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CRÍTICA

'Siervos': Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia

Crítica de 'Siervos', dirigida por Ivan Ostrochovský y escrita por Rebecca Lenkiewicz, Marek Lescák y Ostrochovský. Premio a la mejor dirección en la 65ª edición de la Seminci de Valladolid.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 28 de Mayo 2021 | 10:53
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Tras su paso por la 65ª edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid, la Seminci, donde obtuvo el premio a la mejor dirección, llega ahora a salas comerciales 'Siervos', el nuevo largometraje del cineasta eslovaco Ivan Ostrochovský. Tras su ópera prima, 'Koza', el director se pasa al cine histórico con una propuesta mucho más ambiciosa, pues el largometraje trae a la palestra uno de los momentos más incómodos de la historia reciente de la antigua Checoslovaquia comunista, en la que retrata cómo los tentáculos de la dictadura, cuyo presidente en esa época era Gustáv Husák, lo emponzoñaba todo.

Siervos

En este caso, Ostrochovský opta por narrar cómo la Iglesia católica se sometió al comunismo y cómo este la convirtió en un títere más de su conspiración por eliminar a 'elementos subversivos'. Ya se advierte al inicio de la cinta, cuando en la Facultad de Teología, a los jóvenes seminaristas se les advierte que no se tolerarán "comportamientos que se desvíen del camino". Y eso se cristaliza con el movimiento clerical y comunista Pacen in terris, cuyo nombre mancillaba a la última de las ocho encíclicas del papa Juan XXIII, el cual buscaba divulgar los principios del amor, la verdad y la justicia, todo lo opuesto a esta plataforma, encargada de vigilar y reprimir a aquel que le ocurriese tener libertad de fe y expresión, al retratar al Vaticano como el mismísimo enemigo.

Y ese perverso sistema, Ostrochovský lo plasma con un glacial blanco y negro y formato académico, 1,37:1, que evoca a títulos recientes que plasmaron la represión de los regímenes de izquierdas como 'Ida' o 'Cold War'. Precisamente, el director parece hermanarse con el cine reciente de Pawel Pawlikowski. No obstante, el tono del director eslovaco es más hierático y gélido, acercándolo a otro tipo de largometrajes como 'La cinta blanca' o '1945', en el que el realizador, el cual escribe el guion de la cinta junto con Rebecca Lenkiewicz y Marek Lescák, crea una crónica igual de distante, que permite observar con distancia los hechos.

Siervos

Extraordinaria y gélida crónica de la Checoslovaquia de inicios de los 80

Y es ahí donde convierte a la residencia de los seminaristas en una especie de cárcel, en la que se vigila cada uno de sus movimientos, cada una de sus conversaciones. Ostrochovský sabe plasmar a la perfección esa sensación de estar bajo el yugo de un represivo régimen totalitario, aquel que busca entrar hasta en lo más recóndito de la psique, con sus profundos e incómodos silencios y en cómo las miradas de los personajes llegan a revelar sus intenciones. Lo hace en un escenario tan poco esperado como una faculta de teología y dentro del seno de la antigua Iglesia católica checoslovaca. El cineasta evita cualquier tipo de elemento ajeno para que el público pueda sentir cómo era vivir en la Bratislava de inicios de los 80.

Siervos

Para darle mayor naturalidad, Ostrochovský combina a actores profesionales con otros debutantes, siendo los veteranos aquellos que plasman la represión y la coacción, ahondando en esa continua atmósfera amenazante que envuelve al filme en cada secuencia. Los debutantes saben plasmar la corrupción de la inocencia, la destrucción de los ideales y sus fatales consecuencias. En este aspecto, brilla muy especialmente Samuel Skyva, el cual puede considerarse el alma de un filme que tiene un enfoque mayoritariamente coral.

Con una impecable fotografía, obra de Juraj Chlpik y un cuidado diseño de producción, 'Siervos' es una magistral crónica de la Checoslovaquia de inicios de los 80, que recuerda uno de los episodios más recientes de la Europa actual y que explica los movimientos políticos actuales de unos países que están imbuidos por el populismo y el fundamentalismo. Un largometraje majestuoso que pone a Ostrochovský en la lista de cineastas centroeuropeos a los que seguir muy de cerca.

Nota: 9

Lo mejor: Su cuidada fotografía, sus silenciosas interpretaciones, destacando muy especialmente la de Samuel Skyva.

Lo peor: Que haya prejuicios por su escenario y trasfondo religioso.

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Siervos 4,6 Siervos
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