, la suficiente como para apropiarse del relato y hacerlo suyo.
Nota: 5
Lo mejor: Richard Armitage demuestra tener presencia para un papel como el del padre Quart.
Lo peor: La sensación de que se queda en tierra de nadie. Tampoco toca mentar la errónea decisión de que todo el filme esté rodado en inglés.