Publicado en 1827, en 'Del Asesinato considerado como una de las Bellas Artes' el periodista y escritor decimonónico Thomas de Quincey presentaba, con el modo irónico que le caracterizaba, un ensayo de corte filosófico acerca de la moral y lo estético. Entre 1888 y 1891 tuvieron lugar los asesinatos de Whitechapel por parte de Jack el Destripador, considerados como uno de los sucesos más perturbadores de la era victoriana. Entre los dos hechos citados, el de la publicación de la obra de De Quincey y la puesta en vilo a Scotland Yard por parte del aún desconocido asesino, situó Peter Ackroyd la trama de 'Dan Leno and the Limehouse Golem', novela publicada en 1994, cuyos hechos sucedían en el año 1880.
En ella, una serie de asesinatos empiezan a perturbar la existencia de los habitantes del distrito de Limehouse, los cuales acaban adjudicándose a un Gólem que campa a sus anchas por las calles hasta que el caso es puesto en las manos del detective John Kildare (Bill Nighy), el cual se topa con el caso paralelo de una mujer, Lizzie Crane (Olivia Cooke), acusada de envenenar a su marido, y a quien debe salvar de morir en la horca, ya que parece conocer algo acerca de la identidad del asesino. El misterioso Gólem, que dejará pistas a las autoridades en el citado texto de De Quincey, acabará estableciendo el conocido juego del gato y el ratón con Kildare.
Juan Carlos Medina, quien debutó en 2012 con 'Insensibles', adapta la obra de Ackroyd sobre un guion que adapta Jane Goldman, a quien debemos los guiones de 'Kick-Ass. Listo para machacar', 'La deuda', 'X-Men: Primera generación', 'Kingsman: Servicio Secreto' o 'La mujer de negro', aferrándose a esta última y al espíritu de la Hammer para presentarnos una historia que bebe directamente del gótico, género al que 'The Limehouse Golem' rinde homenaje desde un primer momento.
Poniendo todas las cartas sobre la mesa desde su prólogo, la historia que dirige Medina viene muy bien envuelta por un diseño de producción que hace las veces de emplazamiento de inmersión en el Londres de finales del siglo XIX, donde los espectáculos de variedades y la podredumbre social que se huele en las calles son dos de los principales factores sobre los que se mueve el relato.
Jugando a ser una suerte de whodunit que no escatima a la hora de ponerse salvaje, la figura del Gólem será la que articule un mensaje que se mueve entre el fantastique europeo y el psychothriller, donde el espectador más avispado podrá vislumbrar ante sí un final que, si bien no consigue sorprender lo que debería, queda bien resuelto pese lo gratuito que puede resultar.
Gótico casi feminista
Pese a que Olivia Cooke y Bill Nighy se conviertan en los principales personajes de la trama, cabe destacar que el alma de 'The Limehouse Golem' es, en más de una ocasión, Douglas Booth, quien interpreta al Dan Leno del título de la novela original y que acaba articulando esa especie de leve mensaje feminista que Jane Goldman, la guionista, parece haber plasmado en el texto. Y es que Leno, pese al histrionismo que le caracteriza cuando sale a escena, refleja con sorna el rol de la mujer en la Inglaterra victoriana, con humor negro incluido y convirtiéndose en la clara antítesis del personaje de Cooke, la humorista acusada del asesinato de John Cree (Sam Reid), quien representa a la mujer emancipada que no quiere vivir a la sombra de un hombre.
En contraposición a Lizzie Cree, María Valverde es la encargada de interpretar a Aveline Ortega, cliché viviente en clave badass que funciona como secundaria roba escenas pese a que las intenciones de su personaje parecen no estar muy bien definidas en la teoría, algo que anda un poco en sintonía con las hazañas del Gólem de Limehouse, a quien conoceremos por su sombrero de copa (como si alguien estuviese diciéndonos que él estuvo antes que Jack el Destripador), y cuyo modus operandi digno de cualquier panfleto de obra pulp, es claramente un derivado de esta época contemporánea en la que priman los tópicos frente a la autenticidad que tendría una obra de la época de Arthur Conan Doyle, por ejemplo.
Pese al pastiche gratuito entre el gótico y el thriller (por no hablar de la reiterada mención a Karl Marx y George Gissing con el fin de querer otorgar autentididad al relato), 'The Limehouse Golem' sale indemne de la quema y acaba siendo un más que disfrutable ejemplo de cine de género.
Nota: 6
Lo mejor: Una ambientación extraordinaria y todos sus momentos más oscuros. Y Douglas Booth.
Lo peor: La (mala) forma en la que es llevado el misterio, que no acaba siendo sorprendente una vez llegados al final.