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CRÍTICA

'Testigo': La mecánica del poder en la sombra

Llega 'Testigo', ópera prima de Thomas Kruithof. Presentada en la sección Rellumes. Thriller protagonizado por François Cluzet, Alba Rohrwacher, Simon Abkarian y Denis Podalydès.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 10 de Junio 2017 | 11:20
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Cierto es que el cine noir francés tuvo su época de esplendor entre los años 50 y 70. Sin embargo, eso no ha impedido que desde el país vecino surjan thrillers muy interesantes y que evidencian que el género va más allá del típico producto hollywoodiense o la gélida intriga nórdica. Presentada en la sección Rellumes del 54º Festival de Gijón, llega 'Testigo', ópera prima de Thomas Kruithof y protagonizada por François Cluzet, que vuelve a demostrar su solvencia y versatilidad.

Testigo

Duval es un hombre de unos 50 años que lleva bastante tiempo en el paro y que acude a sesiones de Alcohólicos Anónimos. Sin trabajo y con una fuerte crisis económica de por medio, la situación de Duval está al límite. Después del funeral de un familiar, un amigo le habla de un puesto de trabajo. Algo desesperado, aceptar ir a una entrevista. El trabajo que se le ofrece es muy extraño: Se trata de transcribir manualmente escuchas telefónicas. Desconcertado e intrigado, Duval acepta. Eso sí, la única condición que tiene es que no pregunte por la finalidad de dichas escuchas. Sin saberlo, Duval se meterá en una peligrosa red de tráfico de influencias en la que hay un complot político que afectará a las próximas elecciones presidenciales en Francia.

Franços Cluzet y la tela de araña

Realizada con aséptica elegancia y austeridad, 'Testigo', cuyo título original, 'La mécanique de l'ombre' ('La mecánica de la sombra') era mucho más llamativo y reflejaba mejor al filme, la ópera prima de Thomas Kruithof sabe crear tensión desde el momento en que aparece la primera imagen de un François Cluzet perdido y al borde del abismo personal. De hecho, es esa tensión la que provoca que se esté ante un thriller solvente y dirigido con suma precisión, al menos durante buena parte de su metraje.

Testigo

El cineasta, que firma el guion junto con Yann Gozlan, director de la magnífica 'El hombre perfecto', sabe llevar la tensión a niveles muy altos gracias a dar todo el peso de la trama a su protagonista, que es el que ofrece el único punto de vista en el que el público deberá adentrarse para poder descifrar conjuntamente el misterio. Ahí está su principal virtud. Incluso cuando la trama se hace evidente, tal es la tensión que el espectador dudará de lo que pueda ocurrir finalmente.

Además de tener una tensión que hace que recuerde a cintas como 'La conversación' o 'La vida de los otros' y tener un toque Hitchockiano, Kruithof crea una trama kafkiana en la que un individuo normal se verá envuelto en una red de escuchas en las que nada es lo que parece y en la que los órganos del poder muestran una evidente paranoia, es ahí cuando entra lo kafkiano, en el modo de espiar a la gente, con métodos propios de los años 70, y darse la ocasión de espiarse a uno mismo. En ese sentido, el filme es solvente y tiene aroma a thriller clásico, a buena intriga.

Cine de intriga con aroma a noir clásico

Sin embargo, finalmente, a Kruithof la tensión y la intriga se le van de las manos y su resolución resulta previsible y queda lejos del efecto sorpresa que lleva rondando por toda la trama de la película. Eso sí, François Cluzet está magnífico en un papel que demuestra su versatilidad en cuestión de género, es capaz de defender magníficamente cualquier tipo de papel. Su estilo austero y frío hace que se vengan a la mente otros thrillers en los que el actor galo ha participado como 'Crónica de una mentira', 'Blanco como la nieve' o 'No se lo digas a nadie'.

Testigo

Pese que su resolución no está a la altura de la primera parte, 'Testigo' es un thriller solvente y un debut prometedor. Quizás le falta a Kruithof esculpir sus finales, pero demuestra un pulso innato para crear tensión así como trae una hipnótica puesta en escena propia del cine de David Fincher. Estupenda ópera prima que gustará, y mucho, a los fans del género.

Nota: 7

Lo mejor: La tensión que mantiene el director y coguionista en todo momento y la solvente interpretación de François Cluzet.

Lo peor: Su último tramo, aunque lleno de tensión, es predecible.