Uno de los mayores escollos que tiene en su camino al éxito un remake, es la inevitable comparación con la película original. En el caso que nos ocupa, debe enfrentarse a una de las grandes joyas del cine de terror de serie B, 'Posesión infernal', el buque insignia para muchos de Sam Raimi y que trajo a las pantallas al carismático Ash J. Williams, encarnado por Bruce Campbell. En esta nueva película, han contado en la dirección con el uruguayo Fede Alvarez, conocido por sus cortometrajes, del que es más famoso 'Ataque de Pánico!', y con 'Posesión infernal (Evil Dead)' se enfrenta a su primer largometraje, y nada menos que en Hollywod, donde tiene su aciertos y desaciertos.
La cinta respeta la puesta en escena del filme original, pero con variaciones para hacerla más acorde a los tiempos que corren: Cinco veinteañeros se refugian en una remota cabaña, en la que esperan ayudar a una de ellas a desintoxicarse, pero descubren por casualidad "El Libro de los Muertos" y sin ser conscientes del poder que encierra, despiertan a los demonios que habitan en los bosques cercanos. Los jóvenes comenzarán a ser poseídos, y solo uno de ellos podrá frenar el mal que han despertado.
La historia por lo tanto ofrece un punto de partida algo simple, pero esto ha sido premeditado al basarse en el filme original, y al que se ha querido aportar una excusa más actual que fuera razón de peso para mantener a los protagonistas en la cabaña: la drogadicción. Este nuevo detalle de guión ofrece a los personajes una razón más fuerte para no abandonar la cabaña, por muy destartalada y terrorífica que parezca. En esta ocasión está más justificado el que se mantengan ahí y no huyan despavoridos ante los primeros síntomas de posesión.
Fede Alvarez ha querido mantener la esencia del filme original, pero desvinculándose del humor y haciendo la violencia más explícita si cabe. Es por ello que esta película, aún basándose en la 'Evil Dead' original, marca su propio camino en el tratamiento de la historia: desde posesiones mucho más violentas hasta cambios en el guión y roles de personajes. Es por ello de agradecer que no haya sido un remake plano-a-plano al uso, y que mantenga cierta intriga en el espectador que haya visto la cinta original, ya que aún conociendo de antemano el filme en el que se basa, consigue desvincularse de él y ofrecer un producto nuevo, siempre regado de guiños a la historia original, para los fans más atentos.
La actriz protagonista, y sobre la que recae la mayor importancia de la historia es Jane Levy, que encarna a Mia, la primera y principal poseída. Ante un papel de tanta importancia, y donde el maquillaje y la violencia, además de un cambio de registro cuando está o no poseída, hace de este personaje el más atractivo del filme, y a su actriz, a la mejor ubicada en él, ya que pasa por diferentes fases a lo largo de la película y se encuentra desenvuelta en cada una de ellas.
El protagonista masculino de la historia es David, encarnado por Shiloh Fernandez, y que se convierte en un protagonista que no llega a conectar del todo con el espectador, siendo incluso algo inexpresivo. A lo largo del filme también hará ciertas acciones incoherentes, en pro de una historia que requiere situaciones peligrosas para los personajes, pero que se acaba convirtiendo en un personaje que no llega a encandilar, mucho menos cuando la historia de por si no da los suficientes detalles sobre los protagonistas, y éstos no son lo suficientemente atractivos para añadir carisma y un baraje previo al personaje.
Lou Taylor Pucci hace de Eric en la cinta, y su personaje tiene subidas y bajadas, ya que por momentos se encuentra fuera de lugar (sobre todo con unos diálogos irrisorios), mientras que en otros momentos tiene mayor peso en la historia que el propio protagonista, e incluso llega a desatar más simpatía que él. Si bien en un principio no llega a conectar con el espectador, esto se va diluyendo a lo largo de la película gracias a los golpes del guión.
Las actrices Jessica Lucas y Elizabeth Blackmore completan el reparto, con unos papeles correctos en cuanto a su fase más entrada en el "caos", pero que pecan de evidentes en cuanto a expresar miedo se refiere. A esto me refiero a que parece que todos los personajes padecen de unos temblores algo exagerados cada vez que se encuentran en una situación de tensión, por lo que parece que toda la gama de sentimientos que son fruto del terror se expresen solo en estos temblores, un detalle que puede pasar desapercibido, pero que limita en cierta medida la gama de sensaciones que puede expresar el actor o actriz en el filme.
Nos encontramos ante una película que, desde una visión algo adolescente, quiere volver a traer el terror a las pantallas, pero que no logra conseguirlo del todo. En el filme los mayores sustos suelen ser por medio de secuencias rápidas y fuertes sonidos, a la vieja usanza, y el filme no logra mantener la tensión a lo largo de la historia, donde casi lo que espera el espectador es la siguiente carnicería más que el miedo a cada momento, casi siempre debido a unos diálogos que no hacen más que justificar el guión, y que incluso pueden hasta ser algo irrisorios, lo cual produce una desconexión del espectador más atento y que se quiera introducir en la historia, la cual como hemos comentado es muy simple, y por lo tanto no veremos a personajes memorables ni historias que rebosen carisma.
Bienvenidos, amantes del gore
Aún así, este filme será un gozo total para todo amante del buen gore, algo de lo que puede estar orgulloso Fede Alvarez. Un exquisito maquillaje, litros y litros de sangre y mucha violencia explícita es lo que más se puede ver en pantalla y lo que mejor conseguido está, que al tener esa atmósfera tan "artesanal" y cercana, aún queriendo apartar la mirada de pantalla, se mantiene en ella por lo bien conseguido que están todos estos efectos, desde desmembramientos hasta lluvias de sangre, todo son alardes para el fan del gore, ya que éste se convierte en el mayor atractivo del filme, como lo fue en el original, mas que en la cinta de Sam Raimi teníamos a un Bruce Campbell del que todos queríamos ser amigo, y en este filme, por momentos, se les quiere a todos muertos.