Menos es más, nada es todo. Nunca tuvo más sentido la máxima creativa de Nicolas Winding Refn que en 'The Neon Demon'. En su décima película, el infame realizador danés encuentra la historia perfecta para conjugar con su impecable estilo visual. Mientras que en anteriores propuestas, como 'Valhalla Rising' o 'Sólo Dios perdona', ese embelesamiento estético podía resultar vacuo, en 'The Neon Demon' potencia el fuero interno brillantemente. Gracias a esa coherencia entre forma y contenido, Winding Refn crea una de las experiencias cinematográficas del año y logra la sublimación de un estilo que ha ido mutando hasta alcanzar aquí su máxima expresión.
Jesse es la protagonista de este macabro cuento de inocencia corrompida. Esta joven -o adolescente- llega a Los Angeles con el sueño de hacerse hueco en el mundo de la moda, microcosmos que le recibirá con odio y deseo simultáneamente. Su arma más efectiva es la belleza de la que mana una inocencia terriblemente atractiva. Poco a poco, como modelo, se va adentrando en las fauces de un entorno basado exclusivamente en el narcisismo y las malignas envidias, pero su fiera interna le tiene reservado un destino lejano a la fagocitación. De forma evidente nos encontramos con los grandes temas de la película: la belleza y el egocentrismo, ambos dados de la mano con una fuerza irreversible. Conocemos a los personajes mirando su reflejo en el espejo, donde se analizan constantemente, y a través de los cuales llegan a mantener conversaciones sin focalizar directamente su mirada en el rostro del otro interlocutor. Dentro de esas dos masas de significado se despiertan el rechazo y la atracción, también soldadas de forma irremediable.
Winding Refn lleva a Jesse al límite, y cada vez que lo alcanza sigue empujando con unas consecuencias extremas. De hecho, cuando la película llega a un desenlace rotundo, el director prosigue con su reflexión con una serie de secuencias de poética desconcertante. En cuanto al aspecto visual, hay que reconocer que la técnica del danés es impecable, recurriendo a ese minimalismo nos deja icónicas imágenes, con esos triángulos, símbolos de la perfección, como meta del narcisismo consumado. Junto a la impoluta imagen, la música de Cliff Martínez eleva la composición audiovisual a una obra de arte. El asiduo colaborador de Winding Refn en el apartado musical tiene tanto protagonismo como los personajes principales, y en esta tercera colaboración alcanza el culmen de una fascinante relación profesional. La estimulante suma de estos factores ha perfeccionado el estilo de Winding Refn, que comenzó tratando de exponer la realidad cámara en mano con 'Pusher' y 'Bleeder', y ha ido evolucionando para mostrar sus inquietantes inquietudes con pausa, recreación y detalle. Lo cual no le ha impedido recuperar en 'The Neon Demon' reflexiones expresadas previamente, como las reprimidas expresiones internas del protagonista de 'Fear X' y la piscina vacía de 'Pusher III'. Inmensa sepultura del alma de sus personajes.
Entregado a las mujeres
Después de haber dirigido a Tom Hardy, Mads Mikkelsen o Ryan Gosling en algunos de sus mejores roles protagónicos, Winding Refn cede por primera vez el papel protagonista a una mujer. Elle Fanning, a quien hemos visto crecer en la gran pantalla desde que nos enamoró con 'Babel', pasa de la ternura a la depravación, de la inocencia a la soberbia. Jesse se convierte inmediatamente en uno de los mejores personajes salidos de la retorcida mente de Winding Refn, reteniendo y manifestando las obsesiones de un creador que tampoco esconde su narcisismo. La otra actriz destacada es Jena Malone, que protagoniza una escena realmente escatológica e inolvidable, y es la principal víctima de los encubiertos encantos de Jesse. Al mismo tiempo que esa sociedad vacía que se critica en la película convierte a víctimas en verdugos, sin depositar la bondad en ninguno de los bandos.
He de reconocer que sentí cierto pavor en los instantes previos a experimentar 'The Neon Demon', porque no sería la primera vez que su realizador me repele, pero esta vez me sumergí más que nunca en su psique creativa, repleta de vida artística.
Nota: 9
Lo mejor: Winding Refn se mete de lleno en el universo de la belleza perfecta, la cual no podía tener mejor manifestación que en las hipnóticas imágenes de este complejo creador.
Lo peor: Las reflexiones del danés no son para todos los públicos. De hecho, ni siquiera sus seguidores acérrimos pueden confiar en que siempre vaya a darles lo que esperan.