En todas las películas deberíamos hablar de la individualidad de la percepción, esa manera de ver, entender, sentir, tan condicionada por innumerables factores. Pero es que en el caso de 'Rogue One: Una historia de Star Wars' es muy ilustrativo recordarlo, más que nada porque el elemento fan está por las nubes, las expectativas aún más, sobre todo después de la amplísima campaña de promoción, y los temores ya ni te cuento tras esos reshoots y rumores llegados de la sala de montaje. Que se estaba enfocando como un documental decían. Que las horas de metraje interminables estaban provocando ciertas fricciones con el enfoque. Que cierto personaje tenía que estar presente para aligerar el tono de la cinta... Todo esto me provocó una sensación de desazón en torno al film que mutó en una sospecha más o menos imparcial tras las reacciones más que entusiastas que nos llegaban desde el otro lado del charco.
Total que me planté en el cine con un "no me lo creo". No me creo señores que esta película sea la maravilla que me estáis contando, lo mismo que no me creo que los reshoots se hicieran porque se podía, no porque fuera necesario. También me senté en la butaca llevando a la fan de 'Star Wars' escondidita en algún lugar de mi mente, más que preparada para disfrutar, para dejarse conquistar y vivir esas aventuras galácticas que tanto nos gustan.
Y he aquí el primer problema, que el factor aventura brilla por su ausencia porque más bien nos encontramos ante una película de acción bélica. Fin. Nada de aventuras, ni triángulos amorosos, ni duetos cómicos, ni bromances de ningún tipo, ni mentores, ni... Vamos que las relaciones personales no es lo que más cuidado está de un film cuyo último tramo sube bastante el nivel con esa acción incesante y esa manera de precipitarse hasta el final muy de "te vamos a dar el momento que has estado esperando toda esta hora y media larga que te ha parecido aun más laaaaarga".
El principal problema, consecuencia de la falta de profundidad de la cinta, es que los momentos emotivos se suceden sin tener sustento alguno. Más bien te dejan deseando sentir por ellos o pensando "vaya, este instante me debería estar moviendo por dentro y... nada". Si bien es cierto que en algunas ocasiones el sentimiento hace aparición. Más bien esos momentos se reducen a los que comparten Felicity Jones y Mads Mikkelsen en la piel de Jyn y Galen Erso, hija y padre, dos pedazo de actores cuyas escenas están perfectas sin más. El amor en sus miradas se te agarrará al corazón inevitablemente porque ellos son estupendos, pero ahí queda ese momento, como perdido en un mar de disparos y acción frenética.
Total que esos preciosos instantes quedan sepultados en la primera parte de un film que se va mucho por las ramas aportando información totalmente innecesaria. Viajes relámpago a planetas que no vas a volver y planteamiento de cebos que podrían acabar en un conflicto interesante entre dos personajes, pero que al final se queda en nada... y así. Definitivamente 'Rogue One' sí parece haber sido víctima de los problemas de su sala de montaje y de una falta de apuesta por lo que uno realmente quiere contar.
Sabemos que este equipo de rebeldes liderados por Jyn y Cassian (Diego Luna) tienen la misión de hacerse con los planos de la Estrella de la Muerte que la Princesa Leia (Carrie Fisher) pone a salvo en el pequeño R2-D2 justo antes de caer en manos del malvado Vader. Pues muy bien. Ahora, ¿cómo vamos a vestir ese viaje para hacerlo rico? ¿Cómo va a encajar el equipo? ¿Van a aceptar todos el liderazgo de Jyn sin rechistar? ¿Cuál es la motivación de cada uno? ¿De donde vienen?... Todas estas preguntas se quedan en el aire porque el planteamiento al final parece hasta descuidado. Gareth Edwards y equipo dan la sensación de haberse querido centrar en una segunda parte de trinchera olvidando que hasta llegar ahí también hay que tener al público entretenido.
Pero sí que sabemos las motivaciones de Cassian, por ejemplo, dirán algunos. Ya, y ¿cómo las sabemos? Porque con una frase abrupta sobre su infancia pretende dejar claro que sin duda él y su equipo de Rogues seguirán a Jyn hasta la muerte. La muerte, que no es tontería el asunto. Todo esto me transmite torpeza, una torpeza, que no digo que sea así, pero que podría ser resultante de la experiencia previa de su director, un cineasta que viene de ponerse al frente de 'Godzilla', 'Monsters' y poco más.
Pero vayamos a las cosas buenas. Estéticamente el film es muy bonito, si no se ve en 3D claro está. La oscuridad a la que se han referido durante la promoción viene por ahí, de unos planos cargados de grises y negros que arropan ese mundo que no tiene mucho que ver con la palabra esperanza a la que se hace referencia en más de una ocasión... Y por aquí vienen las dificultades con el tono. La cinta es oscura porque no hay alivio cómico. No lo hay. Algunos dirán que K2 (Alan Tudyk), el robot de turno, es el que viene a aligerar la gravedad de la situación pero... Fracasa estrepitosamente. De las 5 o 6 gracias protagonizadas por este personaje solo una me hizo reír, y con pinzas.
¿Pero no íbamos a hablar de las cosas buenas?, os preguntaréis y, ¿por qué una película tiene que ir con alivio cómico si o si? Pues efectivamente, no tiene por qué, por eso K2 podría haberse quedado en casa perfectamente. Y es que si se apuesta por la oscuridad de manera tan comprometida ciertas cosas no pegan ni con cola. Como cierto cameo cuqui que dices... ¡No pinta nada esto aquí!.
En definitiva 'Rogue One' es entretenida a partir de su segunda mitad, emocionante en instantes tan fugaces como únicos, y absolutamente de levantarte de la butaca en su final, cuando ves la conexión con 'Una nueva esperanza' y te emocionas porque la fan que llevas dentro "lo flipa" ya solo con el concepto. Aún así el desenlace es mejorable tanto en lo que a decisiones de la trama se refiere, como a aquellas relacionadas con las imágenes generadas por ordenador. Señores hay límites, hay líneas que no se deberían cruzar, y menos cuando no hace falta. A pesar de esos CGIs que darán muchísimo que hablar en el próximo mes, la estética está tan lograda que sientes las galaxias (ahora con mucha más guerra) y te dan unas ganas locas de volver a ver la trilogía original.
Nota: 7
Lo mejor: La ambientación, Felicity Jones y el final (con peros).
Lo peor: La primera parte y las carencias del argumento.