El género de la fantasía es uno de los más desafiantes a nivel cinematográfico. La aparente libertad que tienen sus premisas corren el riesgo de entrar en lugares comunes. A ello se suma si se quiere narrar relatos con el toque propio esas historias que buscan mezclar un escenario moderno con otro que propicie la fantasía. Eso es la saga que Tom Holt comenzó con 'La puerta mágica', libro editado en 2003 que ahora llega convertido en película.
Una primera entrega que llegó seis años después de la publicación en Inglaterra de 'Harry Potter y la piedra filosofal' y dos años después de que llegase la primera adaptación cinematográfica de la saga creada por J.K. Rowling. Con lo cual, es imposible no sacar semejanzas, especialmente por ciertas secuencias que evocan al film que dirigió Chris Columbus en 2001.
La cinta la dirige el australiano Jeffrey Walker, curtido como actor y director de series de televisión, quien se enfrenta a su tercer largometraje pensado para cines (aunque no haya pasado por salas en Estados Unidos). Con una ambición creativa importante, la cinta está coproducida por The Jim Henson Company, lo que le ofrece a la cinta una estética ochentera que incita a la nostalgia, con momentos que evocan a 'Cristal oscuro' o 'Dentro del laberinto'.
Una cinta que se queda en tierra de nadie
Y, quizás, en ese intento de tener ese enfoque oscuro propio del cine ochentero, provoca que su premisa esté en un terreno abstracto. Sus protagonistas e intenciones son más propios para el público adulto, pero el tono está más pensado para el cine familiar. Es cómo si el guion, escrito por Leon Ford, buscase una especie de cine mágico, de aventuras y fantasía pero sin contar con el público familiar.
Sí, eso era 'El Señor de los Anillos', pero es más que evidente que las ambiciones de 'La puerta mágica' son mucho menores. Es más, como se ha comentado antes, el estar más emparentado con 'Harry Potter' o, inclusive a 'Las crónicas de Narnia', hace que esa búsqueda de fantasía para adultos pero con tono familiar provoque la propuesta se quede en tierra de nadie.
A pesar de contar con secundarios y villanos de lujo, con actores de la talla de Sam Neill o Christoph Waltz, 'La puerta mágica' no sabe a quién quiere dirigirse exactamente. Esa confusión provoca que se quede en tierra de nadie.
Lo mejor: Apostar por un relato de aventuras y fantasía diferente.
Lo peor: No sabe encontrar su tono, ¿es familia, para adultos? Esa indecisión provoca que la cinta se quede en tierra de nadie.
