En 2016, el guionista Jordi Vallejo estrenó con éxito la obra 'El test', con la que planteaba, a modo de comedia de salón, un dilema: ¿qué pasaría si alguien ofreciese dar 100.000 euros en mano o, en cambio, esperar diez años y que esa cifra ascienda al millón? Una pregunta que se aprovechaba para mostrar las costuras de un sistema capitalista similar al de la ley de la jungla, en la que se evidenciaba que la elección de una acción u otra despertaba pasiones y motivos completamente distintos, a la par que servía para desnudar los sentimientos más profundos de unos personajes cuyas capas iban cayendo poco a poco.
Evidentemente, la obra fue un éxito, logrando estar en cartel varias temporadas en el emblemático Teatro Alcázar de Madrid, en la línea de éxitos como 'El nombre', 'La cena de las idiotas' o 'Un dios salvaje'. Por supuesto, tarde o temprano era inevitable ver su adaptación cinematográfica, que ahora se estrena en salas de cine, con Dani de la Orden en la dirección y con Miren Ibarguren, Carlos Santos, Alberto San Juan y Blanca Suárez tomando el relevo a Maru Valdivieso, Antonio Hortelano, Luis Merlo y Marina San José, el elenco de las últimas funciones de la obra en la capital española.
Decisión interesante, puesto que De la Orden debuta en lo referente al estilo de la comedia de salón. Con Vallejo siendo el encargado de ser el guionista de la adaptación cinematográfica de su propia obra, 'El test' busca huir de su carácter más teatral, al cambiar el escenario original (un lujoso ático en el centro de la ciudad) por una inmensa mansión en la zona más exclusiva y también la más lejana. Ese cambio en lo referente al diseño de producción permite a la cinta ampliar su carácter teatral y propio de la comedia de salón, aunque le resta esa sensación de que es imposible escapar.
No obstante, eso no impide que el filme mantenga buena parte del espíritu de la obra original, especialmente en lo referente a los cuatro personajes principales. Es fascinante cómo una cena entre amigos puede degenerar en un ejercicio de poner el ventilador en marcha y esparcir rencores que aparentaban estar enterrados, reproches a destiempo o desestabilidades sentimentales. En esa línea, el filme tiene cierto espíritu similar al de la notable 'Perfectos desconocidos', uno de los pocos casos en los que la comedia de salón nació en el cine y después se trasladó al teatro.
Una ácida comedia de salón que brilla por su cuarteto de actores
Y es ahí donde 'El test' brilla, gracias a su cuarteto de actores. Alberto San Juan se mueve como pez en el agua en el papel más canalla de la cinta, el de Toni, quien representa a ese hombre hecho a sí mismo que ha logrado todo lo que el dinero puede comprar; le sirven de contrapunto tanto Carlos Santos como Miren Ibarguren, el primero es un claro referente a la realidad común de buena parte de la sociedad, mientras que la segunda es el reflejo de aquella minoría que busca ser su propia aldea gala, aunque esconda realmente un tremendo terror a tomar decisiones propias. La cuarta en esta discordia es Blanca Suárez, quien ofrece una de sus interpretaciones más extremas, siendo todo lo opuesto a Ibarguren, al representar la fría determinación, aunque esta también oculte un tremendo desasosiego personal.
Es el trasfondo de cada uno de estas dos parejas, los cuatro amigos, lo que eleva a 'El test', la cual es una notable comedia de salón, más en la línea de 'Toc toc', 'Los miércoles no existen' o 'Enjambre'. De la Orden sale airoso en su primera experiencia en este tipo de comedia, gracias a un guion que sabe respetar el espíritu original de los cuatro personajes, los cuales, en clave de humor negro, son un certero reflejo de los complejos propios de la sociedad actual que, ciertamente, cobran más valor en momentos de incertidumbre como el que se está viviendo a nivel mundial.
Sin duda, 'El test' vuelve a recordar lo importante que es disfrutar de una buena comedia de salón en la gran pantalla, pues permite al público sentir de manera más cercan esa sensación de complicidad propia del género. Si a ello se le suma que cuenta con cuatro actores en estado de gracia, la sonrisa maliciosa está más que asegurada.
Nota: 7
Lo mejor: Sus cuatro actores están formidables.
Lo peor: Añade personajes que no aportan nada y situaciones que hacen que se retrase la atmósfera propia de la comedia de salón, tiene un epílogo que echa por tierra lo que parecía ser un final notable.
