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CRÍTICA

'Terminator Génesis': Punto de arranque

La mítica creación de James Cameron, el T-800, vuelve a las taquillas de toda España con el objetivo de ayudar a Sarah Connor en la lucha por salvaguardar el futuro. El viernes en cines.

Por Daniel Lobato Fraile 8 de Julio 2015 | 18:08

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Cuando ya no tienes ni idea sobre qué hacer con el futuro o las dilapidado las opciones que este podía ofrecerte, siempre te queda volver al pasado y cambiar las reglas del juego. Lo hicieron no hace tanto (los mutantes de Bryan Singer con el viejo Lobezno a la cabeza (tomando buena nota del lío en el que se metía Spock de la mano de J.J. Abrams), y ahora lo hace Sarah Connor en su sempiterna lucha contra la rebelión de las máquinas de Skynet. Al igual que en la franquicia comiquera, los responsables de 'Terminator Génesis' no borran lo anterior (como ha hecho, por ejemplo, el maestro Toriyama con 'Dragon Ball Super', borrando de la continuidad el fiasco que supuso la saga 'GT'), sino que hacen una especie de reseteo concibiendo una nueva línea temporal sobre la cual explorar nuevos conceptos y pervertir los antiguos.

'Terminator Génesis': Punto de arranque

El ejercicio que proponen Alan Taylor y su equipo de guionistas es de lo más interesante, pues no se limita a explorar los lugares comunes de la saga y repetir esquemas, sin aportar novedad alguna (como hicieron los perezosos responsables de 'Jurassic World'), sino que tienen una clara intención de experimentar y de hacer evolucionar la la franquicia. En este sentido los personajes que experimentan una mayor transformación son los de Sarah y John Connor pues, si las reglas del pasado han sido modificadas, su futuro tampoco puede ser el mismo. Este cambio de escenario favorece especialmente al personaje interpretado por Emilia Clarke, quien no debería sentirse amenazada por el legado de Linda Hamilton, en esencia, porque no encarnan al mismo personaje.

Mientras que la Sarah Connor primigenia tenía una vena más psicótica y se nos presentaba casi como una profeta del fin del mundo (hablamos de un caracterización en la segunda entrega de la saga, claro), la nueva se define como una heroína más al uso, que lleva toda la vida preparándose para la guerra que se avecina y no ha perdido la esperanza de terminar con ella antes de que empiece. Y en cuanto a su hijo John, el líder de la resistencia en el futuro, la transformación que experimenta supone, en el fondo, la liberación de todos los implicados respecto al legado que encarnan, no deja de tener una cierta carga de ironía y pone en práctica aquello del "héroe con pies de barro". Son, sin duda, dos movimientos valientes, arriesgados, pero que dotan al film de unos interesantes matices.

Back to the Past

La estructura que sigue 'Terminator Génesis', al menos durante su primera parte, sigue un esquema muy peculiar, en la línea de 'Regreso al futuro 2'. La película va revisitando algunas de las escenas más míticas de los títulos precedentes (especialmente del de 1984) desde un nuevo punto de vista. Las piezas en juego son las mismas, pero su disposición en el tablero y su comportamiento difieren por completo. Esto da lugar a situaciones imprevisibles, ya que el fan clásico llega a ciertos escenarios con unas expectativas muy definidas acerca de lo que ha de ocurrir. Pero aquí eso no vale de nada.

'Terminator Génesis': Punto de arranque

Este juego continuo de guiños, saltos temporales y cambio de realidades tiene, sin embargo, un coste, y no son pocas las debilidades argumentales que podemos encontrarnos. Si bien muchos de los conceptos están bien justificados (otros además, como el envejecimiento de Arnold, tienen un uso narrativo), el desarrollo de algunas de las ideas planteadas genera nuevas dudas en lugar de solucionarlas. Para un disfrute completo de la película, lo suyo es relativizar estos problemas y centrarse en la acción.

Con la excusa que ofrecen tanto los robots asesinos venidos del futuro como las tecnologías imposibles a día de hoy, por momentos la película parece agarrarse al todo vale y las leyes de la física se dejan en stand by. Como tampoco se molesta en trabajarse las sutilezas y establece metáforas y similares a brochazos (desde la lectura de nuestra dependencia hacia la red y la interconectividad entre nuestros dispositivos móviles [¡hola, Apple!] hasta la "originalísima" forma que adopta Skynet para recalcar que está naciendo). Aunque bueno, estas vienen siendo las prácticas habituales en los desaforados blockbusters actuales.

Un niño grande

Sea como fuere, lo que está claro es que Arnold Schwarzenegger ha rejuvenecido veinte años haciendo esta nueva secuela de la franquicia. Transmite la sensación de habérselo pasado en grande encarnando al ya mítico T-800 y protagoniza gran parte de los guiños a la cinta original. Quizás el aspecto más discutible de esta última entrega sea lo dubitativo del tono que quiere imprimir en según que momentos en los que abraza una comedia que nos distrae de la historia que se plantea. Pero Arnold se lo ha pasado bien, y eso es lo importante. El camino iniciado ofrece unas perspectivas interesantes, si logran seguirlo y profundizar en los aciertos (aprendiendo también de los errores), podemos tener saga para rato.

Aunque para secuelas buenas de 'Terminator', permitidme un par de recomendaciones comiqueras que además, guardan cierta relación temática con esta 'Terminator Génesis': 'Terminator 1984-2029' (que también juega con lo que sabemos del pasado y se situaría entre los acontecimientos de los dos primeros filmes) y 'Robocop versus The Terminator' (en la que Frank Miller y Walter Simonson también exploran a conciencia las posibilidades de los viajes temporales como arma definitiva). Las dos obras están editadas en España por Aleta.