Por si no fuera suficiente con dominar las taquillas con su omnipresente universo cinematográfico, Marvel también se lanzó hace años a la pequeña pantalla para aprovechar el inconmensurable tirón de sus personajes. Comenzaron en 2013 en ABC con una prescindible programación, capitaneada por 'Agentes de SHIELD', que pretendía nutrirse del éxito de las películas. Sin embargo, tuvo que intervenir Netflix para que la calidad hiciera acto de presencia. Gracias al acuerdo entre Marvel y el portal de contenidos online hemos podido conocer en profundidad a Matthew Murdock, Jessica Jones, Luke Cage y Danny Rand, que escalonadamente han ido estrenando sus series individuales. Desde aquel 2015 en el que 'Daredevil' abrió la veda, la idea estaba clara: los cuatro héroes unirían sus insólitas fuerzas en una quinta serie, 'The Defenders'.
Después de imprimir en las series previas las características inherentes a cada uno de sus protagonistas, el objetivo de este crossover era que el rojo, el morado, el amarillo y el verde se mezclaran correctamente y que el resultado no fuera una abigarrada e individualista paleta cromática. En ese sentido, se han quedado a medio camino en los primeros cuatro episodios de la serie, a los que hemos tenido acceso. El arranque de 'The Defenders' tiene mucho que envidiar al de 'Darevedevil', 'Luke Cage' y 'Jessica Jones', que contaron con pilotos excepcionales. En el caso de la nueva serie, el primer episodio es básicamente una prolongación de las tramas individuales, con el objetivo de que convergieran en algún punto. Desgraciadamente, ese encuentro tarda en producirse bastante más de lo esperado, sobre todo si tenemos en cuenta que el crossover sólo contará con ocho episodios.
La dilación es innecesaria, ya que con leer el título de la serie ya sabemos que tendrá que producirse la reunión entre los personajes, que dan demasiados rodeos y rechazan más que San Pedro la posibilidad de crear esa coalición de superhéroes. Sin embargo, hay cierta coherencia dentro de esas numerosas negativas y actitudes dubitativas, ya que si por algo se han desmarcado las producciones de Netflix es por el abordaje serio y repleto de una acción mucho más cruenta que la de las películas, que se limitan a cubrir el baremo necesario de chistes para que la tensión no supere al espectáculo. Los protagonistas de las cuatro series individuales huyen de la imagen convencional del héroe. Todos cuentan con traumas pasados, dígase orfandad o marginación, que no dejarán de perseguirles. Por lo que tiene sentido que no se impliquen desde un primer momento en un grupo de extravagantes desconocidos, lo cual no justifica que haya que esperar casi hasta la mitad de la serie para ver ese esperado momento.
Antagonista in crescendo
La gran recepción de este microcosmos televisivo de Marvel también se debe al carisma de sus villanos, como el caprichoso Kilgrave, interpretado por David Tennant, y el imprevisible Cottonmouth, encarnado por un inmenso Mahersala Ali. En 'The Defenders', la encargada de cubrir ese exigente cargo de antagonista ha sido Sigourney Weaver. Un mito de la acción para una serie que debería llevar la adrenalina en su ADN. Sin embargo, la villana marca el ritmo de la serie, lento y ascendente, ya que, a medida que pasan los capítulos, Weaver parece encontrarse algo más cómoda en un entorno marcado por las artes marciales y las guerras místicas y milenarias. Su personaje no ha demostrado más habilidad que tener una presencia inquietante, pero es obvio que tiene más de un as guardado en la manga.
El conflicto entre The Hand y The Chaste, bando malo y bando bueno para entendernos, fue introducido en la segunda temporada de 'Daredevil', desarrollado en 'Iron Fist' y parece que culminará en 'The Defenders'. Por lo que conviene haber visto las aventuras previas para engancharse desde el principio a esta lucha, aunque Stick se encargue de repetirnos lo mismo una vez más para que los rezagados no se pierdan. Ese enfrentamiento ha servido de hilo conductor y la segunda mitad de la serie promete explorarlo hasta el límite, pero los primeros episodios son demasiado tibios como para anticipar una gran batalla o un final épico.
A la espera de poder ver el resto de la serie, lo que sí que cabe destacar es la gran conexión entre los cuatro héroes. El gran reto de 'The Defenders', que las escenas compartidas no cayeran en la frialdad absoluta, se solventa con creces. Pero lo mejor llega cuando todos se unen en el campo de batalla, por no llamarlo oficina, y se palpa una gran comunión entre ellos. Cuando la serie recupera el espíritu de Wu-Tang Clan, no hay nada que reprocharle. Desgraciadamente, por ahora en 'The Defenders' la acción no ha sido tan preponderante, se ha movido por unos derroteros mucho menos excitantes, por lo que hemos de tener la esperanza de que se produzca un viraje en el ecuador de la temporada. Y a juzgar por lo último que hemos visto, es muy probable que eso suceda.
Nota: 6
Lo mejor: La primera secuencia de acción conjunta.
Lo peor: La falta de ritmo de los primeros episodios, que se ahogan en un entramado demasiado complejo para hacer que los cuatro personajes se encuentren.