Esta película es muy importante para dos mujeres que están luchando por hacerse un hueco en la industria de Hollywood. Por un lado, Lori Evans Taylor firma el guion de su propio debut en la dirección antes de escribir el reboot de 'Destino final 6'. Con un foco mayor tras liderar el reinicio de la saga 'Scream', Melissa Barrera se estrena como productora a la vez que protagoniza absolutamente todos los planos de 'Reposo absoluto'. Ambas tienen mucho talento y un prometedor futuro cercano por delante. Cuando llegue, esta película se quedará como ese típico experimento aislado e irregular de intentar destacar en el cine comercial en solitario más allá de franquicias.
El drama y el terror se desatan muy naturalmente con el acertado planteamiento de encerrar a Julie (Melissa Barrera) en la cama durante sus últimos 2 meses de embarazo. Tal y como demostrará en su siguiente película con Jordana Brewster ('Cellar door'), la directora encuentra su voz al poner en primer plano los traumas de la maternidad y sus consecuencias.
Con un lenguaje necesariamente explícito, da voz a esta realidad más habitual y tabú de lo que parece sobre las complicaciones de los embarazos. Incluso ampliando el cuadro, la depresión post-parto y los roles en la pareja se reflejan de manera muy realista. Todos esos temas se ven planteados en los personajes, tanto en su guion como en sus interpretaciones. Pero ambos aspectos fallan y la directora no consigue elevar la película con esa voz tan prometedora.
Este argumento interesante se materializa en un guion de telefilme con lo más manido de las películas de casas encantadas y de embarazadas (¿quién se muda a una casa en el campo alejada de su familia a falta de unos meses para un parto de riesgo y criar a tu primer bebé?). Melissa Barrera tampoco consigue hacer trascender el filme con su típica chica desquiciada sin ninguna evolución. Ella es la que más se luce gracias a tener la cámara con ella todo el metraje pero, aunque recuerda que tiene talento, no presenta los grises de 'Scream VI' ni la fuerza de 'En un barrio de Nueva York'. Su marido en pantalla (Guy Burnet) abraza por completo el odioso cliché de pareja egoísta en trama de terror con unas salidas de tono y diálogos bastante bochornosos. Al final, el único personaje con un desarrollo y un poco de matices es la cuidadora de Edie Inksetter ('Spiral: Saw').
No hay ni drama ni terror
Ese drama fallido tan solo se deja entrever a ratos en un envoltorio igualmente irregular de thriller que quiere emular a 'Paranormal Activity'. La cuenta atrás hacia el parto con noches de fenómenos in crescendo era un buen detonante pero la evolución no está nada conseguida. El ritmo llega a ser contradictorio con escenas de mucha locura enseguida que dan paso a la clásica rutina feliz y luego vuelta a los infiernos. Pero lo peor es que ese desarrollo de apenas hora y media se siente soso, sin ningún hecho de interés o fenómeno reseñable que aterrorice o desvele algo. Tan solo se centra en plantear cosas obvias que se desvelan muy tarde y, cuando llegan, no sorprenden.
La espera hasta esa obvia historia de fondo se hace tan aburrida como el reposo absoluto de la protagonista. Incluso los pocos elementos de la casa con los que llega a jugar la directora se anuncian a bombo y platillo desde el principio. Tan solo se podría hablar de terror con las dos o tres subidas de volumen gratuitas que hasta se sienten innecesarias al estar dando más hueco al drama maternal. Esta balanza desequilibrada se olvida al final de todo ese drama y se entrega (por fin) sin reservas al terror. Para lo bueno y para lo malo.
Al final, empieza otra película
Por fin llega la tradicional traca final de toda película de terror. De repente, la película se desmelena y cambia radicalmente de tono, como si la directora le hubiera pasado la batuta a los productores de 'Scream' implicados también aquí. Ese tramo final es lo único memorable del filme aunque no encaje con todo lo anterior al romper aquel realismo tan férreo sobre los efectos de la maternidad en la mente de la madre.
'Reposo Absoluto' entra en una divertida y surrealista serie B en su enfrentamiento final donde por fin Melissa Barrera recuerda la scream queen o reina del grito que puede ser. Y por fin se hace entretenida hasta con risas, aunque sea a base de bochorno. Sin ningún tipo de vergüenza, cuelan algunos momentos ante los que más vale apagar el cerebro e ir con cero expectativas para poder disfrutar un poquito. Afortunadamente, la película acaba con una nota de atrevimiento en lo formal y de resolución psicológica coherente en lo narrativo. Pero todo el desarrollo anterior no es que sea fácilmente olvidable, es que directamente no hay nada que recordar.