Después de sus coqueteos con el género de terror ('Toc toc'), la exploración del suspense más puramente psicológico ('The Neon Demon') y el contacto con el cine fantástico de artes marciales ('La leyenda del samurái: 47 Ronin'), Keanu Reeves vuelve a las pantallas este verano con el thriller 'Siberia'. Matthew Ross ('Frank & Lola') se pone al frente de la dirección en una historia que, a pesar de sus esfuerzos, no consigue enganchar, ni siquiera entretener.
El hecho de no ser la primera incursión de Reeves en el género nos introduce una idea preconcebida a la hora de esperar una película en consonancia con sus últimos años de carrera, siendo 'Siberia' un film que a primera vista (y dado que las comparaciones son inevitables) intenta repetir parte de la fórmula ejercida en 'John Wick', pero se queda en una imitación carente de personalidad. La premisa de 'Siberia' no es algo que no hayamos visto antes: Lucas, un tratante de diamantes norteamericano, viaja a San Petersburgo para vender una variedad de brillantes azules de procedencia dudosa. Cuando la desaparición de los diamantes pone el trato en peligro, Lucas se desplaza a Siberia para encontrar a su socio y recuperar las joyas. Allí conoce a Katya (Ana Ularu), propietaria de un bar de la que acaba enamorándose, mientras se complican sus asuntos con la mafia rusa.
Aunque no rezuma novedad o sorpresa, la cinta cuenta con un comienzo interesante, prometedor incluso. Dejándose de miramientos, sitúa el planteamiento central desde el principio poniéndonos en situación, sin presentación alargada de personajes ni intentando dar una mayor complejidad a la historia. En ese aspecto se agradece que 'Siberia' descarte la idea de aparentar lo que no es, sin ningún tipo de aires de grandeza, y con el deseo de convertirse en un mero entretenimiento. Lamentablemente no cumple su objetivo, y tampoco aporta facilidad a la hora de reconocer el lado por el que ondean sus vientos.
La principal carencia que se le puede achacar a 'Siberia' es su desconocimiento a la hora de decidir qué tipo de película quiere ser. Navegando entre el thriller y género noir, y con una subtrama romántica de trasfondo, la cinta se compone de parches que hacen difícil su catalogación. Como film de suspense fracasa, pues la intriga que suscita es mínima, en parte provocada por un elenco falto de sustancia demasiado abstraído como para tomarse en serio lo que está sucediendo. La tensión no se mantiene en ningún momento, algo complicado pues no puedes mantener algo que no tienes. Esto es provocado por una estructura poco novedosa, con unos giros narrativos que fracasan en su intento por sorprender. El rechazo hacia los personajes es tal, que su destino, aparte de predecible, roza la indiferencia.
La trama romántica (en la que se sustenta la mayor parte del film) hierra a la hora de provocar cualquier mera empatía en el espectador. Esto se debe a que la química entre los protagonistas es tan anodina, que no te planteas ni por un momento creerte semejante flechazo (ya de por sí complicados de asimilar en este tipo de historias), preguntándote en cada momento el porqué de ese relación que sobrepasa todos los límites y obstáculos presentados. Con un trasfondo falto de contenido que ofrecer, balanceándose entre romance y thriller, pero desbordando en lo primero hasta niveles irrisorios y quedándose a medio gas en lo segundo, 'Siberia' se apoya en unos giros de guion predecibles y maniatados con el fin de estirar una trama que ya desde el principio daba poco de sí.
¿Una historia de redención?
Pero entonces, ¿qué es lo que pretende contar 'Siberia'? La cinta opta por desvincularse de algunos tópicos de género y en vez de tirar de clichés ya vistos en otros thrillers (las escenas de tiroteos o persecuciones, además de ausentarse en la mayor parte de la historia, son poco efectivas, lastrando toda la narrativa durante sus interminables 97 minutos de pantalla y solo otorgándole un ínfimo impulso final) decide explotar más su aspecto romántico añadiendo emotividad en momentos puntuales, con especial énfasis en la conclusión. Una forma de ofrecer alguna especie de redención para el personaje de Reeves, quien decide sacrificarlo todo por la mujer que ama. Pero esto no sirve de mucho si nos encontramos ante un elenco que no pone de su parte a la hora de entrar en este juego de absurdas acciones que desencadenan el porvenir de nuestros protagonistas. Elenco del que no forma parte la región rusa que da nombre al título, ni que sirve como vía de escape como elemento de lucimiento en el clímax final. Siberia no es más que la localización, ni provoca ningún tipo de impacto narrativo en la historia ni se la espera. Nos encontramos más cerca de experimentar el gélido ambiente que irradia la ciudad a través de la fría (o inexistente) expresión del protagonista, que de la ubicación en sí.
Todo esto viene cargado por una historia firmada por Scott B. Smith ('Un plan sencillo'). Lástima de un guion que, aunque se esfuerza por esquivar ciertos clichés del género, sucumbe ante incoherencias que te sacan continuamente de la trama. A esto se añaden varios giros innecesarios, que además de no llevarte a ningún tipo de conclusión, solo conducen a un final abrupto ansioso por concluir lo más pronto posible, al igual que los espectadores.
Nota: 4
Lo mejor: El principio, un planteamiento directo al grano pero que luego va diluyéndose.
Lo peor: Que la película no sepa qué quiere ser ni el rumbo a tomar.