Las referencias son tan claras que 'The Disaster Artist' podría ser una de esas películas que interesa a unos pocos y pasa por encima del radar de la mayoría. Basada en 'The Room', una película de culto (no tan extendido en España) por ser, según a quién le preguntes, "la 'Ciudadano Kane' de las películas malas" y "la mejor peor película del siglo XXI". Un homenaje a lo 'Ed Wood' a su director, productor y protagonista, Tommy Wiseau, que creó en 2003 una película que sigue siendo un fenómeno del ridículo 15 años después. Y todo orquestado por parte de la pandilla de Judd Apatow, capitaneada esta vez por James Franco, que también dirige y protagoniza.
Puestos en contexto, habrá a quienes se les haga la boca agua al pensar en esta comedia, y otros darán por hecho que no es una película para ellos. Craso error.
Con 'The Disaster Artist', Franco consigue, con la ayuda del guión de Scott Neustadter y Michael H. Weber ('500 días juntos', 'Bajo la misma estrella'), partir de una historia muy concreta para alcanzar algo muy reconocible por todo el mundo y, sobre todo, con un relato tan divertido que uno podría salir con la mandíbula dolorida del cine.
Tommy Wiseau, el protagonista de esta farsa (que por cierto está vivito y coleando, y ha dado su visto bueno a la película) es un extraño hombre con acento de Europa del Este que asegura ser de Nueva Orleans y tener unos 20 años. No hay quien se lo crea, pero cuando lo dice, lo hace con la convicción de un niño pequeño que grita mentiras como para defenderse de la temida verdad. Así que los demás le siguen el rollo. Sobre todo el que será su mejor amigo, Greg Sestero (interpretado por Dave Franco, el hermano pequeño de James), cuando se muden juntos a Los Ángeles para hacer "como James Dean": comerse Hollywood.
Con una estructura simple, clara y concisa, la historia nos muestra cómo Greg se hace un pequeño hueco en la jungla de los actores (con su propio agente y algún que otro trabajo en publicidad), mientras que a Tommy solo le responden con negativas, cuando no con insultos y diciéndole que tiene la pinta de un "villano".
Al misterioso amante del cine no le quedará más remedio que gastarse un puñado de millones de dólares (de procedencia sin determinar) para producir su propia película, escrita por sí mismo (sin nociones de guión), dirigida por sí mismo ante un equipo incrédulo y otorgándose a sí mismo el papel protagonista (para demostrar que sus dotes para la interpretación son nulas). El cóctel para el fracaso. Este pobre diablo no haría nada si no fuera porque está tremendamente ilusionado por hacer cualquier cosa.
Como en toda buena comedia, en 'The Disaster Artist' están pasando muchas cosas, y el gag se puede ir desgranando en capas en todo momento. James Franco es el centro más brillante, gracias no sólo a lo complejo e interesante de su personaje (un hombre misógino, probablemente homosexual inconsciente de ello y enamorado de su mejor amigo, que acaba comportándose como un tirano cuando nadie le sigue la corriente; pero que en última instancia solo quiere hacer una película y que le quieran por ella), sino también a que está haciendo la interpretación de su vida. No solo imita a Tommy Wiseau, se transforma en él y evita por todos los medios simplificarle o parodiarle.
Ese era el gran riesgo de 'The Disaster Artist': convertirse en una parodia prescindible de 'The Room'; pero Franco siente tal fascinación por la figura del hombre que hay detrás de la mejor peor película de la historia del cine, que acaba haciendo una oda a la pasión, a la necesidad de permanecer, a las ganas de crear solo por el hecho de hacerlo.
Quizá consciente de que parodiar la parodia es imposible y no tiene interés ninguno, Franco se decanta por el homenaje. Pero no solo a 'The Room' (que, por cierto, no es necesario haber visto para disfrutar de esta, pero juntas sí hacen una sesión doble perfecta para noche de cine, amigos y alcohol). 'The Disaster Artist' es una canción por los tontos que sueñan. ¿Quién dijo 'La La Land'? La mejor película del año sobre Hollywood es esta.
Cameos y más cameos
Un "culo inquieto" que ha tocado todos los palos de la industria (para bien o para mal) acaba conociendo a mucha gente. En 'The Disaster Artist' se nota que la agenda de James Franco quedó ardiendo cuando se puso a llamar a amigos y conocidos para interpretar papeles pequeños, desde un director de fotografía cascarrabias y bastante cruel (Seth Rogen) hasta una profesora de teatro de ciudad pequeña (Melanie Griffith). Parece que nadie quiso perderse la fiesta: Alison Brie, Zac Efron, Josh Hutcherson, Sharon Stone, Hannibal Buress, Bob Odenkirk... Y la lista sigue.
Sin embargo, ninguno de ellos opaca a la pareja protagonista, cuya historia de amistad masculina entroncaría perfectamente en el cine de Apatow si no fuera porque James Franco, que sigue obsesionado con la homosexualidad en su cine, explora el ambiguo deseo por parte de Wiseau hacia su amigo.
Las estrellas invitadas sirven, como de costumbre, para que el espectador disfrute de los guiños y las caras conocidas, pero a la vez están cumpliendo otro cometido. Tanto ellos como los demás secundarios forman una imagen panorámica de lo que es una industria de cine: mucho más que famosos, un montón de personas muy trabajadoras dispuestas a dejarse la piel por cumplir sus sueños. Aunque sea aparecer de fondo en una película de serie B. Puede que 'The Disaster Artist' sea al fin y al cabo algo de nicho: solo para los que aman el cine por encima de todas las cosas.
Nota: 8
Lo mejor: Que sea un sentido homenaje y no una parodia
Lo peor: Quizá Dave Franco desluce un poco al lado de su hermano, que está poniendo toda la carne en el asador