Hace más de un año, Netflix encontró uno de sus grandes éxitos del 2018 con la primera temporada de 'La casa de las flores', un culebrón mexicano que ya había causado polémica por la controvertida participación de Paco León interpretando a un personaje transexual. Pero ni siquiera esta polémica fue capaz de frenar el fenómeno mundial que se había creado gracias a la serie de Manolo Caro. Las redes sociales se llenaron de momentos y frases de la ficción (la mayoría de ellas, protagonizadas por el personaje de Paulina de la Mora, que tantas grandes escenas nos regaló en la primera tanda de episodios). Hemos tenido que esperar más de un año para volver a encontrarnos con los de la Mora, pero la espera ha valido la pena.
En la segunda temporada de 'La casa de las flores', la acción nos traslada a un año después del episodio final de la primera. Paulina vive en Madrid con María José y Bruno, mientras que Julián, Elena y Ernesto continúan con su vida en México. Sin embargo, la muerte de Virginia y su testamento harán que la mayor de los hermanos regrese a su país, para averiguar qué está pasando con su familia, con el legado de su madre y con unos recién llegados que esconden mucho más secretos de los que aparentan.
Las perdidas se llevan mejor con humor
Todos los fans que vibramos con las aventuras de la familia de la Mora en la primera temporada nos preguntábamos cómo se iba a superar la salida de, si no el más importante, uno de los personajes más importantes de la ficción. La salida de Verónica Castro era algo que se llevaba rumoreando muchos meses antes del anuncio oficial por parte de Netflix, y el futuro de su personaje era todo un misterio. Sin embargo, 'La casa de las flores' ha sabido llevar la trama de la matriarca de una manera correcta a la par que interesante, ya que, a pesar de que Virginia de la Mora haya muerto, su presencia se extiende por toda esta segunda temporada como si nunca se hubiese ido. Eso es algo digno de destacar.
Entonces, ¿cómo hace 'La casa de las flores' para sobrellevar la marcha de su protagonista? Al inicio de esta segunda temporada, no solo nos encontramos con la desaparición del personaje de Castro, sino que también descubrimos que la florería, La Casa de las Flores original, ya no existe. Al igual que el local, la familia no está pasando por su mejor momento. Es interesante ver cómo una de las grandes familias del país cae en desgracia y cómo luchan, a lo largo de estos episodios, por recuperar, no solo su estatus de gente de clase alta, si no también la florería que tanto cariño y tiempo dedicaron los de la Mora.
Toda la temporada, en mayor o menor medida, se dedica a contarnos esta historia de fortaleza y progresión, con un humor y una locura que rivalizan con los primeros episodios de la serie. Podríamos decir que este conflicto es lo más interesante, más allá de las tramas individuales de cada personaje. Incluso podríamos llegar a aventurar que la segunda temporada de 'La casa de las flores' es increíblemente más divertida, entretenida y loca que su antecesora, algo que ayuda a no pensar en la perdida de uno de sus personajes clave.
Una familia muy española
La primera temporada de 'La casa de las flores' estaba muy ligada a la cultura y la sociedad española. Esto era en parte gracias a la participación patria, con Paco León a la cabeza, que trajo un aire muy español a este culebrón. Con la estancia de Paulina en Madrid y la incorporación de otros nombres nacionales (como es el caso de María León o Eduardo Rosa), parece que España y México se han fusionado por completo. No solo nos trasladamos a la capital de nuestro país en varias ocasiones, sino que la cultura española inunda la vida de esta familia. Alaska, Mecano y demás artistas crean la banda sonora de esta temporada, haciendo que los españoles sintamos 'La casa de las flores' más nuestra que nunca. Una fusión de nacionalidades que funciona a la perfección.
Este intento de volver a poner a la familia de la Mora en el candelero y en la clase alta mexicana será el objetivo de los tres hermanos protagonistas. Paulina, Elena y Julián vuelven a la carga con más fuerzas que nunca tras haber pasado un tiempo separados y después de la muerte de su madre. Las escenas que comparten estos personajes son las más entretenidas e interesantes, y nos vuelve a demostrar la química que mantienen los tres actores. Durante estos episodios, volvemos a descubrir lo distintos que son los unos de los otros y cómo eso funciona y encaja perfectamente . Además, esta segunda temporada vuelve a jugar con las tramas de cada uno de los hermanos, haciendo que esta tanda de capítulos sea tan dinámicos como los de la anterior.
Paulina sigue brillando
La que sigue con la misma fuerza es Paulina de la Mora. Esta segunda temporada nos deja claro de nuevo que el personaje interpretado por Cecilia Suárez sigue siendo la estrella de la serie. Todas sus líneas de diálogo y sus escenas a lo largo de los episodios son divertidísimas, y no deja en ningún momento que el foco vaya a otro personaje. Pero Paulina no solo nos deja momentos graciosos para el recuerdo, sino que regresa a nuestras vidas con una trama adulta y mucho más interesante que la de la anterior tanda de capítulos, dando a su personaje una nueva perspectiva. Y por si fuera poco, vuelve a estar acompañada de Paco León, que consigue hacernos reír en cada escena en la que sale. Para mí, el mejor dúo de 'La casa de las flores'.
Los demás personajes, simplemente, no pueden estar a su altura. Eso no quiere decir que no hayan evolucionado y no sean más interesantes. Por un lado, Julián nos regala una reflexión sobre la sexualidad y el ser quien eres envidiable, como ya hacía en la primera entrega de la serie. A pesar de esto, el personaje de Darío Tazbek Bernal sigue teniendo la relación amorosa más intrascendente. Esto es algo que no le pasa a Elena, que le ha sentado de perlas desprenderse de su relación con Dominique y nos regala la trama más divertida de estos episodios (y que nos recuerda un poco a 'Fleabag', lo cual ya es suficiente para que nos guste).
El último cabo suelto que nos queda es Ernesto. El patriarca de la familia no era particularmente interesante durante la primera entrega, pero en esta segunda se despega por completo de la acción principal y termina quedando relegado a un segundo plano, con una trama que carece de cualquier tipo de interés. Queda claro, una vez más, que son los hermanos de la Mora los que sacan esta serie adelante.
Como conclusión, la segunda temporada de 'La casa de las flores' deja asentados sus cimientos de un culebrón lleno de diversión y locura. Si devoraste ferozmente la primera temporada, esta te encantará. La salida de Verónica Castro no afecta demasiado a una trama en la que destacan la ambición de la familia por volver a estar en la cima de la alta sociedad, una fusión mexicano-española que será muy reconocible para el público patrio y unos hermanos que lo vuelven a dar todo en cada capítulo. No os la perdáis.
Nota: 8
Lo mejor: El conflicto de clases detrás de la comedia y Paulina, una vez más
Lo peor: La trama intrascendente de Ernesto.