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CRÍTICA

'La puerta de al lado': La ventana indiscreta

Crítica de 'La puerta de al lado', dirigida por Daniel Brühl y escrita por Daniel Kehlmann. Protagonizada por Brühl y Peter Kurth. Mostrada en la Selección Oficial del 71 Festival de Berlín.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 19 de Noviembre 2021 | 14:35
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Considerado uno de los grandes actores alemanes de su generación, Daniel Brühl se lanza a la realización. Todo un salto sin red, al no haber probado antes rodando episodios de series o cortometrajes. No obstante, el intérprete demuestra ser todo un equilibrista, pues 'La puerta de al lado', que compitió por el Oso de Oro en el 71 Festival de Berlín y estuvo presente en la pasada 18ª edición del Festival de Sevilla, es un notable primer ejercicio en el que se ve que el protagonista de 'Good Bye, Lenin!' y 'Los edukadores' sabe crear ambientes llenos de tensión.

La puerta de al lado

'La puerta de al lado' está basada en una idea del propio Brühl, el cual buscaba retratar la farsa que vive alguien expuesto a la opinión pública. Al ser su primer ejercicio como realizador, el artista optó por pisar terreno seguro y decidió que su protagonista fuese actor, permitiéndole hacer un retrato mucho más ácido y descarnado al conocer de primera mano el oficio. Eso, el guion de Daniel Kehlmann, con quien el intérprete trabajó en 'Yo y Kaminski', lo refleja.

El filme comienza con una puesta en escena teatral, que atrapa por lo rápido que van sucediendo los acontecimientos. Un actor, aparentemente de éxito, hace tiempo en un bistró del centro de Berlín antes de coger un vuelo a Londres para una audición de una ambiciosa propuesta comercial de cine de superhéroes. Allí, se topa con un vecino que vive al lado suyo, pero al que no conocía de nada, y que le va revelando aquellos secretos de su vida que creía que nadie sabía y que muestran la capacidad de espionaje de aquellos que conviven puerta con puerta.

La puerta de al lado

Un debut notable como director del actor de 'Good Bye, Lenin!' y 'Los edukadores'

Primero, la propuesta se nota que es eminentemente europea (en España, ese espionaje su hubiera podido cortar de raíz con unas persianas). Por otro lado, el guion de Kehlmann, junto con la dirección de Brühl saben dosificar la intriga sobre las intenciones del vecino a la hora de averiguar todo lo que sucede en la vida del actor. Bajo esa premisa, el intérprete no solo hace una crítica a la parte superficial de la profesión, sino también aprovecha para retratar una ácida mirada a lo referente que el público debe o tiene que esperar de las estrellas, las cuales fuera del set o de las promociones, no están trabajando.

La puerta de al lado

Partiendo de propias anécdotas que Brühl ha vivido en carne propia, como la relacionada con la de una fotografía, 'La puerta de al lado' aparenta ser autobiográfica (los guiños a 'Good Bye, Lenin!' o las producciones de Marvel provocarán más de una sonrisa irónica) y aprovecha esa incertidumbre para jugar con el público, ofreciendo un thriller de salón, debido a un espíritu esencialmente teatral, en el que Brühl se mueve como pez en el agua. Con el público más acostumbrado a tenerlo en producciones en inglés y con un enfoque más comercial, se echaba en falta verle en un ambiente más europeo y con un papel hablado en alemán.

Al lado de Brühl está Peter Kurth, el que realmente se lleva todo el show. El veterano actor sabe guardar bien sus cartas hasta el final, transmitiendo una sensación de perplejidad a los espectadores que es el verdadero aliciente para continuar visionando el largometraje. Gracias a esa sensación de querer saber más, de ver las consecuencias de haber abierto la caja de Pandora, 'La puerta de al lado' es un notable debut que muestra que el actor de 'Feliz Navidad' o 'La última primavera' tiene una visión muy propia del suspense y que, al estar por pulir, puede ofrecer una carrera como realizador interesante.

Nota: 7

Lo mejor: El duelo interpretativo entre Daniel Brühl y Peter Kurth. Lo opresivo del ambiente teatral.

Lo peor: Aunque la intriga se mantiene hasta el final, da la sensación de que el guion no sabe resolver la historia, provocando que el desenlace sea precipitado.

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