Cuando un director de prestigio internacional escucha los cantos de sirena de Hollywood, siempre tendemos a ir con cautela a la hora de visionar el resultado final. Alarmantes son los casos de ciertos realizadores que, una vez en la Meca del Cine, supeditan su estilo artístico en favor de los convencionalismos propios de la industria. Park Chan-Wook debuta en suelo americano con 'Stoker', thriller de intriga en el que se desarrolla una trama creada por el actor Wentworth Miller, cuyo trabajo más conocido es como protagonista de la famosa serie de televisión 'Prison Break'.
Desde un primer comienzo, nos damos cuenta de que el director ha tenido la mayor libertad creativa a la hora de abordar el material original. Por ello, 'Stoker' nunca llega a caer en el ridículo que éste mismo material podría haber resultado en manos ajenas. Los encuadres y transiciones, así como la estupenda fotografía de Chung-hoon Chung, ayudan a crear una atmósfera malsana que transportará al espectador a una realidad inquietante que lo mantendrá en tensión a lo largo del metraje.
Pese a que el guion no tenga en ningún momento el grado de complejidad que exudan sus imágenes, Chan-Wook se las arregla para ofrecer una experiencia única que no defraudará a sus fieles seguidores. Aun así, el devenir de los acontecimientos no deparará grandes sorpresas, sabiéndose desde un principio cómo terminará todo. Los personajes femeninos se mueven siempre en un mismo plano. No se aporta ninguna información que pueda hacernos entender sus reacciones. Aunque mejor así, si tenemos en cuenta la irrisoria justificación del comportamiento del misterioso tío Charles.
'Stoker' es mucho más interesante cuando se centra en mostrar el desconcertante paso de la juventud a la madurez del personaje de India, que cuando se mueve en los terrenos de una intriga falta de sustancia.
Sobresalientes interpretaciones
El director de 'Oldboy' también ha tenido la suerte de rodearse de tres actores completamente entregados a sus limitados personajes. Mia Wasikowska demuestra que tiene un gran talento para ofrecer interpretaciones lejanas a lo que pudimos ver en 'Alicia en el País de las Maravillas'. La actriz está completamente creíble en la piel de la típica chica "rarita" que siente los primeros picores sexuales por la vía más salvaje. Matthew Goode y su fría mirada se erigen como un creíble elemento desestabilizador de la aparente tranquilidad en la que viven las protagonistas. Nicole Kidman, aunque tenga un comienzo titubeante, va poco a poco adueñándose de sus apariciones, hasta la llegada de un monólogo final que demuestra lo que actriz es capaz de ofrecer.
Mención especial merece el estupendo apartado sonoro, que junto a la partitura de Philip Glass, ofrece grandes momentos a la narración. Claro ejemplo de ello, es una notable escena al piano cargada de una palpable tensión sexual.