¿Os ha pasado alguna vez que estáis leyendo un libro y no dejáis de pensar todo el rato "esto le pegaría tanto adaptarlo a este director..."? A mí me pasó con 'Ready Player One', la novela de Ernest Cline de 2011 que ahora llega a los cines de la mano del cineasta para la que parece haber sido escrita: Steven Spielberg. Ya en la novela, Cline se destapa como un devoto del director de 'Tiburón', así que puedo imaginar su emoción cuando se firmó el contrato. Porque solo Spielberg podía captar tan bien que la novela es mucho más que una serie de guiños. Y es que este director, que conoce perfectamente la importancia que tienen estos personajes para tanta gente, logra que dichos guiños se utilicen a favor de la creación de un universo y no simplemente como prostitución de la nostalgia.
'Ready Player One' nos lleva al año 2045. James Halliday (Mark Rylance), creador de OASIS, la realidad virtual que ha transformado la sociedad, ha muerto. Al no tener descendencia, ha creado en su propio mundo virtual una gran búsqueda del tesoro, y el premio al primero en encontrar el "Easter Egg" es todas sus acciones de su empresa y el control completo de OASIS. En un futuro distópico en el que la humanidad prefiere sobrevivir a los problemas en vez de solucionarlos, porque en el fondo se vive mejor en OASIS, ser el dueño de ese universo ilimitado y convertirse en trillonario es algo por lo que merece la pena luchar. Wade Watts (Tye Sheridan) es un chaval de Ohio que venera a Halliday, y que dedica todo su día a ser un "Gunter" (abreviatura de Egg Hunter, cazador del huevo), a conseguir las tres llaves y encontrar el "Huevo de Pascua".
Antes de continuar con el análisis de la película, vamos a dejar una cosa clara: OASIS es un mundo en el que uno puede ser quien quiera ser y como quiera ser, de ahí que esté plagado de personajes de la cultura pop como Freddy Krueger o Harley Quinn. Yo os pregunto: ¿si pudierais ser cualquiera, no os convertiríais en alguno de vuestros personajes favoritos? Esto es lo que nos permite OASIS, un juego creado por un hombre que amaba la cultura de los 80, por lo que por supuesto la ha utilizado en su propia creación. Yo, por lo menos, habría hecho lo mismo si fuera él. La cultura pop es la base de 'Ready Player One', pero no la protagonista. Spielberg consigue utilizarla como elemento narrativo sin explotarla. Si os molesta ver un DeLorean en una carrera junto a la moto de 'Akira', ni lo intentéis, pero os estaréis perdiendo una grandísima aventura que no pretende ganaros con vuestros recuerdos. Ya os ganará por muchas otras cosas.
Por ejemplo, por ser una aventura totalmente Spielberg, pero actualizada al lenguaje actual. Tiene narices que un hombre de 71 años haya sido capaz de descifrar mucho mejor el lenguaje de los videojuegos y cómo trasladarlo a la gran pantalla que prácticamente todas las películas basadas en un juego. 'Ready Player One' es un gigantesco videojuego con sus tres fases para conseguir tres llaves, con secretos, con artefactos, con atajos, con jefes finales. Todo el que haya cogido el mando de una consola alguna vez lo entenderá perfectamente, aunque no sea necesario ser un jugón para apreciarlo. Pero todos los chavales que quizás han dejado el cine un poco de lado y pasan horas jugando a videojuegos verán que Spielberg habla su idioma, y con un poco de suerte se vean convencidos por una magia que solo se puede conseguir en una sala de cine.
Spielberg nunca ha sido de los que se conforman con lo que hay. Gracias a él hemos visto muchos de los grandes saltos en efectos visuales de las últimas décadas, y 'Ready Player One' le ha permitido dejarnos boquiabiertos una vez más. OASIS es, directamente, una pasada. La animación de los escenarios, el CGI de los personajes, la inclusión de todo ello en un batiburrillo perfectamente organizado y explosivo, todo el apartado técnico es una locura. Jugando con la ventaja que tiene el que se tenga que notar la diferencia entre el mundo virtual y el real, OASIS es, realmente, ese lugar del que nunca querríamos salir, colorista, variado, imposible, un sueño. Pocas veces hemos visto algo tan apabullante, que merece ser visto en la pantalla más grande que encontréis. Merecerá la pena.
La acción es todo lo que se podía pedir a una superproducción palomitera, un terreno que Spielberg maneja como el maestro que es. Cada fase de la búsqueda del Huevo es trepidante, comenzando por la espectacular carrera de coches. Zak Penn y el propio autor de la novela, en parte por no disponer de los derechos de todo lo que se menciona en el libro y sobre todo por haber entendido perfectamente que lo que puede funcionar en tinta puede no ser lo más atractivo visualmente para el cine, y viceversa, han optado por dejar la base de la historia, pero modificar muchas de las partes, como es el caso de las pruebas, que cambian casi por completo respecto a la novela. Es la mejor decisión que podían haber tomado. Mantiene ese aire de homenaje a los videojuegos y la cultura pop, y resulta sin duda no solo mucho más espectacular, sino que se basa en referencias mucho más accesibles que las del libro, permitiendo que cualquiera con una mínima cultura general se pueda meter en esta aventura sin ser el friki supremo que era Halliday o que es Parzival. El nivel experto sería encontrar todos los guiños y referencias que hay en la película, que ya os digo que es absolutamente imposible. Que Spielberg haya ayudado a forjar esa cultura pop le hace el más indicado para utilizarlo con respeto y con ese puntito nerd que necesita una historia como 'Ready Player One'. Historia que podríamos considerar el colofón a la evolución del término "friki" en nuestra sociedad: de vivir casi en el ostracismo y ser objeto de burla por gustarte según qué cosas, a convertirte en el héroe de un presente en el que, precisamente, si no ves 'Juego de Tronos' o 'Stranger Things', serás señalado con el dedo.
Spielberg, al fin y al cabo
Todos estos elementos se agrupan en una aventura que recuerda totalmente al cine de los ochenta como 'Los Goonies' o 'Indiana Jones', nos da una película 100% Spielberg. Desde a su protagonista, tirando a tímido pero con alma de héroe, a sus carismáticos compañeros de aventura (destacando lo bien que funciona Art3mis, el personaje de Olivia Cooke), al villano con sed de poder y dinero, pero con un punto caricaturesco, que es del Nolan Sorrento de Ben Mendelsohn, Spielberg vuelca en OASIS, y sobre todo en los fragmentos en los que estamos en el mundo real, sus propios elementos característicos para darnos una maravillosa película para toda la familia que dura más de dos horas y que se pasa volando. Quizás no me funciona todo lo que debería el romance. Quizás hay cosas hacia el final que se hacen un poco precipitadas. Pero el resultado es tan entretenido que no seremos capaces de pestañear hasta que salgan los créditos. También ayuda mucho que la banda sonora de Alan Silvestri sea tan Spielberg, y que mezclada con clásicos ochenteros utilizados con mesura y mucho coco, nos deje un apartado musical que no se va de la cabeza. Además, como buena aventura familiar, viene con moraleja: estar vivo no es lo mismo que vivir. Wade tiene que aprender que OASIS no es el mundo real, una lección que conviene que nos recuerden cada vez más.
Si OASIS es como estar en la cabeza de James Halliday, 'Ready Player One' es como estar en la cabeza de Steven Spielberg. Ya no solo por lo que conoce, respeta y venera la cultura pop que referencia en la película, sino por la desbordante imaginación que ha tenido siempre. De hecho, 'Ready Player One', más que un homenaje a la cultura pop es un homenaje a la imaginación. Este director nunca se ha achantado por lo que es posible y lo que no, siempre nos ha hecho soñar, vivir aventuras y disfrutar de la fantasía en estado puro. Esta película es la imaginación de Spielberg funcionando a máxima potencia, demostrando todas las capacidades que tiene el lenguaje narrativo del cine o los videojuegos, del potencial que tiene un apartado visual bien ejecutado. 'Ready Player One' podría haber sido un caos, pero Steven Spielberg ha entendido perfectamente la magia que tiene detrás. En el fondo, es una aventura de esas que todos hemos vivido una y mil veces en sus películas. Esta magia necesitaba ponerse en las manos del hechicero correcto para desatar su potencial. Y con un mago como Spielberg, el resultado solo podía ser una obra maestra.
Nota: 9
Lo mejor: Que Steven Spielberg haya conseguido dar un paso más en su carrera con una aventura familiar maravillosa y un homenaje al poder de la imaginación.
Lo peor: Que haya gente que no vea más allá de "una sucesión de guiños".