En su ópera prima, 'Hinterland', el británico Harry Macqueen apostó por narrar el reencuentro de dos amigos y cómo el paso del tiempo ha provocado que aquellos lugares llenos de nostalgia se vean desde una perspectiva completamente diferente. Para su segundo largometraje, el realizador explora más a fondo sobre esta cuestión, al narrar un nuevo viaje por carretera pero desde un contexto completamente diferente en 'Supernova', que llega a salas comerciales tras su paso por la Sección Oficial del 68 Festival de San Sebastián.
'Supernova' narra la historia de una pareja que lleva 20 años junta, lo que hace que su relato esté lejos de la premisa de su ópera prima, en la que sus protagonistas se reencontraban tras muchos años sin verse. Esta diferencia puede verse en la manera en la que inicia el largometraje, con Colin Firth y Stanley Tucci durmiendo desnudos y abrazados, ofreciendo así una imagen de intimidad y cercanía que transmite ese amor y pasión y que, dada la edad de los intérpretes, se intuye que ese cariño lleva presente varios años.
Con esa carta de presentación, Macqueen vuelve a aprovechar la fórmula de la road movie como metáfora sobre los procesos y los ciclos de la vida, haciendo que la dupla principal recorra hermosos lugares de la flora y fauna británica, con unos escenarios naturales preciosos, que son ensalzados por la fotografía de Dick Pope, habitual colaborador de Mike Leigh, que convierte a su Reino Unido natal es una estampa que evoca el encanto de las road movies norteamericanas -porque evoca a bellos paisajes tanto de Estados Unidos como de Canadá-.
En ese recorrido natural, digno de una película de Chloé Zhao, Macqueen teje una entrañable historia de amor marcada por la tragedia, pues el motivo del viaje no es otro que la despedida. Tusker, interpretado por Stanley Tucci, es un afamado escritor que padece demencia a pesar de tener 60 años. En este camino donde su marido, Sam, encarnado por Colin Firth, un reconocido pianista y concertista, debe ser el que tire del carro y el que ayude a su pareja en este duro trance.
Un retrato íntimo de una historia madura de amor
En esos momentos duros, donde el largometraje ofrece sus mayores virtudes. La química de Firth y Tucci es espléndida, la amistad fuera de la ficción de ambos ha ayudado a que sus conversaciones tengan otro nivel, que hablen con sus expresiones faciales, con sus miradas, con sus silencios, lo que da una atmósfera de intimidad, que bien evoca a otros títulos recientes como '45 años', 'El amor es extraño' o 'Entre nosotras', siendo estos dos últimos títulos que reivindican la mirada gay y lésbica madura. Es de aplaudir que Macqueen rompa con los amores de juventud, que traiga una realidad que existe en el día a día y que traiga naturalidad y espontaneidad a la relación de los dos hombres de cierta edad.
Conforme el largometraje va abandonado el estilo de road movie y Macqueen lleva al tándem a reuniones familiares y a una casa rural, puede verse que el lado más desgarrador de esta historia de amor, de cómo esa hermosa primera parte natural era una travesía hacia algo mucho más aterrador que es enfrentarse a la muerte, recordando a aquellas aves que antes de dar su último suspiro realizan un vuelo lleno de energía. También plantea la pregunta de hasta qué punto el sentimiento amoroso es un acto altruista o egoísta.
En este punto donde Macqueen plantea una realidad con enfoque social, provocando que los diálogos de la pareja sean una mezcla de las conversaciones conyugales de Ingmar Bergman con el punto crítico y ético de Robert Guédiguian o el propio Mike Leigh. El planteamiento sobre la realidad que hay tras la eutanasia está pero dentro de una discusión de pareja, en la que lo cotidiano y el día a día es lo esencial. Algo muy difícil de llevar y que el cineasta resuelve con naturalidad y elegancia, lo que convierte a 'Supernova' en un ejercicio en el que Macqueen continúa avanzando como figura fascinante del cine de autor británico.
'Supernova' es una enternecedora historia de amor, con la que Macqueen reivindica también que los mensajes universales pueden provenir desde distintas realidades y que una relación sentimental de dos hombres, como es en este caso, puede alejarse de conceptos preestablecidos propios de lo que suele llamarse cine LGBT, para mostrar que es, ante todo, séptimo arte en general. Un filme hecho con cariño y esmero, de ese con el que se paladea y se disfruta y que recuerda que aún hay espacio en la gran pantalla para el intimismo y la mirada de autor.
Nota: 8
Lo mejor: Las interpretaciones de Colin Firth y Stanley Tucci y que ofrezca una mirada espontánea y natural al ser parte de lo LGBT.
Lo peor: El filme es susceptible de que cierto público se quede en lo superficial y no valore ese retrato de intimidad que ofrece la cinta.