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CRÍTICA

'Solo asesinatos en el edificio': Cluedo excepcional para una temporada 2 como la primera, o mejor

Steve Martin, Martin Short y Selena Gomez, se superan en la segunda temporada con un trío detectivesco aún más hilarante, y una mezcla explosiva entre aquella esencia de la primera y nuevos ases en la manga.

Por Berta F. Del Castillo Más 2 de Julio 2022 | 09:20
Creadora de contenido digital y periodista especializada en cine y series. Fan de 'Star Wars'.

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'Solo asesinatos en el edificio': Cluedo excepcional para una temporada 2 como la primera, o mejor

Crear, en pleno e incontrolado boom del streaming, una serie atemporal, parecía imposible. Pero John Hoffman y Steve Martin, con la primera temporada de 'Solo asesinatos en el edificio', demostraron que la magia de la pequeña pantalla aún no se ha diluido del todo. Aquellos 10 primeros episodios, hijos del misterio clásico y de la locura moderna que despiertan los podcast sobre crímenes, cautivaron con una frescura inesperada dentro de un género tan trillado como difícil: la comedia. Sí, intrigar es una misión tan veterana y desafiante como hacer reír, pero más complicado que mantener el secreto es provocar carcajadas genuinas. Ambos ingredientes de esta ficción representativa del entretenimiento más gourmet, vuelven a presumir de sabor incomparable en una temporada 2 excelsa (por lo visto en los seis primeros episodios facilitados a la prensa).

 Steve Martin, Martin Short y Selena Gomez en 'Solo asesinatos en el edificio'

El primer episodio es tan redondo que recuerda vivamente a tiempos en los que la oferta reducida se diseñaba de la mano de aquel potente filtro que muriese con el nacimiento de las plataformas. En las cadenas generalistas, dónde no había hueco para cualquier cosa, podríamos haber visto 'Solo asesinatos en el edificio'. Con un diálogo más pulido e hilarante si cabe y un nuevo comienzo con regusto a aquellos primeros capítulos tan lúcidos, el arranque de segunda temporada es un absoluto 10. Los chascarrillos autoconscientes son sutiles y dan siempre en la diana, y los recursos propios de este tipo de propuestas se usan con tanto humor como inteligencia. Además con ese 2x01, la serie consigue frescura no solo dentro de su propia trayectoria, sino del mundo del misterio en general, sentando una base tan familiar como sugerente gracias a la introducción de nuevos elementos más que cautivadores.

Que el Arconia abrace el modo Cluedo, ganando en pantalla la relevancia que ya tenía en espíritu, es otra de esas geniales decisiones que rinden homenaje a la esencia del género. Los recovecos del edifico, cuyo aura mística se ha sabido alimentar con verdadera maestría, dan a la vez que prometen, como ocurre con las decisiones creativas más excelsas. Pero esta novedad no es la única que funciona a la perfección. La segunda temporada de 'Solo asesinatos en el edificio' ha sabido combinar de manera muy ingeniosa las inquietudes personales de cada miembro del detectivesco trío con el giro suculento que supone esa lupa bajo la que han de investigar: en esta temporada han de dar caza al asesino mientras están siendo perseguidos. Las carcajadas son inevitables cuando Charles, Oliver y Mabel están a punto de ser pillados con las manos en la masa en según que escenas. Lo son por lo cómico de la situación y por la expectación que generan, pero también por lo meta. En ocasiones el inesperado grupito transgeneracional es tan ridículo y entrañable como consciente de ello, una serendipia mágica, un unicornio televisivo.

 Selena Gomez, Martin Short y Steve Martin en 'Solo asesinatos en el edificio'

Martin, Martin Short y Selena Gomez tienen aún más química ahora que se han asentado en su dinámica y son cómplices de las virtudes de cada uno. La vena cómica inherente a estos intérpretes envuelve a la perfección a cada uno de sus personajes y a su vez encaja en una mezcla infalible. Todo esto además teniendo en cuenta que esas pequeñas rarezas podrían haberse convertido en algo reiterativo y cansino de cara a una continuación. Por el contrario, la sensación de goce y genuino disfrute acompaña a cada aspecto de un segundo caso que se percibe con la misma frescura que el primero gracias también a que se ha sabido mantener la clave del éxito de aquella temporada 1, pero dándole una vuelta y añadiendo un flamante atractivo. Si Sting como sospechoso de asesinato hizo gracia, Amy Schumer ocupando el lugar de estrella/ famosa del Arconia supone un guiño a la necesidad de mantener en ese ático a alguien conocido, a la vez que sorprende enfocando su comedia por otros derroteros.

Lo mismo ocurre con la víctima. Tim Kono nos llevaba a un pasado próximo muy entrelazado con la vida de Mabel, y Bunny hace lo propio con un salto temporal mucho mayor y una conexión igualmente cautivadora. Al final destaca sobremanera el esfuerzo exitoso del equipo por replicar sin aburrir, siempre puliendo cada detalle mientras retoman activamente todo eso que les ha dado la fama, todo lo que aman los espectadores que han convertido a 'Solo asesinatos en el edificio' en un fenómeno. Un equipo muy amplio que logra lo que ya quisiera gran parte del entretenimiento hollywoodiense: sacar oro de una más que poblada sala de guionistas. En los créditos de 'Personas de interés', el 2x01, figuran Ben Philippe, Joshua Allen Griffith y Stephen Markley como supervisores de guion y Rachel Burger como guionista, un modo de operar que se extiende a todos los capítulos. Muchos profesionales se esfuerzan por remar a una mientras cuidan cada frase y se aseguran de aprovechar el talento de sus intérpretes para pegar unos raudos cambios de tono que acaparan la atención de la audiencia.

 Martin Short, Steve Martin y Selena Gomez en 'Solo asesinatos en el edificio'

Una screwball sin romance

Si a 'Solo asesinatos en el edificio' le pusiéramos un affair entre dos de los protagonistas y cambiáramos su 'caza al asesino' por una búsqueda del leopardo extraviado, nos quedaría 'La fiera de mi niña', arriba/ abajo. Ocho décadas después de su boom cinemagoráfico, Hoffman y Martin recuerdan lo que era la screwball comedy, subgénero cargado de situaciones ridículas que abarcase de la comedia al cine negro. Los protagonistas de esta serie ni sueñan con hablar a la velocidad que lo hacía Katharine Hepburn, ni basan sus chascarrillos en temas relacionados con los amoríos; pero, de manera transversal, llevan en el corazoncito el rollo de aquellos clásicos diseñados por y para la evasión. Hay que demostrar una tremenda inventiva para encapsular lo más entrañable de géneros tan populares y extendidos como llenos de historias inolvidables, mientras se recuerda al espectador que lo genuino y plagado de sonrisas no ha muerto.

Nota: 10

Lo mejor: La inteligencia con la que mezcla esa esencia hilarante, meta y transgeneracional de la primera temporada, con vueltas de tuerca frescas y atractivas.

Lo peor: Pensar en su fecha de caducidad. Ojalá nos queden 10 años de asesinatos en el Arconia.