Si te echan de un universo, create uno propio. O hasta dos, como ha hecho (o está intentando hacer) Zack Snyder. Desde que James Gunn le sustituyera como arquitecto del universo superhéroico de DC, el director de 'Batman v Superman: El amanecer de la Justicia' se mudó de Warner a Netflix, donde ha firmado un contrato de varios proyectos con ansias de narrativas expandidas. Entre ellos se encuentran 'Ejército de los muertos' y el comienzo de su propia versión de 'Star Wars': la muy galáctica y demasiado iniciática 'Rebel Moon (Parte Uno): La niña del fuego', disponible en la plataforma de streaming roja desde el viernes 22 de diciembre.
La doble cara de la epicidad
Para crear su propio universo, Zack Snyder ha vertido por completo su gran pasión por otras historias épicas. La más obvia y definitoria es 'Star Wars', ya que en un principio esto iba a ser un spin-off antes de la compra de Disney. En general, 'Rebel Moon (parte 1)' es un sentido homenaje a los cuentos y videojuegos clásicos sobre héroes y rebeldes. Desde las películas medievales de conquistas o los 'Los siete samuráis' de Akira Kurosawa, hasta los blockbusters actuales de Marvel y DC.
Todos esos referentes se ven muy claramente en esta película tan personal para Snyder, pero el realizador se atreve a crear algo nuevo y grande con ellos. Eso sí, sin perder su corazón (que lo tiene): el guion y la dirección presumen de ese encanto épico que amarán los fans del fantástico a través de esas historias de rebeldes que marcan la diferencia en situaciones del día a día y luchan por amar y sentirse amados. Así nos regala diálogos y planos dignos de enmarcar con mucho corazón y sentido para la trama que, tristemente, se quedan en meros clips excelentes aislados.
A pesar de haber dirigido las 3 entregas más direccionales para el Universo DC, Zack Snyder demuestra que sabe crear momentos epiquísimos aislados, pero no es capaz de construir una narrativa global desarrollada. Aquellos ecos de historias épicas se quedan en mucho ruido y poco desarrollo.
El primer capítulo de 'Rebel Moon' acierta al no querer abrir el universo por encima de sus posibilidades, pero aún así presenta un grave problema: los protagonistas no son personajes sino muñecos, muy bien planteados pero nulamente desarrollados. La película es un reclutamiento constante en una sucesión de presentaciones como las de un videojuego: entramos en su mundo, vemos al avatar, descubrimos su trasfondo y jugamos con él en una prueba frenética chulísima donde ni hablará ni se desarrollará; porque no vemos personajes, vemos avatares. Al igual que la estructura espacial episódica de 'The Mandalorian', este patrón y su variedad de mundos engancha. Pero después de cada viaje, todo lo construido se convierte en absoluto silencio como el que habrá en el espacio y tanto hay en el metraje.
Una epopeya en plano corto
A diferencia de 'La sociedad de la nieve', Netflix no ha estrenando 'Rebel Moon' en cines, y realmente es comprensible, ya que su escala y desenfoques parecen más propios de televisión que de cine. De hecho, no hay tanta acción: más allá de tres escenas movidas, el resto del metraje consiste en una formación de equipo a lo Vengadores con un el clásico viaje en nave. Pero cuando hay acción, es totalmente frenética y rítmica, con el pulso que uno espera del director de '300' (abuso de cámara lenta incluido).
Concreta y paradójicamente, es en las peleas cuerpo a cuerpo donde más se luce esta aventura espacial (quizás también por lo de no ir a salas), con un cierto exceso de primeros planos. En cambio, los generales no alcanzan esa epicidad y se les notan más las costuras. Junto al desarrollo de personajes, el apartado visual es el más dañado de la película, con una demasiado abstracta dirección de fotografía del propio Snyder y planos panorámicos como a medio renderizar, con el mismo aspecto bidimensional de sus escenas de 'Liga de la Justicia'.
Esos destellos de epicidad durante la acción son motivos suficientes para creer, sobre todo por una única razón: Sofia Boutella, protagonista y el mejor aspecto de 'La niña del fuego'. Snyder consigue encumbrarla como una heroína memorable y le regala planos extensos de coreografías maravillosamente interpretadas por esta bailarina y actriz argelina. Ella es el gran descubrimiento de la película, a diferencia del resto de actores bastante justos en sus interpretaciones (mención especial a Jena Malone como una terrorífica criatura). Afortunadamente, la épica banda sonora de Junkie XL ('El Hombre de Acero') tampoco les deja mucho espacio para hablar.
Más pero no mejor
'Rebel Moon (parte uno): La niña de fuego' es una super explícita primera parte, en la línea de 'Dune', pero sin ser tan redonda ni sosteniéndose por sí misma. Al final, queda un trayecto entretenido de videojuego con jefe final y escalada de nivel que consigue no ser tan ridícula como otras epopeyas espaciales ('El destino de Júpiter'); en lugar de tonta, simplemente, es extremadamente superficial e introductoria (el caótico montaje de la tercera parte intenta aportar más peso para compensarlo, pero solamente consigue dejar en evidencia una vez más la dificultad de síntesis y compresión de Snyder).
La duración de 2 horas y 12 minutos ayuda a que no se haga pesada esa superficialidad y deje con ganas de más; pero, por favor, que sea mejor. De momento, tenemos más Zack Snyder que nunca, aunque no mejor ni peor que las últimas obras de su filmografía. Esa libertad, entretenimiento, momentos épicos aislados y protagonista son hallazgos suficientes para disfrutar de dos horitas de un videojuego espacial clásico y esperar con intriga la segunda parte de 'Rebel Moon (parte dos): La guerrera que deja marcas', en Netflix el 17 de abril.