Tras protagonizar su debut como director en 'Adventures of Power', Ari Gold dirige una década después su segundo largometraje. Una irregular y desenfocada exploración de personajes sobre el ancla en el idealizado pasado familiar que construimos y en busca de una reliquia familiar del padre que parece poder ser el respiro, en muchos aspectos, que los familiares inmersos necesitan. El joven Ollie y su abuela Charlie Sway.
Presentada en el Festival de Los Angeles, 'The Song of Sway Lake' posee muchos de los elementos típicos y superficiales del cine independiente; aunque sabe encontrar un cierto tono de misterio y mano para los detalles que hacen que sigamos interesados en su historia y en que se desvelen los evidentes secretos que sus personajes esconden; ofreciendo una curiosa mirada entre el sombrío presente y el siempre idealizado y críptico pasado de la familia y del evocador lago que pone título al filme.
Ese juego de pasado y presente se evidencian en su yuxtapuesto montaje que juega con ese discurso del pasado idealizado de la familia y la desesperada búsqueda de ese prestigio y fortuna por parte de los familiares en su presente. En especial Ollie y su colega ruso, encarnados por Kieran Culkin y Robert Sheehan respectivamente.
Muchas ideas sin desarrollar
Un juego en apariencia fascinante que se viene abajo a causa de su torpeza narrativa; en especial al presentar ideas y relación entre personajes que no aprovechan ni las desarrollan para llegar a encontrar un factor relevante en su contenido principal. En especial, la falta de peso en lo expuesto de personajes en principio con gran presencia en el relato; como el adinerado compañero ruso (un sobreactuado y perdido Robert Sheehan) y lo desaprovechado de personajes como la criada cubana (Elizabeth Peña) y las fantasmagóricas presencias del padre de Ollie (Brian Dennehy).
A ello se añade un inevitable aire hipster y pretencioso en la relevancia que le otorga la añeja música jazz de los vinilos que tanto apasionaban al padre de Ollie y su valoración. Es cierto que tienen su relevancia en la trama (el objetivo es encontrar un preciado vinilo sin abrir en el que se encuentra la versión original de la canción sobre Sway Lake) pero no por ello evitan ese tufillo a gente culta y listilla que no hace más que distanciar al espectador de los personajes sin definir de la película; que ya de por sí deja elementos dramáticos sin desarrollar alrededor de sus personajes y ofrece otros que diluyen su principal virtud. Un digno aunque indefinido juego entre el misterio y el drama entre dos tiempos y la evocadora mirada que damos al pasado y el choque y conflicto de ello con la realidad de la existencia actual.
Nota: 4
Lo mejor: Contiene una mirada evocadora, melancólica y misteriosa sobre el idealizado pasado familiar y el conflicto entre los parientes sanguíneos y otros partícipes. Sabe sacar provecho a su principal escenario narrativo.
Lo peor: Deja muchas subtramas y personajes sin aprovechar y añade otras que apenas encuentran relevancia en el contenido principal, lo cual aúpan algunas discretas interpretaciones como la de Robert Sheehan.