2023 sigue postulándose como el año en el que las adaptaciones de videojuegos harán por fin justicia a los títulos de los que surgieron. 'Arcane', 'Sonic: La película' y 'POKÉMON Detective Pikachu' abrieron la puerta, 'The Last of Us' la hizo volar por los aires, y las próximas en demostrar que un videojuego sí tiene cabida en una sala de cine son 'Super Mario Bros.: La película' y 'Tetris'. La película de Jon S. Baird, además, prueba que a veces es mucho más interesante lo que rodea al videojuego que el videojuego en sí.
'Tetris' relata la historia real de Henk Rogers, un holandés criado en Estados Unidos que, a finales de los 80, buscó la manera de hacerse con los derechos de distribución del 'Tetris' en videoconsolas portátiles, el futuro del sector. Dicho así suena a la cosa más aburrida del mundo. Pero la odisea de Henk Rogers le llevó a enfrentarse desde a un magnate de los tabloides británico hasta al mismísimo KGB. Con muchos giros imposibles de predecir, más en una película sobre burocracia.
Porque el 'Tetris' fue creado en la Unión Soviética por un joven programador llamado Alexey Pajitnov, y no tenía poder sobre su propia creación, sino que estaba en manos de un régimen comunista al borde de la caída, pero que todavía era muy quisquilloso con el producto patrio, impidiendo su exportación fuera de la URSS. Sin embargo, Henk Rogers había visto un tremendo potencial en ese juego, uno que podía lograr que la gente dejara de ver los videojuegos como algo solo para niños, y estaba dispuesto a todo con tal de conseguir su objetivo: la dominación mundial de los bloques.
La película, en el fondo, es el típico relato sobre el sueño americano que ensalza la ambición yanqui de manera superlativa al tener lugar en plena Guerra Fría. Taron Egerton interpreta a un Henk Rogers cargado de energía y de sueños. Un emprendedor que se cruza por casualidad con el 'Tetris', y que sufre un flechazo instantáneo. Es, también, un visionario con un punto de temeridad, pero lo que más cautiva del personaje, y de la interpretación de Egerton, es un entusiasmo tan sincero que, a pesar de que sabemos que todo lo está haciendo para ganar mucho dinero, acaba convenciéndonos para apoyarle en cada loca decisión que toma, incluso si eso supone romper algunas reglas, poner en peligro su vida o, sí, perderse el recital de su hija (¡caracoles!).
Pero elegirle a él como personaje jugable resulta muy fácil porque está rodeado de personas mucho peores, que también se suman a la carrera por los derechos del videojuego. Como el empresario Robert Maxwell (Roger Allam), dueño del Daily Mirror, y su hijo Kevin (Anthony Boyle), que ejercen de villanos casi salidos de una película de James Bond, o los agentes del KGB, encabezados por Valentin Trifonov (Igor Grabuzov), representación de lo podrido que estaba el régimen a esas alturas. Todos quieren lo mismo que Rogers: hacerse ricos. Pero ninguno lo hace con la labia y encanto que él.
Quien no persigue ningún tipo de beneficio del videojuego es, paradójicamente, su padre. Alexey Pajitnov, interpretado por Nikita Efremov, representa la resignación de gran parte del pueblo ruso en aquella época. Con tener algo que comer esa noche se conforma. 'Tetris' se afana en mostrar lo dura que fue esa época, más gris todavía si cabe cuando se compara con la de Henk Rogers, que tampoco vivía a todo tren pero disfrutaba de unas mínimas comodidades. Los propios Alexey Pajitnov y Henk Rogers, que ejercen de productores ejecutivos, incidieron mucho en que la película mostrara cómo era la Unión Soviética de puertas para dentro. A pesar de que la crítica al comunismo queda bien clara, la película también acaba cayendo en un tono de "americanada" bastante exagerado (aunque sea muy difícil resistirse a los encantos de 'The Final Countdown').
'Tetris' se crece cuando juega a las películas de espías, tirando de tópicos bien utilizados para que la historia sea ágil. Para que se nos olvide que en realidad estamos yendo de despacho en despacho mientras nos hablan de contratos, mercados y demás jerga empresarial. Esa fantasía ayuda a darle más ritmo y hacerla más accesible, pero a veces se pasa de revoluciones con esas licencias creativas, como cuando somos testigos de una persecución en coche por las calles de Moscú que rompen un poco con esa ilusión de "demasiado loco para ser cierto".
Píxels y música soviética
Hablando de Moscú, evidentemente el equipo no pudo pisar Rusia en ningún momento, y casi todo está rodado en Reino Unido. La transformación es bastante resultona aunque en varias tomas se note un poco el cartón piedra digital. Pero lo compensa con creces dejando que el 'Tetris' forme parte de la película, estilísticamente hablando. El videojuego en cuestión impregna toda la cinta al introducirse transiciones coloridas en 8 bits, utilizando en ocasiones terminología como los niveles para dividir la trama, y sobre todo con la genial banda sonora de Lorne Balfe, que juega constantemente con la pegadiza música del videojuego en diferentes estilos para contagiar el ánimo de la escena. Imposible de quitársela de la cabeza.
'Tetris' es una de esas películas, como lo es también 'Air' de Ben Affleck (que también se estrena pronto), que ponen en valor todos los entresijos detrás de un fenómeno como fue el videojuego de puzzles que, efectivamente, conquistó a grandes y pequeños de todo el mundo, como predijo Henk Rogers. Como prácticamente todos habremos echado alguna vez una partida, descubrir cómo llegamos a tener ese cartucho en las manos o esa recreativa en el bar de nuestro barrio es tremendamente satisfactorio. Merece mucho la pena dejarse sorprender por una historia como esta. Y la industria de los videojuegos está llena de ellas.
'Tetris' está disponible en Apple TV+.