Si eras de los que pensaba que Anthony C. Ferrante no podía sorprenderte con la cuarta entrega de 'Sharknado' estabas muy equivocado. Aunque en parte entendemos que lo hicieras, todo parecía indicar que los tiburones espaciales de la tercera parte eran insuperables, pero nada más lejos de la realidad. En esta parte Ferrante ha dado cita a todo lo que fue capaz de imaginar durante la fase de preproducción de la película: barcos, naves espaciales, trenes, Las Vegas, lava, energía nuclear... ¿Y qué ha hecho con todo eso? La mayor locura que te encontrarás este año (y los venideros). Para esta secuela el director tenía preparada una muy gorda, y aunque su exceso se antojará insoportable para aquellos que ya toleraban difícilmente tanta tontería, no cabe duda de que el cineasta superará todas tus expectativas.
¿Necesitaba el mundo ver otra película de 'Sharknado'? La verdad es que no, ni siquiera necesitábamos una segunda o tercera, pero hay quien encuentra un placer irresistible en este tipo de productos, y su fandom siempre hará posible su existencia. Para atraparnos con esta nueva bobada (con cariño), Ferrante dejó uno de sus míticos cliffhanger al final de la tercera entrega: una parte del fuselaje de la nave donde April y Fin viajaban al espacio se precipitaba sobre la primera justo después de haber dado a luz dentro de un tiburón. Y aunque no sabemos por qué el destino de April se desveló un mes antes de que la película se estrenase, ésta ha sabido ofrecer un entretenimiento que, a pesar de sus fallos, sigue siendo único.
En esta ocasión la familia Shepard, que sigue creciendo a pasos agigantados, tiene que enfrentarse a una amenaza aún mayor: cinco años después del último sharknado que asoló la costa este de Estados Unidos, el mundo se ve sorprendido por la aparición de nuevos y amenazantes tornados, aunque esta vez no solo son de tiburones, sino de cualquier elemento que Ferrante y compañía se fueron encontrando durante el desarrollo de la producción: lava, piedras, fuego, vacas, petróleo... Hasta entonces el mundo había estado protegido por una tecnología que evitaba que se formaran sharknados pero algo falla y Fin se verá obligado a convertirse nuevamente en el héroe de Estados Unidos.
Sería un error descomunal decir que 'Sharknado: Que la 4ª te acompañe' es mala. Si alguien esperaba que no lo fuera es que no ha entendido nada del universo creado por Ferrante. Estas películas se hacen partiendo de esa idea, de que no importa lo mal hechas que estén, tendrán un público que siempre encuentre en ellas exactamente lo que quieren, y precisamente por eso damos justificación a cosas que en otro contexto no la tendrían. Nos encantan sus fallos de raccord, sus interpretaciones de telenovela barata, su intencionada cutrez y sus tramas de pacotilla. Y es que 'Sharknado' consiguió llevar la expresión "maravillosamente mala" a un nivel superior.
La nueva película de Ferrante recupera la estructura de la primera y tercera entrega y nos regala uno de los prólogos más divertidos de toda la saga, que anticipa a la perfección la locura que presenciaremos durante una hora y media. Si la segunda parte fallaba precisamente en eso, en no introducir la acción (es decir, los tiburones) antes, en esta el director ha sabido hacerlo con premura, ofreciendo un espectáculo tan caótico como disfrutable. El problema es que la película desemboca en una aventura marcada (en exceso) por la exageración, y aunque el cineasta sigue deleitándonos con sus míticos arranques de violencia, el conjunto tiene menos encanto que todo lo visto hasta ahora.
Festival de referencias
Lo que hace esta entrega mucho mejor que todas las anteriores es homenajear a la cultura popular ochentera. Estas películas, que tienden a la repetición con demasiada facilidad, necesitan enganchar al público de alguna manera, y en esta ocasión Ferrante ha optado por el frikismo. 'Sharknado: Que la 4ª te acompañe' (el título ya es toda una declaración de intenciones) comienza su particular homenaje a los clásicos de aquella época con 'Star Wars' y continua con 'Star Trek', 'La matanza de Texas', 'Terminator' y 'Los vigilantes de la playa', dando como resultado un compendio de guiños que consiguen suplir la falta de interés de un producto que parece no tener nada nuevo que ofrecer al espectador. Porque sí, todo lo que hay en la nueva película de Ferrante es más loco que lo anterior, pero en esencia sigue siendo la misma basura (en el buen sentido) que hemos visto hasta ahora. Al menos de esta manera el director encuentra una manera original de entretener al espectador, porque al final lo más interesante es descubrir cómo inserta todas esas referencias en una película tan caótica.
A esta alturas hablar de las actuaciones o tramas (más allá de los tiburones) no tiene demasiado sentido... Todos sabemos cuáles son las que capacidades interpretativas de los actores que pueblan esta saga y qué pretende su guion cuando nos cuela escenas "emotivas" con Tara Reid sacando lo mejor de sí. La película de Ferrante sigue hallando una memorable comicidad en las deplorables actuaciones de sus intérpretes, y Thunder Levin hace lo propio con sus intentos de drama. El espectador tiene asumido que todo eso forma parte del juego de la película así que analizarlo con sentido común no tiene, de hecho, ningún sentido.
El mayor problema de 'Sharknado: Que la 4ª te acompañe' es que todo el conjunto parece demasiado forzado. Se nota que ya tienen dinero suficiente para hacer las cosas mejor pero no lo hacen porque quieren mantener la esencia de las entregas anteriores. Algo perfectamente lógico si se tiene en cuenta que las películas de Ferrante han conseguido destacar precisamente por su autoconsciente precariedad. Pero cuando la intención de hacerlo mal se hace evidente en cada escena, la película produce el efecto contrario al buscado. Eso, sumado al exceso inclasificable en el que sucumbe la película (ahora sí, no hay nada con lo que Ferrante nos pueda sorprender después de esto), convierten a 'Sharknado: Que la 4ª te acompañe' en un producto inabarcable, que abusa demasiado de la que era su mejor virtud y que deja completamente extenuado (y esta vez no en el mejor sentido) al espectador.
Nota: 5
Lo mejor: Las referencias a la cultura popular.
Lo mejor: A Ferrante se le ha ido mucho la mano.
Las mejores películas de tiburones
'Tiburón' (1975)
Imposible empezar por un film que no sea el de Steven Spielberg, icono y clásico del fantástico, y película de referencia de todo el subgénero de monstruos marinos, ya sea con tiburones o con cualquier otra criatura. Varios ataques a bañistas en un pequeño pueblo costero llevan al jefe de la policía local a embarcarse en la misión de dar caza a un gran tiburón blanco en compañía de un joven biólogo y un pescador de la zona. Aún hoy sigue siendo uno de los grandes títulos que ha dado la ya larguísima filmografía de Steven Spielberg.
'Deep Blue Sea' (1999)
El director Renny Harlin se pone al frente de un proyecto que revitalizó -más o menos- el subgénero de los escualos asesinos con una cinta en la que la acción y el despliegue visual se ponen por encima del terror. La película nos presenta a unos científicos que experimentan con tiburones para encontrar una cura para el alzheimer. Los animales, cuya inteligencia ha aumentado exponencialmente, comienzan una cacería contra los incautos humanos, atrapados en sus propias instalaciones.
'El arrecife' (2010)
Un roce con un arrecife de coral hace volcar el barco en el que viajan un grupo de amigos, que se habían adentrado en el mar para pasar el día. Para darle más emoción, un gran tiburón blanco los ha fijado como el plato principal de su dieta. Proveniente de la industria australiana (uno de los mercados que mejor han sabido trabajar con el cine de género en los últimos años), 'El arrecife' se presenta como uno de los films que mejor han sabido adaptar el espíritu de 'Tiburón'. La cinta está basada en hechos reales, al igual que la siguiente propuesta que os presentamos...
'Open Water' (2003)
Rodada cámara en mano para darle más "verismo", 'Open Water' parte de un suceso real acaecido en Australia en 1998 para construir su relato. Una pareja de turistas son abandonados por error cerca de unos arrecifes mientras practicaban submarinismo. A partir de ahí comienzan las horas más angustiosas de la desdichada pareja, que ha de combatir contra la fatiga y deshidratación, además de un grupo de tiburones que les tienen entre ceja y ceja. La pareja en la que se inspira la película desapareció sin que se volviera a saber más de ellos.
'Megalodón' (2004)
El megalodón, considerado un antecedente de los tiburones blancos actuales, es el protagonista de esta película, correcta propuesta de serie B (al final no nos hemos podido resistir), que no se mata demasiado en su estructura narrativa, aunque sabe generar algunos interesantes momentos de tensión. Desoyendo las protestas, se inaugura una plataforma petrolífera que provoca una ruptura en una falla marina, descubriendo un laberinto de cuevas submarinas en las que habitan un variado número de especies... y el megalodón.
'El cazador de tiburones' (1979)
Coproducción entre España, México e Italia, este thriller de aventuras en el que nuestro protagonista tiene que lidiar no solo con unas aguas infestadas de tiburones, sino con un mafioso local con ansias de poder. Un cazador de tiburones que se gana la vida en la costa mexicana se embarca en la misión de rescatar un botín de 100 millones de dólares oculto entre los restos de un avión siniestrado años atrás en el fondo del océano. Si bien la historia no es especialmente sorprendente, destacan las labores de dirección y de su protagonista, Franco Nero, para dar lugar a un film bastante digno.
'La criatura' (1998)
No es exactamente una película, sino una miniserie de dos capítulos estrenada directamente en TV. Basada en una novela del ya fallecido Peter Benchley (autor de, entre otras, del 'Tiburón' de Spielberg, de la que ya hemos hablado), esta historia a caballo entre el terror y la sci-fi nos presenta a un híbrido entre delfín y escualo que escapa de unas instalaciones secretas y empieza a hacer de las suyas. Original acercamiento al subgénero de monstruos marinos con un interesante trasfondo ecologista.
'El Espantatiburones' (2004)
Sobre todo al rebufo del éxito de 'Tiburón', en la década de los 70, principalmente en el explotation italiano (con lo que ya os podéis hacer una idea de su calidad), no era nada extraño ver como en los films en los que un tiburón hacía de las suyas, se entrecruzaran tramas con mafiosos de por medio... ¿así que por qué no incluir 'El espantatiburones' donde los mafiosos son los propios tiburones? Aquí, un pequeño pez se apunta el tanto de haber liquidado a un peligroso tiburón (que murió por accidente). La fama por acabar con el gángster, sin embargo, pronto se vuelve en su contra. Uno de sus directores, Rob Letterman, es también responsable de la adaptación a la gran pantalla de los libros de 'Pesadillas'.