Aunque la obra de un artista puede valorarse de múltiples manera, no es una ciencia exacta. Lo cierto es que conocer su pasado, sus vivencias, su trasfondo ayudan a poder analizar mejor sus trabajos. Es lo que sucede con 'La Sra. Lowry e hijo', filme que ahonda en la complicada relación materno-filial entre el artista británico L.S. Lowry y su progenitora. Basada en la obra de teatro homónima de Martyn Hesford, quien también escribe esta adaptación cinematográfica, la cinta tiene su principal fuerte en sus dos protagonistas: Vanessa Redgrave y Timothy Spall.
El filme se centra en la vida de Lowry antes de su reconocimiento como artista. Hay un punto muy interesante en el largometraje: explicar el motivo por el que el pintor no pudo destacar hasta el fallecimiento de su madre. En el fondo, lo que se narra es una relación tóxica de dependencia emocional entre la progenitora y su vástago, siendo un clásico caso de 'madre castrante', provocando que el filme aproveche su origen teatral para provocar una mayor sensación de malestar, al sentir cómo esa habitación del lecho materno es una prisión para el hijo.
Una vez mostrada esa situación, Noble apuesta por sus dos protagonistas como principal fortaleza del largometraje. Es ahí donde se ve el savoir faire de sus dos actores, veteranos de la interpretación, considerado uno de ellos como una de las leyendas vivas del séptimo arte. Se está hablando, por supuesto, de Vanessa Redgrave. La ganadora del Oscar por 'Julia' sigue incombustible a sus 84 años. Aunque pudo vérsele en 'Los papeles de Aspern' y 'El crimen de Georgetown', es con 'La Sra. Lowry e hijo' donde ha podido destacar con un papel protagónico a su altura, en el de una madre que tiene una relación ambivalente con su hijo, un sublime Timothy Spall, destacando de nuevo como pintor, tras haber sido J.M.W. Turner en la magnífica 'Mr. Turner'.
Una tóxica relación materno-filial
Es increíble cómo el peso familiar es capaz de minar la autoestima y el talento de una persona. Es interesante cómo Noble aborda esta situación, puesto que Lowry no logró brillar y ser reconocido como pintor hasta la muerte de su progenitora. Lejos de querer entender el motivo, el director y el guionista optan por exponerlo de manera directa, dejando que sea el propio público el que vea las más que evidentes consecuencias.
Aunque el retrato de la relación enfermiza -digna de Norman Bates- queda muy claro desde el inicio, 'La Sra. Lowry e hijo' tiene el problema de que no sabe ir más allá de esta situación expuesta, girando en torno a dicha problemática a lo largo del filme, provocando una sensación de redundancia que lastra la estupenda labor de su elenco protagonista, lo que provoca que se esté ante una cinta llena de buenas intenciones que, quizás, debía haberse salido de su trazada línea original.
Nota: 6
Lo mejor: El duelo interpretativo entre Redgrave y Spall.
Lo peor: Acaba siendo redundante en su mensaje. Queda claro que es una relación tóxica, se hubiera agradecido una mayor explicación de su origen.