Para su tercer largometraje, Laura Mora Ortega explora más a fondo lo que más le importante en su cine, la situación social y política de su Colombia natal. Tras ganar el Premio de la Juventud en el 65 Festival de San Sebastián, la cineasta logró alzarse con la Concha de Oro del Zinemaldia en la pasada 70ª edición con 'Los reyes del mundo', erigiéndose como una de las figuras más fascinantes del cine colombiano reciente.
'Los reyes del mundo' tiene como protagonista a Rá, un chaval de la calle, que malvive como puede en las zonas más marginales de Medellín, junto con su pandilla (Culebro, Sere, Winny y Nano), chicos abandonados en su misma situación y con los que ha formado una familia. La trama comienza cuando a Rá le llega una carta del gobierno, que le anuncia que el Estado va a devolverle las tierras que la Guerrilla le arrebató a su abuela y se las da como legítimo heredero. Comienza así un viaje hasta la exuberante región de Antioquia, donde surgieron los movimientos paramilitares.
Ortega siempre se ha caracterizado por explorar los márgenes de la sociedad colombiana. Sin embargo, a diferencia de 'Antes del fuego' y 'Matar a Jesús', en las que se enfocó la realidad desde el thriller y con protagonistas con estudios, periodistas o abogados, que buscaban justicia y que el sistema respondiese; con 'Los reyes del mundo', la realizadora parece inspirarse más en el cine de Víctor Gaviria, con protagonistas que son actores no profesionales y, la mayoría, procedente de zonas deprimidas del país.
Y sí, el estilo es crudo y el lenguaje es arrabalero, transmite lo inhóspito de vivir en la calle y transmite esa sensación de constante supervivencia, en la que sus protagonistas jóvenes no son conscientes de los riesgos que viven, como si anduviesen en una constante cuerda floja. La muerte se siente desde el primer momento y lo efímero de la vida se representa en estos chicos, entre niños, adolescentes y jóvenes adultos. Sin embargo, a pesar de ser un film descarnado y tremendamente realista, la realizadora da un paso más al combinar con momentos oníricos, propios del realismo mágico, evocando más el estilo de Ciro Guerra y Cristina Gallego.
Lo más descarnado de la realidad y lo más bello del realismo mágico
Esa combinación permite que 'Los reyes del mundo' sea un estupendo ejemplo de cómo el cine colombiano es capaz de beber desde su lado más comprometido con otro más artístico. Aplauso para la fotografía de David Gallego, quien es capaz de transmitir la belleza natural de Antioquia y cómo esta puede mostrar su lado más despiadado y cruel. Por otro lado, Ortega expone una crítica al sistema con los marginados como protagonistas. A pesar de que las tierras han sido devueltas, no será tan fácil el plantarse allí y reclamarlas.
En medio, se puede ver cómo en la actual realidad colombiana continúa perpetuando la desigualdad, disfrazando sus intenciones, dado que la burocracia es el arma con el que sistema impide que sus protagonistas puedan defenderse. A ello se le añade que el largometraje pone trabas propias de la zona, en la que la pandilla protagonista se enfrenta a una realidad mucho más hostil de lo que hubieran llegado a pensar (teniendo en cuenta que provienen de la calle).
Mora Ortega muestra un pulso único, que sabe equilibrar el lado más descarnado de la realidad con lo más artístico y la belleza natural de sus escenarios. Un estupendo exponente del cine colombiano reciente, que ha sabido encontrar su propia esencia dentro de las diversas industrias que existen en el panorama iberoamericano.