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CRÍTICA

'Ricki': Rock & Streep

Meryl Streep está fantástica como rockera en una película que no está a la altura, demasiado convencional y olvidable a pesar de sus buenas interpretaciones y apartado musical. En cines el 28 de agosto.

Por Jesús Agudo Más 27 de Agosto 2015 | 13:16
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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Pocas veces se le ha escapado en los últimos años la nominación al Oscar a Meryl Streep. 'Mamma Mia!' fue una de ellas. La última vez que la vimos en un musical consiguió llevarse al público en el bolsillo, pero no logró una de sus diecinueve opciones a la estatuilla de la Academia mientras entonaba éxitos de Abba. A lo mejor los grandes del rock le traen mejor suerte, porque la actriz vuelve a tomar el escenario en 'Ricki' ofreciéndonos un nuevo derroche de talento.

Ricki

Jonathan Demme dirige un guión de Diablo Cody centrado en una mujer que se separó de su familia para cumplir su sueño de liderar una banda de rock en California. Con el tiempo, lo único que ha podido es conseguir un bar de referencia en el que tocan versiones de ayer y de hoy, y un trabajo en un supermercado pijo. Pero el pasado llama a su puerta cuando su hija es abandonada por su novio, sumiéndola en una profunda depresión. El ex marido de Ricki le pide que vuelva a casa para ayudar a su hija a superar el bache.

Una vez más, Diablo Cody nos presenta un personaje femenino fuerte, que no está diseñado para agradar. Ricki es salvaje, no tiene pelos en la lengua, pero también es muy conservadora, republicana hasta la médula, algo que no concuerda mucho con su estilo de vida. Es un personaje muy interesante, y sin duda un soplo de aire fresco en un Hollywood que sigue obviando a las actrices de determinada edad para los papeles protagonistas, y menos si encima no están diseñados para ser adorables. Meryl Streep consigue hacer con Ricki todo lo que quiere, la muestra fuerte pero también muy vulnerable cuando se da cuenta de que su familia ha vivido perfectamente sin ella, y que sus hijos no le guardan prácticamente ningún afecto.

Ricki

A todo esto hay que sumarle el talentazo que deja ver sobre el escenario. Al frente de su banda, Streep es la reina, y hace con el rock también lo que quiere. Cuando aparecieron las primeras impresiones de la película, leí que después de verla, uno sería incapaz de resistirse a un concierto de Meryl Streep, y es completamente cierto. Increíble lo que hace con la guitarra eléctrica y su voz, sobre todo teniendo en cuenta que las canciones están interpretadas en directo en el rodaje. La música, y el papel que tiene en la película, son un gran punto a favor en 'Ricki'. Y atentos a 'Cold One', la única canción original de la cinta, que merece desde ya una nominación al Oscar. El punto melómano no acaba aquí, ya que uno de los co-protagonistas del largometraje es nada menos que Rick Springfield, una leyenda. En la película interpreta al novio y compañero de grupo de Ricki, en el que la protagonista vuelca todas sus frustraciones. No cuenta con un gran peso en la historia, pero Springfield consigue que se haga querer, y sus solos de guitarra son para quitarse el sombrero.

Pero más que de la música, esta historia tiene un marcado protagonismo de la familia y del peso que ésta tiene en la carrera soñada de la matriarca. Cuando ésta vuelve, no es recibida con brazos abiertos. Su marido ha pasado página y sus hijos le guardan muchísimo rencor, hasta el punto de no quererla en la boda de uno de ellos. Diablo Cody se pregunta en su guión si esto habría ocurrido igual si Ricki hubiera sido un hombre. Sin embargo, este dilema no acaba desarrollándose del todo en la película, y aunque vemos cómo la protagonista se va haciendo a la idea de que toda decisión tiene sus consecuencias, a la larga cojea demasiado como para que sirva de ejemplo para abrir un debate.

Ricki

Todavía demasiado lejos

Sorprende también que, una vez metidos de lleno en el regreso a la familia de Ricki, ésta sea expulsada de nuevo y un segundo segmento en California no le de tiempo suficiente a explorar las nuevas relaciones con su vieja familia. Por desgracia, este éxodo lo único que nos deja es alguna que otra actuación musical interesante, pero acaba lastrando demasiado el ritmo de la película. Lo más interesante de 'Ricki' son los momentos que el personaje de Meryl Streep comparte con los de Kevin Kline, Mamie Gummer, Sebastian Stan o Nick Westrate, todos con interpretaciones de lo más correctas, pero no llegamos a tener suficiente de ellos. No llegamos a ver una buena evolución de la depresión de Julie, el personaje de Gummer, ni nos deja muchas escenas de madre e hija (en la ficción y la vida real). Además, después de ver a Streep en un lío familiar tan gordo como fue 'Agosto', esta película queda demasiado descafeinada y convencional. El final 'feel good' nos ayudará a salir de la sala con una sonrisa, pero la sensación es que la película no hará poso en nuestra cabeza.

'Ricki' es un nuevo ejemplo de personajes muy interesantes en una historia demasiado convencional. Diablo Cody no termina de sacar una historia remarcable con todos los temas interesantes que pretende tratar, a pesar de conseguir frases de lo más mordaces a lo largo de la película. No aburre, pero tampoco conecta. El mérito de la cinta recae, de nuevo, en una Meryl Streep maravillosa, tanto con guitarra como sin ella, dándonos un personaje que no es precisamente fácil de querer, pero que conseguirá que pidamos un bis, y otro, y otro. Ojalá hubiera tenido una historia a su altura.

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