Estancado en un trabajo que no le deja desarrollar su potencial, huyendo de las responsabilidades de la vida, aguantando que se le juzgue constantemente por no hacer check en todas las casillas del "adulto modelo" y dejando para mañana todo aquello de lo que ni se quiere acordar hoy, que toca ver la vida pasar cantando en un karaoke... Shaun podría ser un millennial del montón en un día cualquiera, motivo por el cual cautiva a cierta audiencia muy familiarizada con este punto vital. Después, de dichos anclajes tan cotidianos, nace la fantasía, por eso todo fluye de manera tan natural.
'Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos' se construye en torno a una atractiva mezcla de elementos integrales muy bien desarrollados (y fundamentados), por eso transmite tres sensaciones claves para hacerse con un hueco entre las favoritas del Universo Cinematográfico Marvel: un cariño y atención a los detalles muy llamativo, una personalidad arrolladora, y un superhéroe como todo hijo de vecino. El entrecejo preocupado de Simu Liu y la humildad con la que hace uso y despliega sus habilidades, unidos a la relación que mantiene con su mejor amiga, Katy (Awkwafina), le convierten en un 'vengador' tan de andar por casa como el Spider-Man de Tom Holland. No tiene esa presencia grandiosa de un Capitán América, ni la arrogancia de un Iron Man. Tampoco luce la soberbia de Doctor Strange o la fuerza tontaca de Thor.
El Shang-Chi de Simu Liu es como un hermano mayor de Peter Parker y así pasa, que te atrapa en su red irremediablemente. De hecho el héroe encarnado por Liu está tan bien introducido que parece que lleva toda la vida salvando el mundo. Transmite tanta familiaridad como personalidad. Vaya, que entra por la puerta grande a la pantalla comiquera, algo que siempre es digno de valorar, pero que en este caso destaca en contraposición a otros ejemplos del UCM. Benedict Cumberbatch es completa y genuinamente Doctor Strange desde el minuto uno de su historia de origen, y lo mismo consigue Liu, intérprete que lo logra con ni un tercio de la carrera o fama del mencionado actor inglés (de hecho para cuando encarnó a Stephen, Cumberbatch ya llevaba una nominación al Oscar a sus espaldas).
Liu tiene así todas las papeletas para convertirse en un favorito entre los fans, y afianza ese relevo superheróico que con tanta dedicación está desarrollando una Marvel muy decidida a celebrar la diversidad en todos los sentidos. No solo la inclusión de un elenco protagonista asiático habla del nuevo enfoque de la casa, sino que su apuesta por la multiculturalidad también rema en dicha dirección. Al menos es lo que sugiere Shang-Chi, una película dirigida por Destin Daniel Cretton, también coguionista, que en su versión original va alternando el chino y el inglés, idiomas básicos de su protagonista (algo que se mantiene al doblaje en español); y que no solo respeta los elementos asiáticos en este sentido, sino que lo hace también desde sus tradiciones familiares y, lo que es más importante y vital para la película, desde el punto de vista de su acción, 'nunca antes vista en el UCM'.
Ahora sí que sí se cumple una de las etiquetas más recurrentes cuando se trata de piropear a las propuestas marvelitas. Ahora sí que estamos ante una acción novedosa para este universo, una cargada de elementos sacados de las artes marciales, estilo de lucha al que se rinde homenaje a través de unas coreografías tan creativas como llenas de amor hacia dicha práctica ancestral. Los cuerpo a cuerpo son de otro nivel, uno que en ciertos instantes se asemeja a 'John Wick' (en el mejor de los sentidos), planteando dicha dinámica novedosa para el UCM. En cuanto a su originalidad va un poco en la línea de Doctor Strange, que innovaba más en lo fantástico de dichas escenas que en lo físico, pero innovaba.
También recuerda a los movimientos fluidos que abrazase la 'Mulan' animada en su secuela, cuando cantaba aquello de "yo soy suave algodón, cual bambú me muevo sin fin", una mezcla de gestos bruscos, con otros más ágiles que evocan a esa sintonía con la naturaleza entretejida en la esencia de su protagonista. Es un Hollywood asiático hecho con mucha consistencia y coherencia, algo que más allá de los enfrentamientos rollo Bruce Lee o Jackie Chan, se lleva hasta el final, instante en el que viene a enriquecer su secuencia climática.
La acción se cubre de gloria, pero el humor y el corazón se potencian igualmente convirtiéndose también en pilares de esta viva historia de origen que no pierde el ritmo gracias a una inteligente alternancia tanto de sus puntos fuertes, como de su pasado y presente narrativos. Marvel suele exhibir un desarrollo de personajes y un diseño de producción muy destacables, pero en este caso brillan especialmente. Tony Chiu-Wai Leung, actor que da vida al padre de Shang-Chi, conmueve con su papel antagonista, un tirano de muchas facetas; pero la robaescenas de la familia es Meng'er Zhang. Esta estrella emergente le da a Xialing, la hermana del protagonista, un empaque como para desear aventura en solitario. Su trasfondo está tan bien construido como el del resto de personajes "secundarios" (que en su caso para nada), pero lo suyo es de otro nivel porque el ingrediente girl power está genial integrado... tanto como los chascarrillos.
A este respecto lo de Awkwafina es para empezar a aplaudir hoy y terminar el año que viene. Por supuesto, no está sola en este barco y hay otro personaje (que sería spoiler total mencionarlo) que aporta lo suyo a este respecto, pero el rollo único con el que esta actriz hace reír le da un dinamismo estupendo a la trama, provocando una comedia ligeramente paródica y derrotista ideal para romper la formula marvelita que, como no, estructura este film. De dicho "sistema infalible" si que no nos escapamos, lo que da como resultado un segundo acto que se asemeja demasiado a otros conflictos ya vistos en los coletazos finales de sendas propuestas de la casa.
La naturaleza sin todo su esplendor
'Shang-Chi' cuenta con instantes tremendamente bien compuestos desde el punto de vista de hacer justicia a una naturaleza que en ocasiones se convierte en personaje, pero otros se resienten bastante por culpa de un CGI... dudoso. Hay un momento concreto de la película en el que llama la atención el croma, solo uno, pero si que es cierto que chirría en medio de una propuesta tan cuidada. Además pasa que ya nos hemos malacostumbrado y, con la excelencia que se ha alcanzado en eso del retoque digital, cualquier fallito canta tremendamente. Aquí se trata de un plano/ contraplano en un momento de conversación. De repente los actores no se integran de manera correcta con el fondo y el recorte se hace evidente.
Uno no puede evitar acordarse entonces de Chloé Zhao y su "exigencia" a la hora de ponerse tras las cámaras de 'Eternals'. El propio Kevin Feige fue el encargado de revelarla explicando que dicha cineasta luchó "por las localizaciones prácticas, por elementos prácticos en una película que está llena de efectos visuales y de personajes con poderes extraordinarios... quería hacer lo posible por rodar en rincones remotos. Y eso inmediatamente comenzó a generar beneficios visuales", unos beneficios que le habrían venido que ni al pelo a 'Shang-Chi'. A pesar de ello, esta película marvelita que se estrena en cines el 3 de septiembre, merece ser vista y gozada en el cine, frente a una gran pantalla y rodeados de un puñado de fans expectantes con los que... ¡Compartirás la emoción de esas dos escenas post-créditos ideales para ponerse a teorizar! Marvel en estado puro.
Nota: 8
Lo mejor: La acción, con ritmazo y unas coreografías muy creativas. El desarrollo de los personajes.
Lo peor: Toparse con algún que otro croma "chapucero" (a estas alturas).