Stefan Zweig escribió: "[...] De entre todas aquellas personas, las más dignas de lástima para mí, como si ya me hubiera asaltado un presentimiento de mi futuro destino, eran las que carecían de tener una patria o, incluso peor, aquellas que, en vez de tener una, poseían dos o tres y no sabían a cuál de ellas pertenecían". Zweig es uno de los escritores europeos más celebrados del siglo XX. La cineasta alemana Maria Schrader, para su segundo largometraje se atreve a relatar sus últimos días de vida en 'Stefan Zweig - Adiós a Europa', seleccionada por Austria para representar al país en la 89ª edición de los Premios Oscar.
Con la llegada del nacional-socialismo al poder, Stefan Zweig opta por exiliarse y marcharse rumbo a América, sabe que por ser judío corre un grave riesgo en Europa. Tras tener refugiarse en París, Zweig marcha a su residencia en Londres, de donde decidirá marcharse a otro continente. Tras visitar países como Argentina, Estados Unidos, Cuba, Uruguay o Venezuela y ciudades como Buenos Aires o Nueva York, finalmente Zweig y su esposa se instalan en Brasil, lugar en el que residirán hasta que ambos se suiciden en 1942.
La desesperanza de los ideales
La vida de reconocido de autor de 'La confusión de los sentimientos' o 'Carta de una desconocida' daba para una película. Sin embargo, cierto es que abarcar la vida de uno de los grandes símbolos de la literatura europea sin caer en los tópicos de los biopics se antojaba como una ardua tarea. De manera, que hay que agradecer a la realizadora y actriz Maria Schrader de haber dirigido y escrito un filme dividido en cuatro capítulos más un epílogo, como si de un libro se tratase. De esta forma, Schrader narra cinco momentos de la vida en el exilio del escritor de 'Novela de ajedrez'.
De hecho, son esas cinco fragmentos de la vida de Zweig lo convierte al filme en una obra digna del autor austríaco. Tras una elegante presentación de su persona, la película destaca el fuerte espíritu europeo del autor. "Sueño con una Europa libre de pasaportes y fronteras" dice en una entrevista con medios de varias partes del mundo en Buenos Aires. Schrader, junto con el guionista Jan Schomburg, acierta al mostrar a Zweig como la ilusión de una Europa unida a la par que la desesperanza de la huida. Por un lado, los sueños de Zweig se ven, desde ojos actuales, como una quimera que se ha podido lograr, aunque a medias, por otro, se puede ver que, pese que hayan pasado dos guerras mundiales y una Guerra Fría, Europa sigue padeciendo los fantasmas de los extremos, como puede verse en las elecciones presidenciales de varios países.
El poderoso legado de Zweig
De esta forma, la cinta logra crear un retrato de un idealista atormentado, amargado y desilusionado, que desea descubrir un nuevo continente y abrirse camino en América pero al que le es imposible olvidar su tierra, Europa. En ese sentido, la cinta deja diálogos certeros en los que se perciben las propias contradicciones del autor, magníficamente interpretado por Josef Hader. Mención especial para Barbara Sukowa, que interpreta a su primera esposa, Friderike, en la que se evidencias los principales tormentos de la huida, la culpa y se intuyen el destino del autor.
Tras mostrar esos capítulos, magníficamente mostrados y que hacen que se venga a la menta la estupenda 'Steve Jobs' de Danny Boyle, Schrader cierra con un sentido epílogo en el que toda la ilusión, la esperanza y la vida claudica aunque su fuerte mensaje a favor de la paz y contra las guerras pervive. Con la tragedia de trasfondo, la cineasta acerca al público a la vida de Stefan Zweig de la mejor manera que se podría haber hecho. La novela finaliza pero el poso que deja es de aquellos muy difíciles de olvidar. Magnífica.
Nota: 8
Lo mejor: La división por episodios y la interpretación de Josef Hader.
Lo peor: No haber incidido más en su obra.