Desde que el cine se convirtió en un método de transgresión con el que despertar sentimientos cruzados en el espectador, han sido muchos los títulos que se han atrevido a traspasar lo que podrían considerarse los límites de la ética y la moralidad, y que se han convertido en objeto de estudio (y de críticas despiadadas) a la hora de hablar de la censura y de dónde deben establecerse esas limitaciones.
Porque el arte no debería conocer límites ni ser acotado, son varios los ejemplos que desde la modernidad cinematográfica nos han venido a hablar de que las reglas están para transgredirlas, o si no que le pregunten a Pier Paolo Pasolini y su 'Saló o los 120 días de Sodoma', o a Ruggero Deodato y su nueva concepción del cinema verité en 'Holocausto caníbal'.
Sin remontarse al siglo pasado, tan solo cabe tener en cuenta una de las películas que más ríos de tinta han hecho correr en los últimos años por lo que a su alto contenido en violencia gráfica (gratuita para muchos, justificada para otros) se refiere, 'A Serbian Film'. Sin que tenga nada que ver en su argumento con ella, 'Playground' tiene varias semejanzas con el título del serbio Srdjan Spasojevic, pues mientras que aquel se alzaba como crítica hiperbólica hacia la censura en su país, el título del polaco Bartosz M. Kowalski lo hace cual ensayo acerca de la violencia entre los más jóvenes
Traspasando el límite
La ópera prima del polaco ahondará en dicha temática para acabar convertida en una arriesgada y valiente obra que pretende mostrar que tras ese tipo de conductas parece no haber ninguna motivación detrás, siendo un mero reflejo de una sociedad podrida en la que la falta de códigos morales se han convertido en una suerte de actual representación del mal.
Para ello, se basa en el atroz crimen real perpetrado en 1993 en Liverpool por dos niños de diez años, Robert Thompson y Jon Venables, quienes secuestraron, torturaron y mataron a James Bulger, de tres años de edad. Utilizando esa base real, Kowalski traslada la acción a su Polonia natal, a una ciudad donde a modo de capítulos conoceremos a tres de los protagonistas de la historia: Gabrysia, una chica de familia acomodada que quiere declararse al chico que le gusta; Szymek, un niño al cuidado de su padre enfermo; y Czarek, quien podría definir a la perfección el perfil de joven de familia desestructurada. Las vidas de los tres, alumnos del mismo colegio, cambiarán por completo cuando se lleve a cabo una cita de corte amorosa. A partir de entonces, todo se girará con unas consecuencias tan devastadoras como terroríficas.
Considerada por muchos como un ataque gratuito a la moral, cabe tener en cuenta que bien podríamos estar hablando de una de las películas con una de las secuencias más incómodas de la historia del cine (sin exagerar). Y es que la escena en cuestión, lejos de considerarse como una mera provocación sin fundamento, bien debería entenderse como la representación de una realidad tan aterradora que, quizás, aquellos que la tachan de gratuita e innecesaria, se niegan a comprender como una problemática que existe a día de hoy.
Nota: 9
Lo mejor: La valentía que asume Kowalski desde el planteamiento hasta la desgarradora secuencia final.
Lo peor: A nivel personal, es un film que te destroza por dentro y, lógicamente, no apto para los más sensibles.