Llega desde México una de las películas que ha supuesto un ejemplo de cine de autor y dramatismo real del cine iberoamericano en los últimos años. Lucía Carreras nos trae una película dirigida y adaptada por ella misma. 'Tamara y la Catarina' es una oda visual y narrativa sobre las injusticias sociales que se cometen día a día en la sociedad actual, y de las cuáles muchas veces no somos tan conscientes de ellas. Carreras ha conseguido llamar la atención tanto del público como de la propia crítica, transmitiendo un mensaje de dolor, pero de esperanza, a través de la historia de Tamara y las situaciones que se van mostrando a lo largo del film. Un ejemplo de la gran mejora que está sucediendo en la industria cinematográfica latinoamericana, en especial, la mexicana, con permiso de la ya tan conocida argentina.
La historia de 'Tamara y la Catarina' nos lleva a conocer a una mujer, con discapacidad mental, que se despierta un día totalmente sola en su casa tras la marcha inesperada de su hermano. Tras el trágico suceso, Tamara ve a una pequeña niña en un puesto de periódicos al volver de su trabajo. Con el sentimiento de protección, decide llevársela a su casa, sin saber que esto podrá acarrearle grandes problemas. Una vecina mayor descubre lo que ha hecho Tamara y ambas se embarcarán en un camino de no retorno, donde se descubrirán las diferentes naturalezas humanas existentes.
No se puede negar que la historia de Tamara y Doña Meche es un ataque directo al corazón con el que es imposible no tener empatía. Es una película que muestra que hay historias que de por sí tienen sentimiento y personalidad, permitiendo al espectador vivirlas no únicamente como mero observador, sino también provocar la reflexión sobre lo visto y sobre las situaciones vividas por sus protagonistas. El guion de la película es una de las mayores virtudes, dado que profundiza totalmente en sus personajes principales, no cayendo en el cliché que se suele utilizar con este tipo de historias. Un reflejo de cómo las clases sociales más desfavorecidas luchan por un futuro mejor, pero a su vez, son las más generosas y eso se muestra en las acciones que realizan. Carreras ha querido contar no solamente una historia en la que la discapacidad se encuentra durante todo el metraje, sino que también ha querido dar voz a aquellos que desgraciadamente, en la sociedad tienen dificultades de llevar su mensaje al mundo.
Hay que agradecer las interpretaciones de las dos protagonistas, tanto la de Ángeles Cruz como la de Angelina Peláez. Cruz se mimetiza al completo con su personaje, dándonos una interpretación pura y realista, con la sensación de que realmente estamos viendo a una persona de carne y hueso, es decir, como si no estuviéramos viendo una ficción. Otorga esa sensibilidad necesaria para que su historia llegue a conectar con el público, ese desasosiego y a veces duda que se ve en una personalidad tan inocente como la de Tamara. Aun así, la directora no ha querido dibujarla como una víctima o una mujer que depende de todo el mundo, sino que le ha dado fuerza y somos capaces de ver en el interior de esa profundidad que le invade. Una sensibilidad perfecta que lleva a buen puerto a la cinta, dejando un resultado redondo.
Su partenaire en el film, Doña Meche, interpretada por Angelina Peláez es la empatía y generosidad hechas persona. Si en Tamara encontrábamos la inocencia, en Doña Meche se hace hincapié en que seamos capaces de ver la precariedad de la situación, ya no solamente laboral sino también en su propia vida de un sector de la población mexicana (y que se repite alrededor del mundo). La mujer es también una reflejo de cómo la soledad se presenta en la vida de las personas no de la misma manera. Su actuación dota de humanidad y no busca que se juzgue las acciones de una o de otra, simplemente hacen que el espectador comprenda por qué está ocurriendo dichas situaciones. Un acompañamiento a Tamara que permite que seamos capaces de ver las diferentes formas de manifestar los miedos y de buscar la supervivencia en una realidad cuanto menos dura y difícil de llevar.
Por lo cual, Carreras ha sabido desarrollar una historia profunda y humana que contiene en resumen: verdad. La directora no se ha limitado a centrarse en una sola perspectiva, sino que ha utilizado las manifestaciones de sentimientos como el amor, la tolerancia, la búsqueda de libertad, de ser feliz a través de dos personajes que aparentemente son muy diferentes en un principio, pero que ambas comprobarán que comparten muchas cosas en común. Una ventana a ver situaciones cotidianas que son duras dado que se cumplen generalmente en cualquier sociedad alrededor del mundo, una mirada directa hacia los más desfavorecidos y cómo en ocasiones, se echa la vista a otro lado para parecer que no existen. Un homenaje visual para todos esos héroes y heroínas de a pie, que merece un reconocimiento por cada día luchar por los suyos sin pedir nada a cambio.
El silencio habla más que las palabras
Lo curioso de esta película es que hipnotiza y atrae al espectador a través de su imagen y la acción, dejando el diálogo en pequeñas dosis. De esta forma, valiente hay que decirlo, 'Tamara y la Catarina' no tiene mucho diálogo, pero al igual que ocurre con los filmes más intimistas, los gestos, el lenguaje no verbal, la acción, los movimientos llevan el mensaje a la perfección al espectador. No es necesario estar explicándole todo el momento qué ocurre, dado que así Carreras consigue captar la atención y sobre todo la reflexión de lo que se está viendo en pantalla. Como se ha mencionado antes, es una forma de hacer que el espectador también esté activamente en el film.
Por último, mencionar que México D.F. deja de lado las partes más bonitas de la ciudad, para transportarnos una realidad donde también el escenario debe acompañar a las protagonistas. No solamente vemos de forma cercana la precariedad de sus vidas, sino que los lugares a los que se nos transportan permiten esa cercanía al público. No estamos hablando de una historia que no puede ocurrir, al contrario, sino de una historia tan cierta como la vida misma. Es por ello, que este dibujo más urbano de la capital mexicana permite completar los elementos de 'Tamara y la Catarina' para ser una película profunda, sentimental, cruda y en especial, real.
'Tamara y la Catarina' llega a los cines el 18 de noviembre.
Nota: 8
Lo mejor: La historia tan real, íntima y dura creada por Carreras y ejecutada a la perfección por sus protagonistas.
Lo peor: El mensaje no será entendido por aquellos que se queden en lo superficial.