Lo primero que a uno se le viene a la cabeza cuando se enfrenta a 'The Bling Ring' es un nombre propio: Emma Watson. La nueva película de Sofia Coppola ha jugado la baza de que la popular actriz se quiera desentender poco a poco de su encasillamiento como Hermione Granger, y pese a que su papel está acertado, no es tampoco el redescubrimiento de la actriz, tanto como esta cinta no se acerca a la mejor realización de Coppola (a mi gusto, 'Lost in Translation'), y definitivamente, provoca la sensación de que el metraje de la cinta ha sido alargado hasta la saciedad porque la historia no tiene más donde sacar.
El filme nos pone en la premisa de la historia real de una banda de adolescentes llamada por la prensa como 'Hollywood Hill Burglars', que se hicieron con cierta fama al encadenar varios robos en casas de famosas como Paris Hilton o Lindsay Lohan, sustrayendo aproximadamente tres millones de dólares en objetos de valor entre 2008 y 2009.
La pandilla protagonista del filme la componen Katie Chang, Israel Broussard, Claire Julien, Taissa Farmiga y como no, Emma Watson. Este grupo de protagonistas destilan en todo momento un halo de superficialidad que tiene un doble filo: sí es cierto que en su conducta podemos ver cierta crítica a todo el mundo del famoso, glamour y modo de vida descerebrado y sin más metas que tener el nuevo bolso de la marca de moda, es también grave en el punto actoral, ya que todas las interpretaciones se quedan justo en eso: la superficialidad.
Por lo general, los personajes son algo sosos, en especial el encarnado por Israel Broussard, que siendo casi el principal hilo conductor del filme, lo que en un comienzo parece ser un chaval que puede enganchar al espectador, poco a poco vemos uno de los escollos más palpables del largometraje: sus personajes no avanzan. Esto provoca que, al no tener un especial apego por ninguno de ellos, no sientas que haya algo muy interesante que contar en pantalla.
Emma Watson, la chica que copa casi todas las fotografías de promoción, ofrece al igual que sus compañeros un personaje superficial tanto en la forma como en el contenido, y si bien sí que demuestra que no todo acabó en 'Harry Potter', no aporta tampoco lo que prometía, y aún siendo correcto, sigo pensando que en caso de tener que enseñar una cinta en la que no sea Hermione, mejor que escoja 'Las ventajas de ser un marginado', en lugar de esta producción.
Sofia Coppola intenta mostrar una crítica a la sociedad de consumo, la 'jet-set' de Hollywood, el modelo norteamericano de éxito, los excesos y el pseudo-glamour y lujo, y si bien en un comienzo parece que va bien encaminada, acaba zambullida en su propia temática, y en lugar de criticar, parece que se embriaga de todo ello, y acaba ofreciendo un largometraje que no sabe ofrecer nada memorable, cayendo en su propia trampa.
Esto provoca que hayan grandes retahílas de nombres de marcas, bolsos, zapatos y ropa, que veamos algunas escenas que parezcan anuncios (hay una específica con un perfume a cámara lenta que hace que quieras aprovechar para levantarte e ir al baño), lo cual acaba desviando la atención de su trama, la cual acaba dejando la sensación de que este hecho real, no daba para tanto.
El guión del filme se estructurará de una manera real y alarmantemente simple: la pandilla localiza la casa del famoso que quieren desvalijar por Internet, entran y roban, se van de fiesta, se drogran y echan fotos, y vuelta a empezar. Esto provoca una de las sensaciones más arraigadas en la película: el metraje se dilata en demasía. La cinta tiene una duración de unos 90 minutos, y no exagero cuando digo que en cada robo podemos estar contemplando durante cinco minutos como las 'fashion victims' de las protagonistas ojean ropa, hablan de cual es el mejor complemento o simplemente nos enseñan todo el fondo de armario de las celebridades.
Un artículo sí, pero una película...
Hay que tener en cuenta eso sí, que el argumento está basado en una historia real (extraído de un artículo de Vanity Fair de título 'Los sospechosos llevaban Louboutins'), y como está el patio, no es increíble el pensar que las verdaderas ladronas se comportaran como las protagonistas de la cinta, pero es por ello mismo, que al tratarse de un evento que realmente ocurrió y cuyos protagonistas están ahí, con vida, y con historias a sus espaldas, no llego a comprender el porqué no se les ha otorgado la profundidad suficiente para llegar mejor al espectador. Quizás echo de menos alguna explicación de porqué los protagonistas se comportan como se comportan, y echo de más tantos minutos gastados en probarse ropa y hablar de marcas de zapatos.
En definitiva, nos encontramos una película a la que la superficialidad se le va de las manos, con una historia que si bien no es merecedora de un Oscar, podía haberse enfocado de muchas maneras para hacerla más atractiva, pero que finalmente lo que muestra es un retrato de una pandilla de 'fashion victims', seguidoras de la vida fácil y únicamente interesadas por las vidas privadas de los famosos, y que nos deja con la sensación de que acabamos el filme como lo empezamos: sin conocer de dónde vienen, y lo peor de todo: sin importarnos a dónde van.