Santa Teresa de Jesús, en su 'Libro de la vida', escribió: "Porque si falta la ocupación de la voluntad y el haber en qué se ocupe en cosa presente el amor, queda el alma como sin arrimo ni ejercicio, y da gran pena la soledad y sequedad, y grandísimo combate los pensamientos". Considerada uno de sus obras más importantes de su amplia bibliografía, pocos dudan de su valor tanto como figura religiosa (considerada doctora de la Iglesia Católica y una de las grandes maestras de la vida espiritual), como literaria. Es, junto con san Juan de la Cruz, una de las figuras cumbres del misticismo y el ascetismo literario.
No obstante, su manera de ver y vivir la espiritualidad y su unión con Jesucristo llegó a causar recelos (y, por qué no decirlo, despertó también envidias). De ahí, que fuese visitada múltiples veces por diferentes inquisidores. Eso inspiró al afamado dramaturgo Juan Mayorga, quien creó la obra 'La lengua en pedazos', un auténtico duelo interpretativo en el que la fundadora de la Orden de los Carmelitas Descalzos debe defender su visión.
"Entre pucheros también anda Dios", comenta la religiosa cuando irrumpe en la cocina del monasterio de San José un inquisidor cuyo propósito es cerrar el convento y provocar que el conflicto entre los descalzos y los calzados (dos maneras distintas y opuestas de ver y vivir la espiritualidad) vaya en favor de los segundos. Una manera ortodoxa de ver la religión y también una forma de imponer una visión dentro de la Iglesia Católica. Santa Teresa de Jesús, junto con el ya mentado san Juan de la Cruz, ha sido una de los principales reformadores de la Iglesia.
Viviendo la fe con el libro albedrío
La obra original muestra esa férrea fe de la mística, en un juego dialéctico en el que se vive un auténtico combate teológico, que puede plasmarse a lo político y personal. La obra original tuvo a dos grandes de las tablas, Clara Sanchís y Daniel Albaladejo. Para su adaptación al cine, la aplaudida cineasta Paula Ortiz ha optado por Blanca Portillo y Asier Etxeandía, amigos y muy cercanos. Precisamente, esa confianza mutua ha permitido que se viva de manera más orgánica ese enfrentamiento.
Tras la magnífica 'La novia', la cineasta zaragozana llevaba ya un largo tiempo ausente. Haciendo honor a la famosa frase hecha 'pasar de calvo a dos pelucas', Ortiz ha vuelto en este 2023 con dos proyectos. El primero, una producción hecha por encargo, llevaba a su terreno a un autor tan diametralmente opuesto a su mirada como Ernest Hemingway con la estupenda 'Al otro lado del río y entre los árboles', en el que convierte a Venecia en una ciudad fantasma en medio de la nostalgia, el deseo y la culpa.
Después de ese cuidado ejercicio cinematográfico, rodado en un impecable blanco y negro y estrenado el pasado 11 de octubre; Ortiz vuelve con 'Teresa'. Nominada a un Premio Forqué a la mejor actriz protagonista, la realizadora continúa con su particular senda de adaptaciones de grandes obras. Tras llevar con éxito 'Bodas de sangre' a la gran pantalla con esa joya llamada 'La novia' y saber reinterpretar a Hemingway; ahora Ortiz se atreve con Juan Mayorga.
Paula Ortiz firma una obra densa y barroca
Con 'Teresa', Ortiz ha firmado el guion junto con Javier García Arredondo y el propio Mayorga. De ahí, que la cinta no reniegue de sus raíces teatrales. Es más, las busca aprovechar para narrar un film que entremezcla ensoñaciones, delirios y secuencias reales dentro de la ficción. Todo para aprovechar ese duelo interpretativo con el que plasmar visualmente esas dos maneras enfrentadas de vivir la fe y la espiritualidad. Aquí, Ortiz sabe crear un apartado técnico exquisito. Su fotografía resulta magnífica, obra de Rafael García, quien ya brilló con la estupenda 'El amor en su lugar'. Su música es espléndida también, compuesta por Juanma Latorre, la cual muestra el cuidado que tiene la zaragozana por los detalles, algo que bien supo plasmar con 'La novia'.
A diferencia de 'Bodas de sangre' de Lorca, 'La lengua en pedazos' es un texto mucho más exigente gramaticalmente, con un fuerte uso de un castellano antiguo que provoca un esfuerzo adicional en el público. A pesar de ello, sus actores lo saben llevar al terreno cinematográfica, apoyándose justo en esa fotografía, en la música o en el diseño de producción, obra de Marta Loza y José Tirado.
Ortiz sabe captar la vida espiritual de Santa Teresa de Jesús de una manera respetuosa y que puede ir en línea de la que tuvieron Lionel Baillemont o Josefina Molina; aunque queriendo traer esa sensación mística y poética que vivía la propia santa. Ahora bien, no resulta fácil entrar en esta propuesta, lo que exige una arriesgada paciencia en un público poco dado a complacencias.