Stefan Liberski se lanza a una adaptación cinematográfica de la novela 'Ni de Eva ni de Adán', de la famosa escritora belga Amelie Nothomb. Una de sus obras más personales, considerada por muchos como una autobiografía de la autora. Liberski ha querido llevar a la gran pantalla la esencia personal y sentimental de lo descrito por Nothomb en su novela, escogiendo un escenario completamente distinto al Tokyo al que estamos acostumbrados, por una visión más personal y excéntrica.
'Romance en Tokyo' se centra en Amélie, una joven belga de 20 años que decide volver a Japón para cumplir su sueño: ser una escritora famosa. Nacida por accidente en el país asiático, Amélie siente que Tokyo es su ciudad perfecta. Comenzará a buscar trabajo como profesora particular de francés, donde contactará con Rinri y con el que comenzará una apasionada historia de amor. Según avanza el tiempo, Amélie se dará cuenta que los códigos sociales y las costumbres japonesas no son nada fáciles y tendrá que hacer frente al choque cultural que supone no solamente vivir en una ciudad muy diferente a su lugar de origen sino a una relación amorosa con una persona de una cultura totalmente distinta.
Pese a que podría decirse que 'Romance en Tokyo' es otra historia de amor interracial, la realidad es que ha sabido Liberski, con un guion co-escrito por él y la propia autora del libro, dotarle de personalidad y mostrarnos desde una perspectiva más cercana y real lo que muchas personas, sobre todo aquellas que hayan vivido en el extranjero, lo que supone enfrentarse a un país que no es el tuyo. El elemento de la historia de amor no es el tema central del film, aunque sí es de las tramas más importantes pero la verdad, Liberski ha sabido enfocarnos para identificarnos con la protagonista y en muchos casos llegar a empatizar con ella, no solamente con los problemas que surgen por las diferentes culturas, sino también por los logros que se obtienen durante una experiencia en el extranjero.
Centrándonos en la relación amorosa vivida por los protagonistas, lejos de idealizarla y hacer un dramón romántico, la película le ha dado un toque cómico y personal, obteniendo lo que es realmente una historia de amor: momentos que te dejan sin respiración, romanticismo excesivo al principio, problemas de comunicación y entendimiento y las dudas que surgen con el pasar del tiempo. La posibilidad de haber tenido dos personajes tan excéntricos como Amélie y Rinri permitía que pudiera salir bien o por el contrario, demasiado inverosímil, por suerte, la relación que tienen es tan creíble como la propia vida aunque cabe decir que hay momentos que chirrían totalmente. El final pese a que se pueda tener la sensación de ser demasiado abrupto, es un buen desenlace (nunca está de más romper con el happy-end). Ha sido un homenaje para aquellas tantas historias que se forman en el extranjero entre una persona nativa del lugar y otra persona de fuera, que pese a las dificultades del idioma y costumbres son capaces de vivir una relación. La razón por la que se subraya este condicionante es porque actualmente vivimos en una sociedad en continuos movimientos migratorios, por lo que 'Romance en Tokyo' ha llegado en un momento clave para los espectadores de hoy en día.
Las interpretaciones de los actores recaen realmente en Pauline Etienne y Taichi Inoue, Amélie y Rinri respectivamente. Ambos actores hacen que no sea necesario sobrecargar la película con más tramas y con más peso en otros personajes, mimetizándose con las diferentes situaciones que les rodea, otorgando al film un ritmo bastante calmado pero no aburrido. Tanto Etienne como Inoue dan una naturalidad imprescindible para este largometraje. La cinta ha sabido demostrar que a veces menos es más y sobre todo en este tipo de filmes de corte independiente. Con el punto a favor que ha sabido no caer en el cliché de hacer un largometraje lleno de silencios y miradas injustificados, que sí podrían haber aburrido a la audiencia. Uno de los fallos que se encuentra en el film es la ruptura que se produce en algunas secuencias para añadir elementos más fantasiosos y simpáticos, que de alguna forma no llegan a encajar totalmente en el transcurso de la película. En su conjunto, 'Romance en Tokyo' es una historia de amor real que no intenta captar la atención del público de forma edulcorada, sino con una estrategia de emotividad y sentimientos con el que sentirte identificado.
Ventaja de ser "una historia real"
Una de las razones por las que la película ha conseguido captar esa esencia de qué lo que estamos contando puede ocurrir, es que la propia escritora y guionista se ha basado en su propia experiencia. Lejos de querer mitificarla, ha mostrado tanto el lado bueno y el lado malo de tener un romance en otro país. Como se suele decir, la ventaja de adaptar una novela es partir de una historia que funciona pero también te encuentras con el imprevisto que no esté a la altura de la obra original. En este caso, Liberski ha sabido realizar una adaptación más que notable, obteniendo una película más personal y no tan comercial, algo anecdótico dado que la propia autora en muchas ocasiones ha expresado que tiene una tendencia a mitificar todo aquello que ama.
En conclusión, 'Romance en Tokyo' no es de esas películas llamativas que te plantees querer ir a ver al cine pero que si por un casual te entra el gusanillo no saldrás decepcionado de la sala de cine. Una película sobre el amor contada desde un contexto que ocurre actualmente en muchas ocasiones y ya no es algo tan extraordinario. Una historia cotidiana con la que serás capaz de emocionarte, reírte e incluso sentir nostalgia. ¿Quién no ha tenido una relación, que pese a no ser el amor de su vida, quedará siempre en el recuerdo? Una película que parte de una premisa simple que abarca una perspectiva más compleja. Termino citando al libro y a la película: "Tout ce que l'on aime devient une fiction", que traducido significa: "Todo aquello que amamos se convierte en ficción". ¿Por qué no tener un romance en Tokyo?
Nota: 7/10
Lo mejor: La historia de Amélie en su totalidad: su romance, su estilo de vida y su final.
Lo peor: La ruptura de la verosimilitud con algunas secuencias fuera de tono.