Las películas de la mafia llevan con nosotros prácticamente desde que el cine es cine. 'The Black Hand', la primera cinta del género que ha sobrevivido hasta nuestros días, data de 1906, apenas 20 años después del primer filme que se conserva oficialmente. Durante estos casi 120 años de relación, el género de la mafia nos ha ofrecido auténticas obras maestras que avivaron nuestra pasión por esta industria: 'El Padrino', 'Uno de los nuestros', 'Scarface', 'Los intocables de Eliot Ness', 'Érase una vez en América'... Incluso en su traslado a la televisión demostró su potencial con una joya como 'Los Soprano'.
Todo amante del cine debería rendir pleitesía a este género como si precisamente de un matón se tratara. Pero como bien decía Michael Corleone en la escena más desgarradora de 'El Padrino: Parte II', "los tiempos cambian". En los últimos años, las películas de la mafia han perdido impacto, influencia, vitalidad y, por qué no decirlo, calidad. En gran parte porque todas se sienten en mayor o menor medida como un refrito de algo que ya vimos y disfrutamos en su momento, pero que ahora no queremos revisitar en nuevos productos.
Como en cualquier relación que se rompe por la rutina y la monotonía, no todo es culpa de una parte. Los gustos del espectador han variado, y ahora el público potencial de este tipo de películas o bien se queda exclusivamente con los clásicos de antaño, o bien prefiere un tipo de intrigas más del siglo XXI como las de 'Succession', donde los gánsteres son líderes de opinión multimillonarios.
Y claro, cuando aparece una propuesta a la vieja usanza como 'The Alto Knights', en la que se juntan leyendas del género como Robert De Niro y Nicholas Pileggi, protagonista y guionista de 'Uno de los nuestros', además de un célebre director como Barry Levinson, lo que hace 30 o 40 años supondría una segura nominación a los Oscar hoy se queda en tierra de nadie.

Ni siquiera se puede vender como el capítulo final del género teniendo en cuenta que, hace seis años, este pareció vivir su 'The Last Dance' particular con 'El irlandés'. Pero, ¿merece este epílogo la indiferencia por la que previsiblemente va a pasar en taquilla? La respuesta seguramente sea no, pero 'The Alto Knights' es presa de su anacronismo.
Una nueva vuelta a los orígenes
'The Alto Knights' no busca ser original ni salirse del redil. Es una película de mafiosos a la antigua usanza con todo lo que ello supone: hombres poderosos, emocionales y constantemente contenidos a la vez, jugando una pausada partida de ajedrez para hacer jaque mate a su rival. Solo que en este caso, las dos caras de la misma moneda están interpretados por un mismo rostro, el de un Robert De Niro tan sobrio y sereno en el lado del tablero de Frank Costello como extravagante e impredecible en el de Vito Genovese.
Se hacía extraño que, con la extensa filmografía que hay sobre la mafia, no se hubiera tratado hasta ahora uno de las historias reales más famosas en Estados Unidos, la guerra entre Vito Genovese y Frank Costello, dos capos de la misma Familia, y amigos entre sí, que terminaron a tiros (literalmente) por el poder.
No obstante, a pesar de un comienzo prometedor, con la figura de Costello como narrador al más puro estilo Henry Hill (Ray Liotta) en 'Uno de los nuestros', Nicholas Pileggi se queda lejos de lograr un guion tan redondo a la hora de establecer las relaciones entre los protagonistas y las motivaciones de sus acciones, aunque el montaje tampoco ayuda y puede ser la verdadera clave de que la cinta se vea en ocasiones confusa y difusa.

Lo que sí recae en Pileggi es la ausencia de escenas y frases memorables, algo muy común en las películas de la mafia. Si revisamos los grandes clásicos, todos nos dejan una oración inolvidable, un fotograma imborrable. Incluso 'El irlandés' tiene su "He oído que pintas casas". 'The Alto Knights' tiene puntos fuertes, pero ninguno pasará a la historia.
La película vive en un altibajo de interés constante, y funciona mejor como una historia de orígenes que como una película judicial, pero el valle central es demasiado hondo como para que todo aquel que no sea fan de la densidad que caracteriza a este género llegue a la última media hora realmente interesado.
Un hombre, dos papeles
El gran reclamo de 'The Alto Knights' y así lo ha vendido Warner Bros. desde el primer momento, reside en que Robert De Niro realiza una doble interpretación en una misma película por primera vez en su carrera. En un momento en el que los papeles duales están a la orden del día (de 'Kinds of Kindness' a 'Mickey 17' pasando por 'Severance'), De Niro ha sido el último en sumarse a este difícil reto.
Es admirable que, a sus 81 años, el actor siga queriendo asumir proyectos arriesgados dentro de la comodidad de un género que conoce a la perfección. De hecho, su versión de Frank Costello bien podría ser un conglomerado de escenas eliminadas de su papel como Frank Sheeran en 'El irlandés'. El mayor desafío lo tenía con la figura de Vito Genovese, un rol que hubiera sido tan perfecto para Joe Pesci que hasta De Niro parece haberse basado en lo que él habría hecho.

Unir a dos De Niro en una misma película y hacer que hablen entre sí es toda una experiencia para cualquier seguidor del doble ganador del Oscar. Y objetivamente, es lo mejor de la película, aunque solo fuera por el factor histórico: estás presenciando cómo uno de los ¿tres?, ¿cinco? mejores actores de la historia hace algo por primera vez. Además, la doble interpretación es tan contraria una de la otra en tonalidad, maquillaje, expresividad y gestualidad que merece todo reconocimiento.
El mío lo tiene, pero aun con esas, y siendo honesto, no sabría decir si la película hubiera mejorado con otro actor de renombre en el papel de Vito Genovese. Y solo el hecho de que haya una mínima duda al respecto me genera más incertidumbre.
Ambos capos, es decir, De Niro por partida doble, están bien rodeados por sus esposas, que aportan una energía diferente a la película, lo que se agradece en cierto momento. Son muy destacables las actuaciones de Joe Pesci y Kathrine Narducci como Bobbie Costello y Anna Genovese, respectivamente. La primera como la mujer doliente de buena familia que vive con miedo a que cada noche sea la última que ve a su marido, y la segunda como un huracán de pasión cuyo amor hacia un manipulador narcisista como Vito hace incontrolable.
El rol de las mujeres en las películas de la mafia siempre ha estado infravalorado. Nos quedamos con los grandes hombres que copan los pósters y las camisetas, pero madurar es darse cuenta de que no hay 'El Padrino' sin Connie Corleone y no hay secuelas sin Kay Adams.

Messing y Narducci pueden estar muy contentas con el resultado de su actuación y lo que puede suponer para sus carreras. No creo que Cosmo Jarvis opine lo mismo. Su papel como Vincent Gigante, el 'tonto útil' de Vito Genovese cae con suma facilidad en lo caricaturesco, y estaría bien saber si, de haber sabido el éxito que iba a tener en 'Shogun', habría aceptado ese papel tal y como estaba escrito.
Nunca lo sabremos, así como qué hubiera pasado si 'The Alto Knights' se hubiera estrenado en la década de los 70, la primera vez que comenzó a gestarse el proyecto. Por el contrario, llega en un 2025 en el que se ha convertido en una película de nicho. Porque el género de la mafia ya no es mainstream, ni interesa al gran público. Ha derivado en un producto reducido a unos pocos seguidores incondicionales, como sucede con el wéstern. 'The Alto Knights' es para ellos, y ellos sí lo disfrutarán. Quizás sea una de las últimas oportunidades que tengan de ver una megaproducción sobre la mafia en tiempo.
'The Alto Knights' ya está disponible en cines.